CAPITULO 9

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Aria Montanari

- ¡Me importa una mierda lo que digan!¡Ella se queda conmigo! – mi palma golpea la mesa con fuerza, alzó la voz totalmente molesta.

Llevo casi dos horas en la maldita estación.

Intenta llevarse a Bria de nuevo a ese maldito orfanato de mierda.

No lo voy a permitir.

- Señora Montanari, entienda…

- No, entiendan ustedes – le cortó –. Se escapó porque la maltratan e intento acudir a mi. Tengo los recursos para cuidar de ella, me importa poco que los trámites sean largos pero ella se queda conmigo – miro a la mujer de protección de menores –. Si el menor se encuentra en un ambiente seguro se le permite permanecer en ese, ¿O me equivocó? – niega –. Perfecto. Si necesita hacer una inspección adelante no me opongo, pero ella se queda conmigo, lo demás lo arreglan con mi abogado.

Salgo de la oficina y voy directo a la sala donde la tienen. Abro la puerta y una oficial intenta que hable pero no lo consigue.

Cuando su mirada me enfoca se acerca a mi, me inclinó para tomarla en brazos y salir de aquí.

- Señora, no puede llevarse a la niña.

- Si puede y lo haré. Hablé con su superior.

Salgo del lugar para ir a casa y que ella pueda descansar.

El médico privado nos espera en casa para poder revisarla y recetarle los medicamentos necesarios para tratar sus heridas.

Ni porque vieron las heridas y golpes de su cuerpo, aún así querían mandarla a ese lugar de mierda.

Una vez en la camioneta miro a Marco.

- Saquen todas las cosas que nos puedan afectar de la mansión, trasládenlo a la bodega.

- Si, señora.

****

Miro a la pequeña mientras que suelta pequeños quejidos mientras que Silas el médico de la familia revisa y cura sus heridas.

- Listo – dice mientras cierra su maletín –. Fuiste una niña muy valiente – le sonríe –. Toma, te lo ganaste por portarte muy bien – le tiende una paleta y ella la toma.

- Gracias.

Asiente, guarda sus cosas y luego me indica que lo acompañe, me levanto y le doy un beso en la frente a Bria regalándole una sonrisa antes de acercarme a Silas.

- Ten – me entrega una receta – aplica la pomada dos veces a al día por una semana y estará bien.

- De acuerdo.

- No todas las niñas tienen el valor de ella. Haz le unos estudios para verificar que todo esté orden, desconozco con que pudieron golpearla – asiento a sus indicaciones –. Buenas noches – sale de la habitación acompañado por una del servicio.

Cierro la puerta y me acerco a la cama.

Está recostada, con las sábanas cubriéndole hasta su cintura.

- ¿Soy mala? – niego –. La señora dijo que era mala y que por eso me castigaba.

- No, claro que no lo eres – tomo un mechón de su cabello y lo coloco detrás de su oreja –. Recuerdas lo que te dije.

La Dama Italiana [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora