𝟚𝟚

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Seguía sin responder su pregunta, solo miraba sus ojos, ahora me doy cuenta de que son muy lindos.

—Era broma.— exclamó y se separó de mí, yo empecé a reírme nerviosa.— Hubieses visto tu cara, wey.— se burló.

Dejé ese tema de lado, al terminar de preparar los tacos, alguien llamó a Sam.

—¿Bueno?— habló ella.— Va, ya bajo.— respondió y colgó la llamada.

—¿Esperabas a alguien?— cuestioné.

—En la mañana, Osvaldo me dijo que vendría, pero al final me canceló el plan, eso me recuerda a alguien.— comentó.

—Pensé que olvidaríamos ese tema.— murmuré.

Ella salió, me entró una llamada y saqué el celular, vi y era mi "mamá", no contesté, por ahora no tenía ganas de conversar con ella.

Escuché que Sam ya había llegado así que guardé mi celular.

—Hey, ____, ¿cómo andas?— saludó Osvaldo.— Aquí vengo a visitar a la chaneque.— habló y me burlé por ese apodo.

Le ofrecimos tacos y él aceptó, nos sentamos los tres y empezamos a comer tranquilos.

—____ tenía algunas preguntas sobre mi ship con Ari.— contó Sam de la nada.— Estaba celosa.— bromeó.

—Eso no es cierto.— me quejé.— Ella cree que le gusta a todos.

—¿A poco también quieres que Rivers coquetee contigo?— se burló Osvaldo.— Yo te ayudo con mucho gusto.— propuso.

—Pues sí, ¿por qué no?— seguí el juego, noté que Sam dejó de reírse por un momento.

—Listo Rivers, ya tienes una nueva pretendiente.— celebró Osvaldo.

Luego de algunas bromas más, decidimos cambiar de tema.

—Wey, les cuento que ya no tengo quien me haga las miniaturas de YouTube.— comentó algo preocupado.— La persona que lo hacía últimamente anda muy ocupada y no puede enfocarse al 100%.

—Ella puede hacer tus miniaturas.— Sam me señaló.— Valdo paga muy bien así que no te puedes quejar.

—¿Qué? Yo ni siquiera sé como se hacen.— comenté.— ¿A ti te gustaría que haga tus miniaturas?— le pregunté a Osvaldo.

—Primero me puedes mandar un ejemplo, si me gusta serás la encargada de hacer mis miniaturas.— respondió él.

—Bien, pero no aseguro que será lo mejor, es la primera vez que lo hago y que lo intentaré.— aclaré y ellos asintieron.

Los minutos iban pasando y cada vez más se hacía tarde, Osvaldo se tuvo que despedir de nosotras y se fue.

—¿No crees qué es demasiado tarde para qué te vayas?— preguntó la rubia preocupada.

—Puedo pedir un taxi, no creo que me pase algo si voy sola.— respondí y me miró mal.

—Yo sí creo que es muy tarde, deberías quedarte.— susurró las últimas dos palabras.

—¿No te incomodaría?— cuestioné.— O sea, no es que no quiera, solo no quiero molestarte.— aclaré.

Ella agarró mi mano y me llevó a su habitación.

—Dormirás aquí y yo en el mueble.— indicó.— Es solo una noche, no pasa nada.

—¿Qué? No, si duermes en el mueble mañana tendrás dolor de espalda, tú duerme en tu cama y yo en el mueble.— ofrecí.

—Wey, yo tampoco quiero que amanezcas con dolor de espalda.— repitió lo mismo que yo.

Si ella quería que me quedara, la única opción sería dormir juntas y eso hacía que me sienta algo ansiosa.

—No tengo problema en dormir contigo.— dijimos al mismo tiempo.

—Solo pensemos que es como una pijamada.— comenté tratando de que no el ambiente no sea incómodo.

Sam me prestó ropa, fui a su baño e hice todas mis necesidades antes de acostarme.

¿Por qué me sentía nerviosa si solo tenía que dormir con una amiga? Salí del baño y ella ya estaba echada en la cama.

Apagué las luces y me eché también, pasaron algunos minutos y ella me habló.

—Me empezó a doler la cabeza un poco la cabeza.— murmuró.

—¿Tienes alguna pastilla? Así voy y te la traigo.— susurré y negó.— Ven.— pedí y ella se acercó a mí.

Le indiqué que ponga su cabeza en mi pecho y eso hizo, comencé a hacerle masajes en la cabeza para que pueda relajarse, luego de un pequeño tiempo ella logró que el pequeño dolor se fuera y estaba a punto de quedarse dormida.

Sonreí y ahora yo traté de quedarme dormida, no sé por qué pero puedo decir que me gustaba la cercanía que tenía con Sam.

Solo las dos (Rivers x tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora