Capítulo XXX: "El salón estelar"

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Varios prototipos y varios intentos fallidos pasaron hasta que, por fin, alguien logró elevarse varios metros por encima del suelo. Después de unos ajustes técnicos por
parte de Kaled, todos en el salón de forjamiento lograron celebrar una parte de la
victoria. Durante la cena, Kaled hizo la demostración ante todos.

–En verdad, creo que para el poco tiempo que teníamos, el vimana resultó mejor de lo que esperaba.– Dijo mientras se colocaba una suerte de delgada muñequera conectada a un anillo en el dedo medio. En la parte de la palma ambas estructuras convergían en un complejo mecanismo que formaba en su centro un aro de metal. A simple vista, parecía algo simple, pero entonces, Kaled invocó a su estrella roja. El artefacto logró modificar de tal manera la estrella, que generó una gran propulsión y lo empezó a elevar. Todos se sorprendieron y lanzaron exclamaciones de alegría.

–Por el poco tiempo que tenemos no creo que se podrán producir tantos vimanas para todos. Tal vez solo para la brigada que se encargará del techo.– Comentó Kilian.– Si el tiempo está de nuestro lado, se podrían hacer más.

–Me parece buena idea. Aunque sería ideal que algunos miembros de la brigada de defensa tuvieran algunos: nos daría más opción de ataque considerando el tamaño de los Altísimos.– Dijo Madi.

–Haremos lo que podamos.– Prometió Lander inconscientemente. El grupo en el que había participado fue el primero en tener el diseño de los vimanas y se sentía muy orgulloso y ansioso de trabajar en ese proyecto.

–Creo que vamos por buen camino.– Dijo Kaled instalándose de nuevo en su lugar en la mesa y retirándose los vimanas.– ¿Y cómo han avanzado los demás grupos? Madi, ¿qué tal los de tu brigada?

–La mayoría de los estudiantes de la Congregación están en perfectas condiciones para pelear y los nuevos han mejorado bastante. La siguiente jornada empezaremos con la lucha con estrellas. Sabemos que lo mejor es no utilizarlas frente a esos seres, pero ante una emergencia es mejor que todos estén preparados.

Y así como lo había informado, lo cumplió. Todos los que estaban bajo su cargo se habían vuelto hábiles guerreros, casi tan talentosos como ella. Sonna en particular había desarrollado pasión por la lucha cuerpo a cuerpo, al igual que el sentimiento de que pertenecía a ese lugar. Ella y Madi hacían también un gran equipo al momento de pelear, aunque claro que no podía comparársele con el que ahora formaba cuando peleaba junto a Dakari. Tenían una conexión especial en el campo de batalla...

Eran muy notorias la sincronía y la armonía entre los movimientos de ambos. Sus mentes se volvían una sola sin necesidad de usar el cintane. La fusión que creaban las luces de sus estrellas era única. Los destellos celestes de Madi le daban un toque misterioso al verde de Dakari, mientras que la luz negra, en lugar de oscurecer el murua lo convirtió en un tono esmeralda simplemente único. La estrella y el murua volaban, se expandían y dejaban su rastro en el aire mientras se proyectaban para derribar a sus oponentes. Era muy difícil para los estudiantes derrotarlos, incluso en la lucha sin estrellas, pero eso solo significaba que tenían unos fuertes guerreros de su parte y que estaban preparados para despejar el camino de los pattedaris y que librarían a Arlet del oscuro plan de los Altísimos más pronto de lo que imaginaban.

Todos los preparativos quedaron listos. Ya solo estaban a un cambio de astros para partir hacia Dustakhan. La Congregación entera había decidido tomar un buen descanso y reunir energía para la pesada jornada que se les venía. Los pasillos quedaron desiertos salvo por un joven que deambulaba pensativo. Dakari no podía conciliar el sueño por la ansiedad que sentía de volver a ese lugar. Temía por la vida de sus nuevos compañeros. ¿Y si no lograban su propósito? ¿Y si no solo Arlet era despojada de su murua, sino la Congregación entera? Todo habría sido por su culpa por haberse escapado, por haber hecho público el conocimiento de las cosas que sucedían en Dustakhan, por no haber cedido nunca ante los Altísimos...

La Estrella Verde de DustakhanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora