Capítulo 41

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Capítulo 41

Lil cogió aire con profundidad antes de llamar a la puerta del apartamento de su hermano, sintiendo que un terrible calor la inundaba ante sus nervios. No quería hacer aquello, pero sabía que debía.

Había sido un día agotador tras el viaje a Nueva Orleans en la mañana, y el turno de cenas en el Merlotte, pero no había podido dejar de pensar en Will, con lo que no quiso retrasar aquello, dirigiéndose directa del trabajo hacia su casa. La morena dejó de divagar en su mente cuando el moreno abrió.

-¿Qué quieres? -Dijo de malhumor.

-¿Podemos hablar, por favor? Te lo contaré todo si es lo que necesitas, Will. No puedo estar así, no contigo.

Su hermano exhaló con resignación ante su murmullo abatido, dejándola pasar. Lil tomó la palabra mientras se dirigían al sofá.

-¿Emily está dormida?

-Sí, hablemos bajo para que no se levante. No querrá volver a dormir si sabe que estás aquí, ya sabes cómo es, y mañana tiene clase.

-Claro... Vale, Will; voy a ir al grano, pero antes quiero que ciertas cosas queden claras, unas normas que debes respetar por tu seguridad, sobre todo, y voy muy en serio con esto.

-No empiezas bien, Lil.

-Lo sé, pero es lo que hay ¿vale? Ojalá las cosas fueran diferentes, pero tú no tienes magia ni eres sobrenatural ni nada de eso; no es tu guerra, y sólo conseguirás si te metes, acabar mal, porque podrían usarte para joderme a mí. Por eso la primera norma es que te cuento todo y tú estarás al margen siempre, pase lo que pase. Tú y Emily no tenéis que entrar en esta faceta de mi vida, por favor.

-Entiendo lo que quieres decirme. Está bien, pero lo haré por ella solamente. No quiero que sufra. ¿Alguna cosa más?

-Sólo una; el tema de Alcide queda aparcado. Sabes que alguna vez quedo con él, y no es nada romántico, como ya sabes. Deja de presionarlo a él también, y no me preguntes nada sobre él. Mis temas con Alcide van por otro lado, y no puedo darte información de eso porque incumbe a su vida privada. Si él no lo cuenta, yo no soy nadie para ello.

-Vale, lo pillo. No molestar a Alcide ni hacerle preguntas. Está bien, ahora habla.

Tras una profunda inspiración, la mujer buscó sus ojos nuevamente, tratando de resumir.

-Ya sabes que soy bruja, como la abuela; te conté mis poderes y eso. Estoy aprendiendo a usarlos con otra mujer que es bruja, porque lo necesito. Resulta que el abuelo también era un ser mágico; un hada. Y su padre era hermano del abuelo de Sookie; somos primos segundos todos, y tenemos sangre feérica; eso les encanta a los vampiros y por eso les atraemos más que otras personas. Resulta que otro de los hijos de nuestro bisabuelo montó un buen lio en el mundo de las hadas, y dejó entrar a vampiros en él, haciendo que casi todos murieran. El bisabuelo con ayuda de las brujas, entre ellas la abuela Denna, lo atraparon mágicamente hace muchos años, pero otra bruja del mismo aquelarre lo ha soltado y ahora él está aquí y quiere montar una guerra contra vampiros, y luego venir a por el resto, sospecho que las segundas seremos las brujas. Estoy ayudando para encerrarlo. Y ese vampiro de anoche, Eric, está de nuestro lado. Lo conocí por Sookie, y me pidieron ayuda. Y eso es todo lo que necesitas saber.

Ante la última frase de tono amenazante, el hombre desistió de preguntar, guardando silencio solo por unos segundos mientras asimilaba aquello, conduciendo el tema hacia otros canales.

-¿Y cómo lleva esto a que estés enamorada de ese vampiro? Me pareció un gilipollas prepotente.

-Sí, en realidad lo es la mayor parte del tiempo... pero tiene otra cara que no es así. He vivido muchas cosas con él en este tiempo. Me ha ayudado cuando lo he necesitado. Me salvó de Alfred también. Sé que no es buena idea, no hace falta que me sermonees. Sé que no debo dejarme llevar, que no puede salir bien, aunque sólo sea porque es inmortal y yo no. Estate tranquilo, ¿vale?

Contigo, sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora