Capítulo 44

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Capítulo 44

La pareja aterrizó en la calle que Lil había memorizado, y en silencio buscaron el número correcto de la pequeña casa. La joven se giró para encarar al vampiro antes de llamar.

-Por favor, deja que hable yo.

-Todo tuyo.

Ella asintió levemente, llamando con los nudillos a la vez que trataba de relajarse, contemplando poco después el rostro del hijo de Maia. Un hombre de unos cincuenta años, con aquellos mismo ojos claros y cabello cano.

-Hola, Demian. Lo siento muchísimo, de verdad.

-Gracias. Si no os importa, preferiría que esto fuera breve. Quiero ir a buscarla.

-Sí, claro. No tenemos que entrar ni nada, faltaría más.

-Aquí tienes la copia del hechizo que redactó. Funcionará, estaba segura. No sé cómo hay que ejecutarlo, con eso de la sangre y tal, apenas sé de brujería.

Ella tomó el papel bien plegado en un pequeño rectángulo, guardándolo en el bolsillo de su vaquero.

-Tranquilo, podrán ayudarnos. Habéis hecho más que suficiente; haremos que paguen por lo que han hecho, te lo prometo. -Habló con solemnidad la camarera, contemplando las lágrimas en los ojos del hombre, sintiendo una oleada de culpabilidad.

Sin mediar más palabras, la pareja se alejó del lugar, vigilando que nadie estuviera observándolos hasta alejarse unos metros de la vivienda.

-Volveremos volando hasta Bon Temps; te llevo a casa.

-¿Y qué pasa con mi coche? –

-Ya me encargaré de que alguien se lo lleve. Ahora hay que irse, no es seguro, Lil.

-Vale, tienes razón.

El hombre volvió a cargarla en silencio, y levantó el vuelo mientras hablaba.

-¿Cuándo te enfrentaste con Earl y la bruja, qué pasó?

-Me defendí usando mi magia. Son más fuertes que yo, sobre todo ella, pero pude luchar. Antes de que llegaras logré debilitar la magia de Ainara, por eso traté de huir. ¿Cómo coño vamos a hacer esto? Para hacer el hechizo hay que atrapar a Earl.

-Usaremos su táctica. Se junta mucho con los lobos ahora mismo. Alcide nos podrá facilitar el dónde y el cuándo y lo emboscaremos.

-¿Y qué pasará cuando aparezca Ainara? ¿O si está allí?

-De ella os tendréis que encargar Madeleine y tú para reducirla antes. Organizaremos nuestro plan.

-Pareces muy convencido de que podremos.

-De un modo u otro, pero lo lograremos. No he perdido una batalla en mil años, y no voy a hacerlo ahora.

-Sí, genial garantía...

En aquel momento Eric aterrizó suavemente frente a la casa Stackhouse, dejando a la morena en el suelo para hablar mientras la miraba fijamente.

-Confías muy poco en mí, Lil. Es insultante después de todo.

-Hay cosas que no puedes controlar, que nadie puede. Confío en ti más de lo que me gustaría, en realidad.

-¿Por qué intentas con tanto ahínco ir en contra de lo que sientes? No voy a hacerte daño. -Habló con firmeza, lentamente, pero ella respondió con una frustración acelerada.

-Pero ocurrirá, y no digo que tú lo provoques adrede; simplemente no creo que podamos buscar lo mismo, porque tú y yo jamás entenderemos la vida igual, ni el futuro, Eric.

Contigo, sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora