Consiguieron seguir a la misteriosa figura que salía de Dustakhan con éxito. Esta
no parecía siquiera sentir que alguien estaba tras de él, como si solo siguiera órdenes.
También, se fijaron que arrastraba un saco lleno de algo que desconocían. De repente,
la figura se detuvo frente a un espacio de tierra que parecía haber sido removida. Para
evitar que los descubran, Dakari arrastró a Madi detrás de una piedra alta que sobresalía de la arena del desierto y les hacía las veces de muro, para su suerte.–Me pregunto quién será esa persona y qué hace fuera del castillo...–Susurró Dakari.
–¿Acaso los pupilos no tienen autorización de salir?
–No que yo sepa. Y ninguno lo había hecho antes...– De pronto se le ocurrió. ¿Podría ser Arlet? Con su posición privilegiada, ¿podría ella salir de los límites de Dustakhan para hacer cualquier encargo de los Altísimos? Su corazón se contrajo de dolor al recordarla a ella y a su cargo, pero se tranquilizó cuando Madi le afirmó lo contrario.
–No parece ser una persona.– Dijo mientras se asomaba por la piedra para observarlo mejor. Dakari la imitó al escuchar lo que había dicho.– Fíjate en sus movimientos. Son torpes y descoordinados. Casi parece...
–¡Uno de los mensajeros de los Altísimos! – Completó Dakari. Entonces, su mano enseguida estiró sus dedos para acariciar el mango del kathari que colgaba de su cinturón. Kaled se lo había dado cuando se preparaban para salir de la Congregación. Se trataba de una daga gruesa que en cuya empuñadura se encontraba un pequeño círculo de vidrio cóncavo.
–Es un arma mucho más sencilla de utilizar que el garag, justamente por ser más pequeña y portátil. Debes invocar tu estrella en tu mano mientras la empuñas. De esta manera podrás hacer que salga su lado más divertido en la batalla. Si no lo haces, siempre funciona como un bonito cuchillo.– Le había explicado Kaled mientras se la entregaba junto con el cinturón para después colocárselo por fuera de su camisa. Además de esto, también le habían colocado salu en los ojos, explicándole que era una medida de protección para sus ojos al estar en el desierto que precedía al bosque y, por supuesto, una manera de identificar a los suyos. Dakari tragó fuertemente
al escuchar esto ya que sentía que, por fin, pertenecía a un lugar y, más importante, a un grupo de buenas personas.El mensajero había vuelto a remover la arena del lugar y ahora arrojaba el contenido del saco dentro del hoyo que creó. Cuando volvía a tomar la pala para tapar el agujero, Dakari no toleró más la espera y salió corriendo del escondite.
–¡Dakari, espera! – Le susurró Madi, pero fue inútil.
Dakari ya se hallaba a la altura del mensajero y con un grito de ira lo había apuñalado por la espalda con el kathari al tiempo que invocaba su murua. Entonces, el vidrio se iluminó de verde y, aunque no pudiera verlo, sintió que algo empezaba a salir de la hoja de la daga. Cuando el mensajero cayó y no parecía tener intenciones de volver a levantarse, Dakari sacó la daga y pudo observar que lo que había hecho el arma cortante fue sacar púas de su hoja. Al dejar de invocar su murua las púas desaparecieron y, tal y como le había advertido Kaled, la daga volvió a parecer una normal.
–¡¿Estás loco?! ¡No vuelvas a actuar por tu cuenta! ¡Somos un equipo en este momento! – Pero Dakari no contestaba a sus reclamos. Tenía la mirada fija en el contenido de la fosa donde, irónicamente, había caído el mensajero después de que él retirara la daga. Madi vio su expresión de sorpresa y hasta de asco, por lo que volteó hacia el mismo punto y tuvo que usar la palma de su mano para tapar su boca y su nariz.
Allí abajo se encontraba una gran cantidad de cuerpos en descomposición y el olor que despedían era demasiado fuerte, como si hubieran cuerpos desde hace varios años. Por la impresión, Madi sujetó el brazo de Dakari con su mano libre. Ninguno de los dos se atrevía a romper el silencio. Dakari se dedicó a ver los rostros de las personas, o de los cadáveres, que allí reposaban, unos encima de otros, pero nada había preparado a su estómago para la sorpresa que se llevó al ver el rostro de una persona que creía conocer sobresalir por entre los demás cuerpos.
–Novu...– Logró susurrar antes de que cayera de rodillas y devolviera el poco contenido de su estómago. Ese joven que se encontraba allí era el verdadero Novu, los mismos ojos cafés, la misma tez bronceada y el cabello ligeramente rizado. Pero ese era a quién él nunca conoció en verdad. Mientras seguía observando los cadáveres, pudo ver rostros familiares que alguna vez le pareció ver rondando por los pasillos de Dustakhan. La tristeza y el dolor hicieron que sus heridas reclamaran su atención, como si agujas lo perforaran desde dentro. Madi se arrodilló junto a él y acariciaba su espalda para calmarlo, temiendo que tal vez vuelva a desmayarse o que la sitabhaya le
provocara otra crisis. Él, por su parte, dio un respingo al sentir su mano tocándolo, pero la caricia empezó a calmar también el dolor de sus cicatrices.–Cuando Sleg me engañó, se había disfrazado de un niño para ganarse mi confianza y luego lastimarme. Ahora lo entiendo...El disfraz que utilizó fue la piel, el cuerpo, de ese niño de allí.– Le dijo a Madi. Ahora que lo volvía a ver, lo identificó como niño; mientras que años atrás le parecía más un chico mayor. Eso le hizo recordar, de nuevo, el paso del tiempo, que él había pasado mucho tiempo de su vida encerrado allí...
–Será mejor que tapemos la fosa y sigamos con el plan, Madi.– Le dijo después de haber frotado su rostro para quitarse la impresión y calmarse.
–No hubiéramos tenido que trabajar el doble si no lo hubieras matado.– Dijo Madi en son de broma mientras se levantaba y buscaba la pala.
–Pero si no hubiéramos visto la fosa y los cadáveres nunca hubiéramos descubierto su secreto.
–¿Y ese es...?
–Los Altísimos se deshacen de sus pupilos llegado cierto tiempo.
*
Yannik y Lander se encontraban en el comedor al igual que muchos otros pupilos. Todos se habían mantenido ahí ya que hace varias lecciones que los Altísimos no se presentaban a estas, por lo que asumieron que podrían seguir descansando. Más de un pupilo se había acercado a Arlet para preguntar qué estaba pasando, pero ni siquiera ella sabía cómo contestar. Tampoco había visto a los Altísimos ni había recibido ninguna instrucción de su parte.
La verdad era que todos los Altísimos se mantenían en su reunión privada analizando lo que podrían hacer. Habían conseguido realizar una suerte de conjuro con el arcano conocimiento de Ác para que el murua que les hacía las veces de luz en su sala de reuniones expusiera lo que estaba sucediendo a los alrededores de Dustakhan en caso de que Dakari volviera. Todos mantenían su mirada sin ojos fija en el murua hasta que el cansancio invadió al más optimista de todos...
–Insisto en que debió haberse arrojado al cráter. ¡No hay ningún rastro de él y este trabajo me está dejando exhausto! – Se quejó Sleg mientras estiraba su triangular cuerpo de alguna manera Altísimamente incomprensible.
–Pues no estaríamos en esta situación de no haber sido por ti, Sleg.– Le espetó Gaiztaker entre dientes, no porque no quisiera que lo oyera, pero también se estaba aburriendo de contemplar la esfera de luz.
–¡Tú tampoco has ayudado mucho que digamos! – Le contestó Sleg, estallando de enojo.
–¡¿Cómo te atreves a compararme contigo?! – En ese momento se habían puesto ambos Altísimos frente a frente y sus gritos de rabia amenazaban con hacer caer la torre. Incluso las paredes habían empezado a dejar ver algunas grietas y pequeños trozos de los bloques de piedra caían de ellas. Todos los Altísimos tuvieron que interrumpir su observación para ir a separar a Sleg y a Gaiztaker, quienes empezaban a atacarse con muruas.
Como todos se habían alejado del murua central, ninguno advirtió cómo dos pequeñas sombras se acercaban a la puerta principal y una pequeña luz verde se posicionaba en esta para abrirla.
Para cuando volvieron a sus posiciones, todo estaba tranquilo en la entrada.
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La Estrella Verde de Dustakhan
FantasyDakari es un niño con un talento especial, por lo que para garantizarle la educación que merece, es llevado al internado de Dustakhan, liderado por los Altísimos. Sin embargo, con el pasar del tiempo descubre que los Altísimos avanzan más en su tare...