𝟚𝟝

1.8K 118 4
                                    

Comencé a reír nerviosa y a jugar con mis dedos, ¿por qué Sam siempre me ponía así?

—¿Es otra broma, no?— pregunté y suspiró.

—Yo no estoy bromeando, wey.— aclaró.— Estoy celosa, no sé porque te cuesta tanto darte cuenta.— se quejó.

Iba a responder pero la atracción terminó y teníamos que bajar. Sam decidió acompañarme a mi casa, pero durante todo el transcurso no me atreví a decir nada. Llegamos y la invité a pasar.

—Me quedaré hasta las 11:30, Félix quiere que esté en su depa a las 12, si llegó tarde se molestará.— explicó y la miré muy mal.

—¿Quién es él para ponerte un horario?— hablé un poco enojada.— Ya eres una adulta Samantha, no puedes dejar que alguien más controle tu vida.

—Es mi pareja.— recordó.

—¿Y? Por se tu pareja no significa que tiene que controlar a que hora tienes que llegar, simplemente le puedes decir que estás con una amiga y ya, wey.— respondí.

Ella no dijo nada más, el ambiente de nuevo se tornó incómodo.

—Por lo de hace rato, olvídalo.— pidió.— Solo fue una broma y ya, no me hagas caso.

—Está bien, supongo.— dije.— ¿Qué planes tienes en estos días?— cambié de tema.

—Iré a Nueva York pasado mañana, ¿tú qué planes?— cuestionó ahora ella.

—Nada, solo esperando a que Osvaldo me confirme si haré sus miniaturas o no.— conté.— Espero que por lo menos le haya gustado lo que hice.— hablé.

—¿Ese pendejo no te ha dicho nada?— cuestionó y negué.— Deja lo llamo, ese wey está despierto hasta las tres de la mañana.— contó, llamó a su mejor amigo y él respondió rápido.

—¿Qué pasó, men?— se escuchó del otro lado.

—____ me acaba de decir que aún no la llamas, cabrón.— dijo Sam.— ¿Acaso no piensas llamarla?

—Me llamas en el momento preciso, no pude ver su ejemplo porque estuve ocupado.— explicó.— Lo revisé hace unos minutos y me gustó, desde ahora ella hará mis miniaturas.

Cuando escuché eso Sam hizo un pequeño festejo y yo sonreí.

—Me alegro que la contrates mojón, igual si no la contratabas te metía unos buenos vergazos.— amenazó la rubia.

—No mames, te estoy diciendo que si la contrate y me sigues amenazando.— se quejó Osvaldo.— Igual le avisas a tu amor imposible que...

Sam quitó el altavoz rápidamente cuando su mejor amigo dijo eso, las dos cosas se me hicieron raras, ¿por qué Osvaldo dice que soy el amor imposible de Sam?

Después de unos minutos, ellos se despidieron y Sam colgó la llamada.

—Es hora de irme.— avisó.— Ya te expliqué el por qué no me quedo más tiempo.— recordó.

—Sí, por ese pendejo que te controla.— exclamé.— Te acompaño a la puerta.

Nos dirigimos hacia la puerta ella me abrazó y me dio un beso en la mejilla y otro en la frente, eso hizo que me sonroje.

—Adiós, nos vemos mañana.— se despidió con una sonrisa.

Yo solo me quedé observando como se iba, ese gesto hizo que me pusiera nerviosa y feliz a la vez, es raro todo lo que Sam me hace sentir.

Solo las dos (Rivers x tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora