Capítulo 48

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Capítulo 48

Alcide llamó al timbre de Will, sorprendiéndose de que poco después, quien abriera la puerta del piso fuera su hermana.

-Lil, hola. No sabía que estarías aquí, Will no me dijo nada. -Se excusó, aún sin hacer falta, haciendo que la mujer sonriera levemente, dejándolo pasar.

-Tranquilo, he sido yo la que vine sin avisarle, Alcide. Haced lo que tengáis que hacer.

El moreno iba a preguntarle sobre su estado anímico después de lo ocurrido hacía una semana, pero paró en seco cuando William entró en el salón seguido de su hija.

-Alcide, ¿qué tal? Gracias por venir hasta aquí. -Saludó mientras le daba la mano, pasando a tomar la carpeta que Herveaux le pasaba.

-No te preocupes, Will, no es nada. Estos son los papeles que hay que firmar. Hola, Emily ¿cómo estás?

La niña le respondió escuetamente, con visible vergüenza mientras su padre firmaba los documentos necesarios para devolverle a su jefe la carpeta. El hombre lobo la recuperó, hablando de nuevo.

-Gracias, Will. Os dejo, no quiero interrumpiros.

-Venga jefe, tómate algo con nosotros, quédate a cenar. No molestas, ¿verdad? -Agregó el dueño del piso, mirando a su hermana, la cual le dio la razón con una sonrisa.

-Está bien, muchas gracias.

-Genial. ¿Una cerveza? -Preguntó Will con ánimo, dirigiéndose hacia la cocina.

-Claro, gracias Will.

En cuanto el hombre desapareció de la estancia, Alcide cambió su semblante y miró a Lil, percatándose de que su sobrina no atendía a la conversación.

-¿Cómo estás? Siento no haberte llamado desde esa noche, pero no parecías querer hablar, y me corté.

-No, no tranquilo, en serio. De hecho, soy yo la que te pide disculpas. Te hirieron y ni siquiera te pregunté. Estaba en mi mundo, pero ahora estoy bien. He decidido que se ha acabado el rollo de Eric; es lo mejor.

-Lo siento, espero que puedas encontrar paz de una vez, te lo mereces.

Ella sonrió, pero ambos cambiaron de actitud ante la entrada de William, quien le pasó al moreno la cerveza mientras le preguntaba sobre el trabajo.

Lil pudo leer en la mente de Alcide su desasosiego. Quería decirle algo importante, pero no estaba seguro de hacerlo. La joven volvió a prestar atención a la conversación, cuando su hermano cambió de tercio, levantándose del sofá.

-Voy a terminar la cena. Quedaos aquí vosotros, chicos. Eh, Emily, ¿me ayudas a preparar la mesa de la cocina?

En cuando padre e hija salieron de la sala, Lil intervino con seriedad, escudriñando los ojos del licántropo.

-¿Qué ocurre, Alcide? No tengas miedo, pregúntame lo que sea que quieras.

Él entendió que había leído su mente, con lo que cogió aire antes de hablar, resignado.

-Quería pedirte tu ayuda, y me sabe mal, porque es un asunto peligroso y toda esa mierda de siempre... Uno de mis amigos de la manada ha desaparecido, Roger, él fue el que me dijo lo de Earl la última vez. No responde a mis llamadas ni está en casa, y sé que tampoco acude con la manada. Creo que Jack le ha hecho algo; puede que se enterara de que me pasó información, o que haya ido a por él porque no está de acuerdo con todo lo de Earl.

-Oh, joder... Lo siento, Alcide. Claro que te ayudaré, pero, ¿en qué puedo hacerlo yo?

-He pensado en volver a la manada para investigar. Si tú vienes conmigo y te juntas con los lobos podrás oír cosas que yo no. Sé que Earl estará por ahí rondando, en las reuniones importantes, pero el resto del tiempo no, y menos ahora.

Contigo, sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora