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Me desperté, revisé mi celular y aún era temprano. Sam me seguía abrazando mientras dormía, estaba tan cerca que noté que es mucho más bonita, no podía dejar de mirarla.

Ella se empezó a mover así que aparte la mirada, como era temprano me volví a dormir.

—____, despierta, ya hice el desayuno.— susurró Sam mientras me movía un poco.

—Cinco minutos más.— pedí.

—No, ya es tarde, tienes que comer.— susurró más cerca y me levanté de mala gana.

Ella se fue del cuarto y yo aproveché para cambiarme. Salí y vi que estaba en su celular, Sam me vio y sonrió.

—Para ti, hice una ensalada de frutas, ¿está bien?— preguntó y asentí.

Iba a sentarme a comer hasta que alguien me llamó, me alejé del comedor y contesté la llamada, era Ama.

—Wey, ¿dónde estás? Estoy en tu casa porque hoy tienes que ir al hospital, para que te den un chequeo.— recordó apenas respondí.

—Me olvidé por completo de eso, estoy con Sam, pero desayuno rápido y voy al hospital.— avisé y colgué la llamada.

Regresé a la mesa para decirle a Sam que tenía que ir rápido al hospital, ella se ofreció a acompañarme y yo no tenía ningún problema.

Al terminar de desayunar, Sam se alistó rápido, pedimos un taxi y nos dirigimos a nuestro destino.

Agradecí que el taxi no se haya demorado mucho porque llegamos justo a tiempo, Sam tenía que esperar afuera del consultorio.

—Buenos días, ____.— saludó la doctora.— Espero que en estos días tu alimentación haya mejorado, vamos a comenzar a revisarte.— comentó.

Me hizo un examen de sangre para ver cuanto tenía de hemoglobina, los resultados estarían en una hora aproximadamente. Era el momento de pesarme y eso no me gustaba.

—Quítate los zapatos y párate aquí.— indicó.

Me paré encima de la balanza y no quería ver cuanto salía.

—La primera vez que te pesé, tenías 38 kilos.— recordó.— Ahora, pesas un poco más de 40 kilos, para ser pocos días esto esta perfecto.— sonrío.

Al escuchar eso, tenía ganas de llorar, para mí 38 era bajo, saber que subí 2 kilos era lo mejor, para algunos puede parecer poco, pero para mí era bastante.

La Dra. García terminó de hacer otras cosas y yo debía esperar los resultados del examen.

Salí y fui corriendo a abrazar a Sam, por ahora iba mejorando poco a poco.

—¿Esto quiere decir que todo está bien?— preguntó mientras yo me aferraba a ella.— Quiero estar contigo.— comentó y yo la miré confundida.— O sea, durante todo este proceso, te quiero acompañar.— aclaró.

—Me encantaría, me pone feliz saber que cuento contigo.— hablé y la volví a abrazar.

Pasó una hora y me entregaron los resultados. Mi hemoglobina aún no estaba normal, a pesar de eso no me desanime.

Fuimos al parque, le invité a Sam un helado como agradecimiento. Estábamos caminando, hasta que sentí que alguien me abrazó por detrás.

—Hola.— dijo y reconocí la voz.— Andaba paseando y te vi, ¿estaban ocupadas?— contó Fiorella.

—Sí, estábamos ocupadas.— respondió Sam.

—Hola, Rivers.— saludó Fiorella.— ¿Y de dónde vienen?— ahora se dirigió a mí.

—Del hospital...

—¿Te pasó algo? ¿Está todo bien?— interrumpió antes de que le explicara las cosas.

—Sí, solo que...

—¿A poco no sabes? Seguro aún no te tiene confianza.— interrumpió ahora la rubia y Fiorella la miró sin entender nada.— Si no te lo ha dicho es por algo, tal vez más adelante te lo diga o tal vez no.— explicó Sam.

Por alguna razón sentí que la presencia de Fio era incómodo para Sam. Por algunos minutos ambas se miraban raro.

—Bueno, yo ya me voy.— dije para salir de ese momento incómodo.— Cuídense las dos, las veo pronto.— me despedí.

—Espera.— dijo Fio.— ¿Tienes algo que hacer ahora?— cuestionó y negué.

—¿Quieres pasar la tarde conmigo?— preguntaron ambas al mismo tiempo.

Yo comencé a reír nerviosa, las dos me miraban esperando una respuesta, ¿con quién debía irme?

Solo las dos (Rivers x tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora