Protagonista: Taylor Vigevani Estado: Conocidos Advertencia: Ninguna
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"Mal Humor"
Narrador Omnisciente
Barca, su ex novia Alana y sus amigos Ari, Filis, Ama, Molly, Rivers y Producción se encontraban en la Ciudad de México la Kings League. Fede, después de uno de los partidos, los invitó a su casa, donde vivía junto a su hermana Taylor y sus amigos Ian y Parce.
Parce, siempre hospitalario, les dio la bienvenida con entusiasmo. Ian, por otro lado, trataba de ser amable, aunque Barca no le caía bien. Su amistad con Fede lo obligaba a comportarse de la mejor manera posible.
Taylor no había bajado aún a la sala; seguía en su cuarto, revisando algunos documentos y organizando su agenda. Desde arriba podía escuchar el murmullo de las voces y las risas de los recién llegados. Sabía que tarde o temprano tendría que bajar y socializar, aunque no le agradaba la idea de estar rodeada de tantas personas.
Mientras tanto, en la sala, Fede trataba de romper el hielo
—Gracias por venir, chicos...Espero que la pasen bien—habló Fede con una sonrisa—Mi hermana Taylor bajará en un momento.
Barca miró alrededor, tratando de encontrar un lugar cómodo para sentarse. Alana, aún con la fachada de que seguían juntos, se mantenía cerca de él, lo que lo incomodaba un poco. Aun así, trataba de no mostrarlo.
Parce, con su típica amabilidad, se acercó a Barca.
—Hey ¿Quieres algo de beber? Tenemos refrescos, cerveza, lo que prefieras—ofreció.
—Una cerveza estaría bien, gracias—respondió Barca con una sonrisa agradecida.
Mientras Parce iba a buscar la bebida, Barca no podía evitar pensar en Taylor. Recordaba las pocas veces que habían hablado, y cómo siempre parecía haber una barrera entre ellos. Pero hoy, algo le decía que las cosas podrían ser diferentes.
Finalmente, Taylor decidió que ya era hora de bajar. Se miró en el espejo, asegurándose de que su apariencia estaba impecable, y tomó una respiración profunda.
Taylor bajó con su ropa y maquillaje medio rockero que la caracterizaba. Miró de mala gana cuando se dio cuenta de la gente que estaba en la sala. No era solo la multitud lo que la molestaba; había recibido un mensaje de su ex novio que la dejó con una rabia interna. Se sacó los cascos de los audífonos y saludó cortante, dirigiéndose a la cocina por una cerveza.
Cuando volvió, se tiró boca abajo en un puf con una mirada neutral. Ian, quien no quería estar cerca de Barca, se sentó junto a ella.
