🐱 17 🌙

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—¿Quieres vino? ¿Un masaje?

—A ti... Mejor dicho, una parte de ti... Esta... —Tocó la entrepierna del alfa. —En mi boca...

—¿Puedo tener lo mismo?

—Nunca lo hice... Me pone nervioso...

—Te quito los nervios con mi lengua...

Cayeron a la cama completamente desnudos, ya agónicos. Louis tomó la iniciativa, besando con furia el cuerpo de su alfa, y dejando su vergüenza de lado, se giró.

—Alfa... ¿de lado? ¿O encima tuyo?

—Encima por favor...

—No me atrevo...

Pero Harry no le dio tiempo. Lo tomó por las caderas y lo sentó en su cara, mientras escuchaba gemir a Louis de la sorpresa.

Estaba en el cielo, tener así a su omega era uno de sus sueños. Tenía total acceso a esa parte deliciosa de su cuerpo que lo enloquecía. Amasó las nalgas con furia, las abría y cerraba, haciendo que el lubricante comenzara a deslizarse por los muslos. Con su lengua siguió su camino hasta la fuente, hasta el agujero completamente mojado, y enterró su lengua en él, chupando como un demente, descontrolándose por momentos.

Sobre todo cuando Louis, ya entregado absolutamente al placer que estaba sintiendo, no dejaba de tantear el anillo rosado del alfa, dudando si entrar o no, y mientras lo decidía lamía todo a su paso.

Solo se escuchaban gemidos en esa habitación, no sabían si disfrutaban más por lo que estaban haciendo o por lo que estaban recibiendo.

Harry tenía toda su cara y su pelo lleno de untuoso líquido, y podría parecer un exceso, pero si fuera por él, estaría en una bañera sumergido ahí eternamente. Realmente amaba todo, el olor y el sabor de Louis era más que perfecto, jamás sintió algo parecido. 

Intentaban no terminar, poder alargar lo máximo posible el momento, y al mismo tiempo, sabían que era imposible porque estaban demasiado estimulados, porque disfrutaban excesivamente de dar y recibir placer, se habían acostumbrado a la dualidad de ser generosos y egoístas con su deseo, y es que solo entre ellos existía esa confianza, esa familiaridad, esa intimidad, esa facilidad de dejarse llevar, de dejar que el otro experimentara en su piel.

Lo entendió Louis, cuando se rindió a sus sensaciones, abriendo aún más sus piernas y comenzando a frotarse suavemente, indicándole así a su alfa dónde quería más intensidad. Lo entendió Harry cuando se permitió disfrutar de los dedos de su omega abriéndolo por primera vez, con delicadeza, con cuidado, enseñándole que tenía derecho a entregarse sin reservas, porque estaba seguro.

 Estaban en casa.

Como si se hubiesen puesto de acuerdo, avisaron con un gemido más alto que los demás que estaban llegando a su orgasmo, y aceleraron los movimientos, haciéndolos más erráticos al mismo tiempo, hasta quedar los dos con sus mejillas rebosantes de semen, que tragaron como si fuera el premio más importante de sus vidas. 

Incapaces de moverse, se quedaron en esa posición, con sus cuerpos relajados, con sus cuerpos que no les pertenecían, porque eran del otro, de su compañero.

Louis, unos minutos después, salió con cuidado de no aplastar a Harry, y se acomodó a su lado, necesitaba sus brazos, sus besos, su mirada, sus mimos.

—Alfa... —Suspiró. —¿Te gustó?

Harry sonrió con los ojos cerrados. —Podría vivir entre tus piernas ojitos... No sé cómo viví sin ti antes, o cómo pensé que se disfrutaba el sexo... Qué equivocado estuve todos estos años...

My Best Friend, History Omegaverse Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora