Capítulo 29

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Capítulo 29

La furgoneta de Alcide paró en el aparcamiento de un bar de carretera casi lleno, ya que aquel era el local del alfa, y todos dejaban allí los vehículos para internarse en el bosque y obtener privacidad, una gran estrategia teniendo en cuenta el lugar remoto del emplazamiento, y que parecía uno de eso bares de bandas peligrosas de moteros, lo que hacía que sólo los conocedores acudieran allí.

Cuando el hombre paró el motor, se dirigió a la joven con seriedad en el rostro, antes de salir al exterior.

-Vale, recuerda lo que hemos dicho. Trata de hablar lo menos posible y no te separes de mí hasta que veamos qué va a pasar. Estaré pendiente del teléfono todo el rato si tenemos que separarnos, y tú igual, ¿de acuerdo?

-Sí, tranquilo. Lo tengo todo claro. Vamos allá.

El hombre asintió y ambos salieron de coche, encaminándose hacia las profundidades del bosque como otros hacían, hasta llegar a un amplio claro donde se concentraba la muchedumbre, en torno a 60 personas. Lil susurró para que sólo la oyera Alcide, contemplando discretamente la gente de su alrededor.

-¿Todos pertenecen a tu manada?

-No, hay gente de otras, pero por lo que veo sólo han acudido de zonas del estado, no de fuera. Aún no ha aparecido ningún alfa, por lo que veo.

-Vaya, Herveaux. Hacía tiempo que no te veía. ¿Qué tal?

-Hola, Bobby. Ha pasado tiempo sí, Nueva Orleans queda lejos. –Saludó a aquel licántropo alto de ojos verdes y pelo oscuro, acompañado de una mujer rubia de complexión atlética a quién saludó igualmente, pasando a presentar a Lil. –Claire, Bobby, os presento a Lil, es mi pareja.

-Vaya, sí que te lo tenías callado, Alcide.

-Sólo llevamos un par de meses. –Agregó el mentado, fingiéndose a sonreír, intercambiando una mirada con la chica.

-Hacéis muy buena pareja, os deseamos lo mejor.

Ambos dieron las gracias mientras sonreían ante el cumplido, viendo como se alejaban para charlar con otros asistentes, momento que aprovechó Lil para hablar.

-Tenemos un problema. Aparezca o no Earl, con toda la cantidad de gente que hay, tendré que acercarme mucho para poder escucharlo sólo a él. Esta gente piensa muchísimo, es un alboroto horrible. También influye que no soy muy buena controlando mi foco de atención.

-Podemos movernos antes de que empiece. Quizás escuches algo interesante. Después veremos qué hacer.

La chica estuvo de acuerdo y comenzaron a moverse por el claro, cogidos de la mano después de que Alcide se la ofreciera con una afable sonrisa.

Varias fueron la veces en las cuales se pararon a hablar con otros, pero Lil prestó especial atención cuando encontró una gran tensión entre el lobo que se encontraba ante ellos y Alcide, un hombre con rasgos latinos, algo más bajo que él. Lil encontró en los pensamientos de Alcide que era de su manada, y le caía fatal por su falta de ética y crítica constante hacia él por miedo a que pudiera querer el liderazgo.

-¡Alcide! Pensé que igual pasabas de venir, como otras veces. ¿Quién es tu acompañante no loba? –Preguntó escudriñando a la morena, quien encontró las formas de mal gusto. El tono cortante de su acompañante también lo demostró.

-Es mi novia, así que te recomendaría un poco de respeto.

-Oh, vaya. Mis disculpas, coincido en que no han sido las mejores formas. Aunque que sea tu novia quizás no es excusa para traerla a algo tan importante como es esta reunión de manada. El alfa tiene algo gordo para hoy.

Contigo, sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora