𝟚𝟠

1.5K 101 1
                                    

Hoy tenía tres cosas importantes que hacer, primero hablar con Fiorella, segundo hacer las miniaturas de Osvaldo y tercero esperar a Sam.

Ya estaba afuera de la casa de Fio y no me atrevía a tocar la puerta, luego de esperar un poco al fin me animé.

Me abrieron al instante, Fiorella estaba más arreglada de lo normal.

—Vamos a otro lugar, mi mamá está aquí y no quiero que te vuelva a incomodar.— murmuró y salió rápidamente.

Agarró mi mano y me llevó a un parque que estaba cerca de ahí.

—Por favor dime la respuesta ahora, no puedo esperar más.— pidió apenas nos sentamos en una banca y suspiré.

—Fio yo, no sé lo que siento.— hablé.— No sé que hacer.— confesé.— Seguiré el consejo de mi mejor amiga, intentemos salir como algo más, nada oficial aún.— expliqué.— Si me doy cuenta que no siento lo mismo, te lo diré porque no quiero lastimarte, por favor te pido que no te ilusiones, ¿sí?

—Sí, no te preocupes.— habló emocionada y me dio un abrazo.— Ven, vamos a nuestro lugar especial.— comentó y yo me quedé pensando en cuál era nuestro lugar "especial".

Luego de varios minutos, llegamos a la plaza, sinceramente nunca vi la plaza de esa manera.

Pasamos toda la mañana juntas, haciendo diversas actividades, la dejé en su casa y regresé a mi departamento.

Cuando ya estaba en mi depa, le escribí a Osvaldo para que me pasara las fotos. Se tardó un poco en responder y me mandó las fotos.

Antes de hacer las miniaturas, comencé a cocinar, hice sopa de verduras a pesar del calor, pero no tenía mucha hambre y era lo único que se me antojaba.

Tomé rápido la sopa para después empezar con las miniaturas. Al terminar, Sam me avisó que estaba cerca, limpié un poco antes de que llegara.

Cuando escuché el timbre, me arreglé un poco y abrí.

—Hola, pasa.— dije y me hice a un costado.

—¿Qué andabas haciendo?— cuestionó.

—Limpiaba.— contesté.— ¿Ocupas algo?— pregunté y negó.

—Toma.— habló mientras me daba una cajita.

Saqué lo que estaba dentro de la caja y eran dos collares.

—No sabía cual te gustaría más, escoge uno y el otro me lo quedo yo.— explicó con una sonrisa.

—Este me encanta, lo llevaré conmigo siempre.— comenté.

—Yo me pondré este y también lo llevaré conmigo, no uso muy seguido collares pero este será como mi amuleto de la suerte.— confesó y sonreí.

Sam colocó mi cabello a un costado y con algo de torpeza me puso el collar, luego yo hice lo mismo.

—¿Nos podemos tomar una foto?— preguntó nerviosa.— Si no quieres lo entiendo wey, no hay problema.— agregó rápido, reí y acepté su propuesta.

Sacó su celular, Sam se pegó mucho más a mí y tomó la foto, volteó a verme y puso un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

—Así está mejor.— susurró.— Deberías de enseñar lo linda que eres.

Esas palabras hicieron que me sonroje un poco, volvió a tomar la foto, se separó de mí y volvió a sonreír, ¿por qué me gustaba tanto que lo haga?

Solo las dos (Rivers x tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora