𝐒𝐞𝐫𝐞𝐧𝐝𝐢𝐩𝐢𝐭𝐲 (Fred Weasley)

《50》

Antes de comenzar este capítulo, los invito a ver el pequeño collage que hice en referencia a la cena.

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Fred:

Traté de no pensar mucho respecto a la cena, pero, por más que lo intenté me fue imposible.
No pude dormir apropiadamente en toda la noche, ya que, me despertaba constantemente. Y al ver a George, dormir tan a gusto, comenzó a volverse irritante.
Por tal motivo, a la mañana mi apariencia era muy deplorable, no me podía ver tan demacrado y las marcas oscuras debajo de mis ojos, no ayudaban.

- ¡Expecto Patronum! -Dijo George al verme ingresar a la cocina.- Lo siento Freddie, por un momento pensé que un dementor ingresó a casa -Sonrió burlesco.-

- No molestes.

Ignoré su presencia, y fui directamente a servime una taza de café, la cual me hacía demasiada falta.

- Llegué a pensar de que no le temias a absolutamente nada, excepto a nuestra madre -Continuó.- Pero, te he descubierto un temor más.

- George deja de...

- ¿A qué le teme Fred? -Intervino nuestra madre, al ingresar al lugar.-

Ambos nos quedamos callados al instante, no sabíamos que responder. Lo que menos deseaba, es que nuestra madre supiera de la cena; ya que, comenzaría a fantasear y entrometerse con ello.

- ¿Fred? -Me miró.- ¿George? -Dirigió su mirada hacia él.-

George mirada por detrás de nuestra madre, buscando ayuda sobre lo que debía responder. Sólo me limité a hacer señas sobre qué guardará silencio, sobre lo que en realidad sucedía.

- Fred tiene el temor de que Alice... se terminé enamorando de algún compañero durante su entrenamiento. -Mintió.-

Quedé estupefacto al escuchar tal excusa, no sé le podía ocurrir un pretexto tan ridículo como ese. Sería inviable que nuestra Madre se lo creyera.

- Fred -Me miró.- No pensé que tuvieras esa inseguridad, mi pequeño -Me abrazó de pronto.- No debes tener esos pensamientos, debes estar seguro de ti mismo -Dejaba pequeñas caricias sobre mi cabello.- Además, Alice no sería capaz de ello, puedo ver que realmente le gustas.

Mientras continuaba con sus palabras de consuelo y apoyo, le lancé una mirada asesina a George, quién trataba de retener su risa por la situación.

[...]

Junto a George, llegamos a nuestra tienda, dónde se encontraría esperando Eli. Quién ofreció su ayuda, para poder elegir el atuendo adecuado para la velada.

- Ni se te ocurra decir palabra alguna, sobre lo que ocurrió con mamá. -Le advertí.-

- Sí, si, no te preocupes. -Dijo sonriendo.- Aunque, lo admitas o no, es cierto lo que dije.

- Puede ser que en ocasiones estuve preocupado, pero no en la medida en que lo expresaste. -Me justifique.-

- Cómo tú digas Fred... ¡Eli! -Dijo al verla esperándonos, para luego apresurarse hacia ella.-

- ¿Por qué tardaron demasiado? Estoy aquí de pie, desde hace diez minutos -Se quejó.-

- Disculpa, tardamos un poco al buscar las prendas acordes a la situación -Mostré la maleta en mi manos.-