EXTRA 1/3

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Alastor y yo oímos gritos provenientes de la habitación de nuestros hijos, corrimos rápidamente a ver qué era lo que estaba pasando y al entrar nos encontramos con la misma escena de hace unos cuantos años atrás.

Alaric: Suéltalo! Es mío!

Lucero: No! Tu suéltalo! Este me lo compraron mis papás a mi!

Lucifer: ¿Qué está pasando aquí?

Alaric y Lucero se detuvieron al instante, cada uno sujetando con fuerza el objeto de la discordia: un viejo oso de peluche con una oreja rasgada. Sus rostros enrojecidos por la pelea se volvieron hacia nosotros, y los ojos llenos de lágrimas de Lucero se encontraron con los míos.

Lucero: ¡Papá, dile a Alaric que este oso es mío! ¡Me lo diste a mí!

Alaric: ¡No es cierto! ¡Ese oso es nuestro y lo compartimos! ¡Lucero no quiere compartir nada!

Suspiré y me acerqué a ellos, arrodillándome para estar a su nivel. Alastor se cruzó de brazos, observando la situación con una mezcla de frustración y ternura. La escena era una réplica casi exacta de un conflicto similar que habíamos enfrentado cuando los niños eran más pequeños, y sabía que la solución requería algo más que simplemente decidir de quién era el oso.

Lucifer: Escuchen, niños, este oso ha estado con nosotros desde que ustedes eran pequeños, y es importante para ambos. No se trata de quién tiene razón o de quién es el oso. Se trata de aprender a compartir y a resolver los problemas sin pelear.

Alaric bajó la mirada, visiblemente avergonzado, mientras Lucero todavía apretaba el oso contra su pecho, pero con menos fuerza.

Lucero: Pero, papá, es que Alaric siempre quiere todo para él...

Alastor intervino, su voz profunda y calmada llenando la habitación.

Alastor: Lucero, entiendo que a veces puede parecer que Alaric quiere todo, pero también tienes que entender que él se siente igual. Ambos deben aprender a comunicarse y encontrar la manera de compartir las cosas que aman. ¿De acuerdo?

Los niños se miraron, y poco a poco, las tensiones comenzaron a desvanecerse. Alaric extendió su mano hacia Lucero, quien, después de un momento de vacilación, le entregó el oso de peluche.

Alaric: Lo siento, Luci. No quería hacerte sentir mal.

Lucero: Yo también lo siento. Podemos jugar con el oso juntos.

Me levanté, sintiéndome orgulloso de mis hijos por haber dado ese primer paso hacia la reconciliación. Alastor me dio una palmadita en el hombro y sonrió.

Alastor: Parece que hemos hecho un buen trabajo, ¿no crees?

Sonreí y asentí mientras miraba a mis lindos niños crecer tan rápido y conocer nuevas cosas. Me arrodillé nuevamente y los llamé con los brazos extendidos.

Lucifer: Vengan acá mis pequeños diablillos

Alaric y Lucero corrieron hacia mí, abrazándome con fuerza. Sentí el calor de sus pequeños cuerpos y el amor incondicional que nos unía como familia. Alastor se unió al abrazo, envolviéndonos a los tres con sus brazos fuertes y protectores, les di a ambos un beso en la mejilla.

Lucifer: Los adoro mis niños, y estoy seguro de que su papá Alastor los ama de la misma forma que yo. Y recuerden mis pequeños, siempre estaremos aquí para ustedes ¿De acuerdo?

Alaric y Lucero asintieron, sus ojos brillando con una nueva comprensión y un lazo reforzado. Nos quedamos así, abrazados, sintiendo la unidad y el amor que nos conectaba.

✧Entre placeres y sentimientos✧//Radioapple//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora