Capítulo 54

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Capítulo 54

Eric llegó ante la casa de Madeleine pasada la una de la madrugada, hora a la que habían decidido quedar para romper el hechizo vinculante, y el vampiro comenzó a sentir que su inquietud interna se tambaleaba.

Tras llamar a la puerta, Sookie fue la que abrió, dedicándole una débil sonrisa al dejarlo pasar.

-¿Va todo bien? -Habló la rubia, extrañada por su tardanza; él era siempre escrupulosamente puntual.

-Sí, mi reunión con Flanagan se alargó algo más. No está siendo fácil contenerla. ¿Todavía no han empezado?

-No, te esperábamos. Madeleine está terminando de preparar todo.

El vikingo asintió, siguiendo a Sookie por el pasillo hasta el salón de la pelirroja, contemplando la escena en silencio. Madeleine terminaba de atacar a Lil a una silla, no sólo sujetando sus brazos a ella, sino también su tronco. A su vez, el mueble estaba rodeado de un círculo de velas blancas, y unos extraños símbolos parecidos a runas habían sido dibujados con sal dentro de aquel perímetro.

-Bien. Estamos preparadas para empezar. -Dijo la bruja, haciendo que la pareja que la contemplaba asintiera seriamente, observando como Lil aceptaba después, cogiendo aire con fuerza. -Pase lo que pasa, no crucéis el círculo ¿de acuerdo? No podéis hacer nada para ayudar.

Ambos aceptaron ante sus nuevas palabras, viendo como Madeleine se acercaba hasta el atril donde descansaba el pesado grimorio, y tras compartir una intensa mirada con Sandford, comenzó a recitar el conjuro pertinente.

Cuando la bruja comenzó a leer por segunda vez desde el inicio, las llamas de las velas se hicieron más grandes, y Madeleine alzó la voz, comenzando a realizar varios movimientos con las manos.

Aquel estadio del hechizo comenzó a repercutir en Lil, quien ya no podía disimular su dolor, sintiendo que una fuerza intangible luchaba por arrancar algo dentro de su ser con una gran violencia. La morena recordó todo lo que Madeleine le había enseñado, luchando contra aquello para que su cabeza, terriblemente dolorida, no sucumbiera a aquel poder.

Sookie tragó saliva en cuanto la escena alcanzó un nievo nivel, viendo que las marcas del suelo brillaban, y Lil comenzaba a gritar de forma desgarradora, tratando de huir de sus ataduras. Igualmente se fijó en Eric, quien apretaba los puños mientras observaba. La camarera no podía leer su mente, pero no era necesario para darse cuenta de que estaba altamente preocupado, y hasta algo enfadado por la situación.

A aquellas alturas Lil ya lloraba y suplicaba que aquello parase, casi sin fuerzas, hasta que Madelein terminó el hechizo, callándose súbitamente.

En un segundo las velas se apagaron, al igual que todos los sonidos, ya que Lil cayó inconsciente. Los presentes quedaron unos instantes quietos, asimilando todo, hasta que Eric habló.

-¿Ha funcionado?

-Creo que sí. He sentido como la vinculación se rompía, y ha pasado todo lo que debería. Vamos a desatarla.

Eric ayudó a la bruja a quitar las cuerdas entorno a la morena, mientras Sookie hablaba con un hilo de voz, viendo a su prima.

-¿Cómo sabremos si está bien?

-Tranquila, cielo. Estará bien, si no habría muerto. No sé cuándo, pero despertará; sólo está inconsciente por el esfuerzo, pero lo ha hecho muy bien. Dejémosla en la cama de la habitación de al lado del dormitorio principal.

Eric asintió, pasando a cargarla en brazos para llevarla al cuarto mencionado, girándose antes para mirar a Sookie al hablar.

-Puedo sentirla todavía por la última vez que bebió mi sangre, y Madeleine tiene razón. Su corazón late con fuerza, estará bien. Le daré algo de mi sangre para que se recupere antes.

La rubia no respondió, limitándose a asentir mientras lo miraba, sintiéndose más tranquila al recibir al fin una buena noticia.

                                             *                                  *                                *                                      *

Lil abrió los ojos con pesadez, sintiendo un leve dolor en su cabeza, y pesadez en el resto del cuerpo. No obstante, no se encontraba tan mal como había imaginado.

Le llevó unos instantes darse cuenta de que se encontraba en el escondite de Eric de la casa Stackhouse, descubriendo al mismo segundo que el vampiro se hallaba a su lado, en su letargo diurno.

Sin entender ni recordar qué había pasado, la joven se giró para incorporarse, sintiendo que el mareo la golpeaba duramente en cuanto se puso en pie.

Apenas pudo reaccionar cuando Eric la atrapó en el aire en un veloz movimiento, hablando mientras aún la sujetaba contra su cuerpo.

-Debes ir con cuidado; Aún no te has recuperado.

-Gracias... ¿Qué ha pasado? ¿Por qué estoy aquí contigo? -Preguntó despacio, mientras Eric la soltaba para que se sentase en la cama.

-Te desmayaste después del hechizo; según Madeleine ha ido bien. Te di mi sangre para que pudieras recuperarte antes, y aún así han pasado 9 horas. Cómo iba a amanecer y Madeleine y Sookie trabajaban, te traje aquí y acordamos que me quedaría para vigilarte.

-Bueno... pues gracias, pero no estoy tan mal como para tengas que hacer de niñera. Vuelve a tu descanso antes de que empieces a sangrar. Yo subiré a mi habitación y me quedaré allí hasta estar bien, lo prometo.

Eric se posicionó a su lado, sentándose en un veloz movimiento vampírico para sujetarla de la muñeca al ver que pretendía levantarse. Mirandola a los ojos con fijeza, habló nuevamente.

-Relájate, Lil. No tenemos que hablar, ni siquiera mirarnos si eso es lo que te preocupa, pero necesitas descansar antes de siquiera subir esa escalera, o podrías desmayarte de nuevo. Por favor, quédate aquí quieta un par de horas más. Yo me sentaré ahí y esperaré hasta que despiertes.

La camarera sintió la solemnidad en el rubio, como hablaba con completa seriedad, notando que Eric estaba preocupado, y aliviado a la par, porque ella estuviera bien. Lil luchó por bloquear sus poderes, e ignorar las consecuencias de beber su sangre, temerosa de sucumbir a la tentación al tenerlo tan cerca y sentir lo que él sentía.

-Vale, me quedaré aquí; pero prefiero que duermas antes de que estés ahí mirándome por horas; es muy incómodo, y tú tienes que descansar antes de que lo dejes todo perdido de sangre. Tendrás que reponer fuerzas para ir a contarle a tus aliados que ya pueden seguir masacrando sin piedad, antes de que se agoté su poca paciencia y se presenten aquí a matarme. -Comentó con dureza, haciendo que Eric hablara serio, levantándose de la cama para quedar frente a ella.

-No dejaré que nadie te haga daño. Te hice una promesa hace ya tiempo, y no sólo voy a respetarla porque soy un hombre de palabra, a pesar de todo; si no porque me importas de verdad, Lil, aunque quieras no creerlo. Puedes sentirlo y rebuscar en mis pensamientos. Pero, a pesar de todo, respeto la decisión que has tomado y te dejaré en paz, no te preocupes. Despiértame si necesitas algo.

La mujer no pudo responder nada, sintiendo el nudo en su garganta y la congoja constreñir su corazón, contemplando como él se dirigía al otro lado de la cama para descansar lo que quedaba de día.

Tumbándose de lado para darle la espalda al vampiro, Lil suspiró con lentitud mientras trataba de relajar su fuero interno. Sentía tantas cosas contradictorias, que era hasta doloroso, y cada parte de ella se batía en una lucha por huir de Eric o correr a sus brazos, haciendo que se sintiera perdida e idiota.

La joven trató de dejar la mente en blanco, con miedo de que el rubio pudiera sentir lo que ocurría en su interior y volver a hablar; No estaba para nada preparada para mantener una conversación por aquellos derroteros en esas circunstancias que la hacían más vulnerable.

Sólo tenía una cosa clara; si quería de verdad hacer caso a su cabeza, y tomar el camino que la alejaba de Eric, debía terminar aquel trabajo y alejarse de aquel pueblo para siempre.

Contigo, sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora