Capítulo 13

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Capítulo 13

Sookie bajó despacio las escaleras de la casa, tal y como había salido de su cuarto para tratar de no hacer ruidos que pudieran despertar a su compañera de piso, pero en mitad de la bajada escuchó sonidos en la cocina, con lo que supo que aquello ya era inútil.

Al entrar en la amplia estancia vio a Lil sentada a la mesa con la mirada perdida en el oscuro café de su taza. Tenía aspecto de haber sufrido su misma suerte al intentar dormir, e igualmente se la veía preocupada, aunque suponía que por otras circunstancias diferentes a las suyas.

-Buenos días. –Saludó la rubia con una pequeña sonrisa, sentándose tras servirse algo de café. -¿Has podido dormir algo?

-No mucho. Llevo aquí desde las 9, que fue cuando me rendí definitivamente de intentar dormir. ¿Tú qué tal?

-Me temo que igual de mal. No puedo dejar de pensar en Bill. –Confesó la mujer con tristeza y miedo.

-Lo siento mucho, Sookie. Quizás se pueda hacerlo volver y las cosas se arreglen. Debes tener esperanza.

-Sí, tienes razón. Gracias, Lil. –Sookie respondió regalándole una leve sonrisa que la morena devolvió con cariño, pasando a hablar tras pensárselo unos instantes.

-Sookie, ¿puedo preguntarte algo?

-Claro, adelante.

-¿Cómo descubriste que tienes sangre de hada y todo eso que me contaste que te hace tener poderes?

-Encontré unas cartas de mi abuela sobre cómo había tenido sus hijos con un hombre que en realidad no era mi abuelo, sino con otro antes que él que resultó muerto poco después de que naciera él, por culpa de una guerra de su mundo. Aquello era muy raro y empecé a investigar, hasta que finalmente di con mi bisabuelo, que resulta que es el rey del mundo de las hadas, y me contó toda la historia; qué soy, de dónde provengo.

-Yo no tengo ni idea de por dónde empezar a investigar, y necesito saber qué coño pasa antes de que me vuelva loca.

Sookie comprendió la angustia que la joven debía sentir ante tantas incógnitas sobre su vida, puesto que ella misma había sufrido lo mismo no hacía tanto, y para colmo toda aquella intriga sobre su vida se le unía con problemas enormes y peligrosos por haberla introducido en su círculo de catástrofes sobre naturales. Aquello le hizo sentir una punzada de culpabilidad, que trató de mitigar al hablar de nuevo, intentando ayudar.

-Te ayudaré en todo lo que pueda para que descubras qué eres y cuál es la historia que no te han contado. Al final todo se acaba sabiendo, te lo digo por experiencia. ¿Tu hermano no tiene poderes, no sabe nada?

-Nunca ha dicho nada, así que no, sólo me pasa a mí. En realidad nunca le he contado formalmente que puedo escuchar los pensamientos de los vampiros y eso, pero sabe que tengo algo raro.

-Deberías contárselo, puede que sepa algo aunque ni siquiera él lo sepa, algo que te pueda ayudar a llegar a una pista que investigar. Además, seguro que te sientes mejor pudiendo ser franca con él.

-Tienes razón. Hablaré con él. Mañana aprovecharé el turno de mañana para visitarlo por la tarde. Gracias, Sookie.

-No hay de qué. –Agregó al rubia con una cálida sonrisa, observando después como la chica perdía la mirada de nuevo en su taza, manteniendo un rostro demasiado serio que la instó a hablar de nuevo. -¿Te ocurre algo más? Estás demasiado ausente, y lo siento pero aunque estoy bloqueándolo todo, hay mucho movimiento en tu cabeza.

-No, es sólo todo esto de los poderes y mi procedencia, tranquila. Voy a prepararme para ir al trabajo.

-Si Sam nos dio el día libre. –Dijo la rubia mientas la observaba ponerse en pie para marcharse, sabiendo que en realidad sí le preocupaba algo más.

Contigo, sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora