Capítulo III: "Defectuoso"

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Después de la instrucción de la Altísima Isbelia, todos se quedaron sentados en sus puestos esperando a que el siguiente Altísimo apareciese para la lección. Dakari se quedó procesando lo poco que había logrado captar de esa lección de la Altísima y ya se preocupaba por lo que debería comprender de la siguiente. Aparentemente, se les instruía a aquellas personas con el poder del murua para poder separar a los
astros que se habían quedado pegados. Ni siquiera los Altísimos comprendían por qué ambos astros habían decidido abrazarse eternamente, pero su raza se había propuesto separarlos a como de lugar, ya que sabían que eso no era normal. Sin embargo, descubrieron que los únicos capaces de hacerlo eran ciertos humanos que poseían el poder. Un humano les había enseñado y, al fallecer este, los Altísimos se vieron en la tarea de buscar a humanos que compartieran el poder, instruirlos y finalmente que consiguieran separar los astros.

Por algún motivo que se le escapaba, no lograba fiarse al cien por cien de esa historia. Dakari le atribuyó su desconfianza a que, como él no conocía nada del mundo, le parecía demasiado maravillosa. Allá en su pequeña aldea todo giraba en torno a la supervivencia de la comunidad, las alianzas entre las familias de los líderes y alguna que otra leyenda de almas en desgracia que robaban a niños pequeños que se portan mal. Dio un respingo cuando escuchó los pasos del Altísimo dentro de la sala en donde estaban y dejó de añorar la cálida fogata de su hogar que se encontraba más allá del extenso valle en el que se ubicaba el castillo.

–Muy bien, jóvenes... Tendremos la lección de expansión de muruas así que prepárense.

Siguiendo la orden, todos los niños se pararon y entrelazaron las manos con las palmas hacia arriba para poder invocar sus muruas. Qué alivio, pensó Dakari, al ver que al menos en la postura de sus manos no había distinción con los demás niños. El Altísimo empezó a caminar puesto por puesto revisando los muruas de cada uno. Lo que Dakari ignoraba era que todos los muruas que se estaban exponiendo eran de un mismo color y por ese motivo es que tragó fuertemente saliva cuando el Altísimo se detuvo ante él. Sentía, ya que no podía verlo, que estaba con el ceño fruncido.

–¿Y esto qué significa...?– Susurró para sí mismo el Altísimo con la voz tétrica característica de su raza al ver la luz verde que levitaba sobre las manos de Dakari.

–¿Acaso hice algo malo, señor?– Preguntó Dakari, con un poco más de impaciencia que miedo reflejado en su voz y ojos, aunque la diferencia era mínima. Ya se había acostumbrado en menos de una jornada a que todo lo que hacía fuera catalogado como malo o incorrecto.

–¡Me va cambiando el tono, joven!– Le advirtió el Altísimo dejando de lado el extraño murua verde que levitaba sobre las palmas de Dakari y enfocándose más en la aparente falta de respeto de este último.

–Discúlpeme, señor...– Respondió Dakari en un susurro, ya que recordó que no se podía levantar tanto la voz ante los Altísimos.

–Será Sar Rache para futuras ocasiones, joven Dakari...– Dijo el grandísimo ser. El joven aludido asintió con la cabeza lentamente mientras su cabello tapaba sus ojos irritados y vidriosos.– Y no se preocupe por su murua defectuoso. Nosotros nos encargaremos de componerlo y guiarlo en la dirección correcta...– De nuevo, finalizó con una sonrisa llena de dientes macabros mientras una silenciosa lágrima traicionera se deslizaba sobre la mejilla del niño.

Acto seguido a esto, prosiguió con la lección. Dakari trataba de seguir el ritmo, pero no podía evitar sentirse mal por cómo se había dirigido el Altísimo Rache hacia su murua. Los ojos se le empañaban, pues recordaba toda la alegría que había provocado en sí mismo y en su familia cuando esa pequeñísima luz verde apareció en sus manos. Las sonrisas y las felicitaciones...Todas habían sido en vano ya que su murua era defectuoso. Además, tampoco podía evitar sentir aquel escalofrío en la espalda cuando el Altísimo dijo que lo iban a componer.

La Estrella Verde de DustakhanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora