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Las semanas pasaron en un abrir y cerrar de ojos, cada vez me sentía peor.

En este tiempo he estado molestando mucho a mi mejor amiga, todas las noches la llamo para que se quede conmigo a hacerme compañía y no sentirme tan mal. Además que de alguna forma estoy volviendo a lo que hacía antes.

A veces no me alimento como debería de ser y me daba miedo pensar que tendría las mismas actitudes, pero por más que intentaba evitarlo no podía.

Estaba saliendo de la escuela de artes y la veo a ella, parada, por su cara podía decir que tampoco la está pasando bien.

—____, espera.— dijo cuando pase por su lado.

—¿Qué es lo que quieres ahora? ¿No te había dicho que no me buscaras?— pregunté.

—Sé que no quieres verme pero por favor, hablemos.— pidió Samantha.— Te juro que no te quitaré más de 10 minutos.— agregó al ver que yo iba a rechazar.

—Bien, entonces tienes 10 minutos o menos para hablar.— comenté.

Nos alejamos hacia una calle con menos gente para conversar tranquilas.

—Perdón.— murmuró.

—Si es lo único que estarás diciendo pierdes tu tiempo.— avisé.

—Pues es lo mínimo que mereces de mi parte, jamás debí tratarte así.

—Las cosas ya están hechas, Samantha.— exclamé.— No puedes regresar el tiempo y evitarlo todo, tú decidiste eso y ya no hay nada que hacer.

—¿Por qué simplemente no me dejas hablar? Yo sé que quieres escucharme y que te importo.— respondió.

—Mentiría si te digo que no me importas, créeme que te esperaría meses, hasta años para que puedas superar esa relación tan tóxica, pero sería hacerme daño a mi misma y creo que no merezco eso.— hablé.

—Por supuesto que no lo mereces, eres una chica increíble, siempre estás pendiente de los demás, amable, linda...

—Basta, solo déjame tranquila, sigue con tu vida con la persona que supuestamente amas, a mí ya no me busques.— volví a repetir.

—____, no hagas esto.— susurró.

—¿Yo o tú? Te recuerdo que nada de esto hubiera pasado si no comenzabas con esas estúpidas dudas.— reclamé.

La rubia no dijo nada, se quedó totalmente en silencio.

—Adiós de nuevo, Samantha.— me despedí y caminé, otra vez con esas ganas de llorar, pero ya ni las lágrimas me salían.

Saqué mi celular y le escribí a Ama, para pedirle lo mismo de siempre.

          Hey, ¿crees que puedas venir esta
          noche a mi casa?

         Quiero contarte algunas cosas, no
         te sientas presionada.

Sí puedo, tranquila, hoy no iba
a hacer directo, voy a eso de
las 8, ¿te parece bien?

                     Perfecto, gracias, te quiero.

Me sentía de la verga y necesitaba a la única persona que nunca me ha fallado, Ama. La aprecio mucho porque a pesar de todo ella sigue siendo mi mejor amiga desde hace años, sin importar todos los problemas que se nos pueda presentar.

Solo las dos (Rivers x tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora