Habían comentado la historia de Dakari y por más que quisieran creer que era solo un truco, cada vez se convencían más de lo contrario. Kilian y Kaled estaban barajando las posibilidades que tenían de defender a toda la Congregación de
Dustakhan y sus Altísimos de una buena vez.–Bueno, el muchacho se quedará con nosotros, eso es seguro.– Dijo Kilian.
–Sí, pero ¿sabes? Pienso que sería bueno que regresara y pudiera convencer a más gente de lo que están planeando esos fenómenos enormes. De esa manera tal vez tendríamos la ventaja de atacarlos desde dentro y ganaríamos en conocimiento del terreno.
–En eso tienes razón. Si son tan fieros como dice Dakari entonces necesitaríamos superarlos en número.
–¡Por favor, vengan rápido!
–¿La escuchaste?– preguntó Kaled.
–Es Madi. Vamos a ver que sucedió.
Dicho eso ambos salieron de la sala y corrieron hacia la habitación que Madi les había indicado en sus mentes. Al llegar la vieron parada a un costado de Dakari que yacía en la cama de la aquella estancia mientras ella tocaba con el dorso de la mano su cuello y frente. Después de su sesión de llanto acumulado, Dakari había caído en el regazo de Madi. Ella se había asustado por un instante, pero tuvo que reaccionar pronto. Como pudo lo cargó – o más bien lo arrastró – hasta una habitación que quedaba cerca. Logró tumbarlo en la cama y tomó el cintane que traía colgando
del cuello para tratar de hablarle. No esperaba una respuesta, sin embargo no perdía nada con intentarlo. Entonces, se contactó con Kilian y Kaled.–Está helado.– Le dijo a Kilian después de tocar sus manos.
–Después de haber pasado tanto tiempo en un lugar tan tenebroso, me sorprendería si no lo estuviera.– Comentó Kaled.
–Tienes razón.– Dijo Kilian muy serio.– De seguro contrajo algún tipo de enfermedad. Madi, ¿qué pasó antes de que se desmayara?– La aludida se puso nerviosa por pensar que pudiera haber sido culpa suya.
–Le mostré las prácticas de estrellas y le dije que no debía sentirse mal por la suya, que él solamente era único y no defectuoso. Comenzó a llorar y después de un tiempo cayó inconsciente.– Respondió, tratando de no tartamudear.
–¿Dices que lloró? – Preguntó Kaled.
–Sí.
–Debe ser sitabhaya, entonces. Se lo conoce también como "el frío del alma". Suele ocurrir cuando una persona retrae sus sentimientos por mucho tiempo. Según lo que nos contó, debió haberlo contenido hace años...Puede que tarde un tiempo en despertar.– Mencionó Kilian mientras revisaba el corazón y los ojos de Dakari con su estrella anaranjada que le permitía oír sus latidos y lo iluminaba al revisar sus pupilas. Si Dakari hubiera estado consciente le parecería extraña y fascinante la manera que tenían estas personas de manejar el murua.
–¿Cómo se recuperará? – Preguntó Madi preocupada.
–Por lo general despiertan solos, pero siempre deben estar acompañados. Recuerdo el sentimiento...– Dijo Kaled con un suspiro.
–Si alguien que padece sitabhaya se encuentra solo es probable que nunca despierte. También es importante mantenerlo abrigado. Kaled sufrió del frío del alma cuando nuestros padres murieron, le tomó un tiempo despertar. Iré a ver que más puedo encontrar para facilitar su recuperación, pero alguien debe cuidarlo.– Volteó a ver a Madi y una sonrisa bufona se dibujó en su rostro viéndola tan concentrada.– Gracias por ofrecerte, Madi.
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La Estrella Verde de Dustakhan
FantastikDakari es un niño con un talento especial, por lo que para garantizarle la educación que merece, es llevado al internado de Dustakhan, liderado por los Altísimos. Sin embargo, con el pasar del tiempo descubre que los Altísimos avanzan más en su tare...