CAPITULO 5

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Leone Grasso

Finalmente después de unas cortas horas de vuelo, el jet a terriza indicando que volvimos a casa.

Calabria.

Salgo y veo a varios de mis hombres movilizándose para transportar la mercancía lo más rápido posible a la bodega.

Massimo se acerca y me da una sonrisa burlona.

Este jodido cabrón, nunca puede dejarme tranquilo.

- Supe que la Dama al fin volvió.

- Que bien – respondo desinteresado pasando por su lado.

Pero no tarda mucho en alcanzarme y colocarse a mi lado.

- ¿Sigue siendo igual de ardiente? – me detengo en seco y lo miro.

- ¿Quieres una bala en culo, cierto?

- Tampoco te pongas celoso. No es como que se acuerde de ti.

Auch.

Lo ignoro y sigo con mi camino hasta la camioneta que me llevara directo a la bodega, como siempre, mi amigo y jefe de seguridad se sube al volante.

No me lo podré quitar de encima durante las siguientes horas. Cuando noto que está apunto de decir algo mi teléfono suena, y jamás había estado más agradecido que en este momento.

- Grasso.

- ¿A dónde te diriges ahora?

- Hola, Leone, ¿Cómo has estado? Excelente gracias por preguntar.

- Deja el sarcasmo, Leone.

- Voy a la bodega a dejar la mercancía que se traslado desde Florencia.

- ¿La Dama volvió?

- Que rápido corren los chismes, Dante.

- Vienes a mi casa cuando termines.

- Lo que diga el Don.

Cuelgo y vuelvo a guardar mi teléfono en unos de los bolsillos de mi traje.

Llegamos y bajo de la camioneta, poco después los vehículos llegan con la mercancía.

Los hombres se movilizan y comienzan a descargar toda la mercancía y la meten a la bodega.
Reviso que todo esté en orden.

Me coordino con el encargado de la bodega, terminamos y salgo para ir a la casa de Dante Costa.

Pasamos los enormes edificios bastantes elegantes, todo está tan tranquilo como siempre.

Y así lo era el camino hasta que a Massimo se lo ocurrió abrir su maldita boca para joder.

- Tu madre llamo.

- ¿Que quiere ahora?

- Te preparo una cita a ciegas.

- Me estás jodiendo – gruño –. En qué época cree que estamos para hacer citas a ciegas.

- Mando la hora y la dirección. Dijo que si no asistes me cortará las huevos.

- Que te los corte – resoplo.

Me da una mala mirada pero ya no comenta nada y sigue conduciendo en silencio.

- Localiza a Clara, dile que la espero mañana a medio día – asiente.

Después de varios minutos llegamos a la enorme mansión, estaciona frente a la entrada, bajo y camino directo a la enorme puerta caoba para poder ingresar.

La Dama Italiana [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora