𝟜𝟙

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Yo intentaba decir algo, pero por más que lo intentaba, las palabras no salían.

—¿____? ¿Estabas por irte? Discúlpame la demora, fui a comprar algunas cosas.— habló.

Yo solo la miraba, no podía creer que todo este tiempo me estuvo mintiendo.

—¿Lloraste? ¿Está todo bien? Te noto muy callada.— dijo preocupada.

—¿Por qué?— murmuré y me miró confundida.— ¿Por qué me estuviste mintiendo todo este tiempo?

—No te entiendo, hija.— respondió.

—Desde que se murió papá, todo el tiempo me estuviste echando la culpa de su muerte, usando la excusa de que se avergonzaba de mí, pero todo fue mentira.— alcé la voz.

—____, puedo explicártelo.

—No mamá, no tienes que explicar absolutamente nada, todo está explicado en la carta, gracias a ti creí que mi papá tenía el mismo pensamiento que tú, pero nunca fue así, él si supo respetar mi decisión y me apoyó, algo que tu nunca hiciste y nunca harás.— reclamé.

—Es que tú no me entiendes, si te pusieras en mi lugar...

—Lo único que a ti siempre te importó es tu estúpida imagen de la abogada perfecta, te importaba más el que dirán que tu propia hija.— interrumpí.— ¿Tanto me odias, mamá?— pregunté mientras mi voz se cortaba.— ¿Tanto que me metiste la idea de que papá se mató por mi culpa y no por el cáncer?

Ella se quedó en silencio por unos minutos, yo no esperaba ninguna respuesta de su parte, solo la miré más decepcionada de lo que ya estaba y me fui.

Pedí un taxi y le di la dirección del depa de Sam. Estaba lejos así que me demoré casi una hora en llegar. Le escribí a Sam que estaba afuera y ella salió.

—¿Cómo te fue?— cuestionó y la abracé mientras comenzaba a llorar.

Yo odiaba que me vean llorar, pero eso no me importaba en estos momentos.

—Hey, tranquila.— dijo mientras me abrazaba más fuerte.— Ven, entremos.

Ingresamos a su departamento y ella me dio un vaso de agua.

—¿Quieres hablar de lo que pasó ahora?— preguntó y negué.— Entiendo linda, hoy no haré stream.— avisó.— Quiero estar contigo.

Sonreí, gracias a ella me sentía un poco mejor.

—Solo quiero descansar.— comenté.— Fue un día muy cansado física y emocionalmente.— exclamé.

Sam se levantó, agarró mi mano y me llevó a su cuarto. Me senté en la cama mientras ella buscaba algo en su clóset.

—Ten.— dijo mientras me entregaba una playera y un short.— Hoy te quedarás aquí.

—¿Segura?— cuestioné y asintió.

Fui al baño y me cambié para estar más cómoda. Cuando salí, Sam también se había cambiado.

Nos echamos juntas, apoyé mi cabeza en su pecho y ella me abrazó.

—¿Sabías que te quiero mucho?— habló.

—Sam, me lo dices todas las veces que nos vemos.— recordé.

—¿Tú me quieres?

—Esa pregunta me ofende.— me hice la indignada.— Pero sí, sí te quiero.— respondí.

Ella se separó de mí y dejó un beso en mis labios.

—Me alegra saber que sientes lo mismo que yo.— comentó para volverme a abrazar.

Yo no respondí, lo único que hacía era disfrutar de este momento, sabía que estaba escogiendo a la persona correcta.

Solo las dos (Rivers x tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora