Capítulo 35

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Capítulo 35

Tal y como habían acordado, al mediodía siguiente de ir a Nueva Orleans, Lil se disponía a llamar al número facilitado por Betty. Eran poco más de las once de la mañana, con lo que la joven tenía tiempo de sobra de hablar si aquello se alargaba, antes de entrar a su turno en el Merlotte, donde Sookie trabajaba de mañana.

La morena marcó con el teléfono de la casa, esperando con esperanza que alguien respondiera al otro lado de aquel fijo. La joven se sobresaltó con emoción al escuchar una débil voz de anciana.

-¿Hola?

-Hola, ¿es usted Audrey Davis?

-La misma. ¿Con quién hablo?

-Soy Lil Sandford, la nieta de Denna, señora Davis. La nieta de Ayana me ha puesto en contacto con usted porque necesito desesperadamente información y ayuda de una bruja poderosa.

Lil se tensó ante el mutismo que se creó al instante, pero pudo respirar al escucharla hablar nuevamente, con aquella jovial naturalidad que parecía portar.

-Oh, que una Trasmoz me diga eso es hasta cómico, querida. Tu abuela fue una increíble bruja, ¿sabes? Sentí mucho su muerte, y no haber podido despedirla, pero estaba en el maldito hospital. ¿Qué es lo que te ocurre? -Cambió el tono, mostrándose seria de repente.

-Ojalá tuviera ese poder también... pero me temo que acabo de descubrir mis poderes y no sé nada; mi abuela murió sin sincerarse conmigo en nada ¿sabe?

-Denna vivió cosas duras debido a la magia; hubo un punto de su vida en el cual trató de alejarse de ella todo lo posible. Quería protegerte, y veo que con razón. Veré si puedo ayudarte, Lil.

-Gracias... Verá; no sé si está al tanto de la guerra de las hadas hace como cincuenta años, por ese lío con los vampiros.

-Sí, de hecho, fue tu abuela la que me lo contó todo tiempo después. Ella intervino con su aquelarre para encerrar al responsable, el hermano de tu abuelo.

-Sí, eso es. Pues resulta que él ha escapado del hechizo y planea una nueva guerra; no sólo contra los vampiros, también contra aquellos que traten de detenerlo. Sé que hay que hacer un hechizo nuevo para poder encerrarlo, pero no conozco a nadie capaz, ni las brujas con las que he hablado. Usted es nuestra esperanza.

La camarera se tensó al escuchar aquel suspiro tras el breve silencio de la anciana, acongojándose ante sus nuevas palabras.

-Jovencita, ojalá pudiera... el cáncer me ha dejado baldada, así que no puedo hacer magia, o me consumiría del todo. No obstante, puedo ayudaros a encontrar a las brujas que necesitáis; de hecho, son descendientes de las Trasmoz también. Son dos hermanas. Una de ellas es como de mi edad, y la otra es más joven. Creo que viven en Texas todavía... Perdí su pista hace tiempo. Son las hermanas Aguirre, Maia y Ainara. Sus padres emigraron del norte de España; ya ves, Trasmoz de pura cepa. Se casaron con hombres estadounidenses, así que no usan su apellido. Una de ellas, la mayor, Maia, se casó con un reverendo muy conocido de Dallas. Richard Lorde. Empieza por ahí.

-Oh, muchísimas gracias, de verdad. Se nos está acabando el tiempo, ¿sabe? El hermano de mi abuelo va a por todas.

-Lamento oír eso, jovencita. Y me temo que las cosas se complicaran más, puesto que debe tener ayuda de una bruja, y no una cualquiera, me temo.

-¿Cómo?

Lil arrugó el entrecejo ante aquellas palabras, prestando aún más atención, si cabía. La voz de Audrey se tornó más oscura.

Contigo, sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora