CAPITULO 13

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Aria Montanari

Camino por todo el salón perfectamente decorado.

Luca hizo un excelente trabajo al escoger un nuevo lugar para llevar la gala acabo.

Un mesero se acerca con varias copas de champán, tomo una, le doy un pequeño sorbo y sigo con mi recorrido, saludo algunos invitados y platico con ellos.

Alguien me toma del brazo, giro mi rostro y sonrió ampliamente al ver a la mujer a mi lado.

- ¡Hazel! – hablo risueña.

- ¡Dios, hasta al fin vuelves! – me abraza de manera efusiva y correspondo su abrazo –. No te imaginas como te extrañe.

Sus brazos me aprietan con fuerza, creo que su entrenamiento dio muchos frutos.

- ¿Qué tal la vida de casa? – inquiero separándome.

- Estupenda. Aunque estoy algo molesta con alguien.

- ¿Por qué?

- Porque esperaba verla en mi boda y no llegó.

- Tenía que irme, lo sabes.

- Lo sé – me da una sonrisa cálida, esas que tanto la caracterizan.

Aparte de mi familia. Hazel y Gianni saben porque me fui.

Nadie supo que estaba embarazada, o al menos no antes del accidente, borre todo rastro de que tuve una hija, solo pocas personas lo saben.

Platicamos por un largo rato hasta que Gia se nos une, poco a poco fluye una conversación normal y tranquila.

Un escalofrío recorre mi espalda cuando siento la mirada profunda de alguien, paseo mi vista por todo el salón hasta que mi mirada choca con esos ojos azules, me es imposible evitar perderme en esos ojos tan... ¿Enigmáticos?

Si, creo que esa palabra los define a la perfección.

Su traje echo a la media hace resaltar sus fuertes y musculosos brazos, los cuales ya tuve el placer de acariciar, el negro del traje hace que sus ojos resalten y su cabello brille.

Me gusta.

A mi mente viene lo que hicimos hace unos días, siento como rápidamente se humedece mi entrepierna, aprieto los muslos debido al cosquilleo en mi sexo.

Tomo todo lo que queda en mi copa, le hago señas a un mesero para que se acerque.

Dejo la copa vacía sobre la charola y tomo otra totalmente llena.

¿Por qué de repente tengo calor?

Desvió la mirada incapaz de seguir sosteniéndosela.

Me alejo del lugar con cautela sin interrumpir la conversación que se lleva acabo, perdiéndome entre la gente, a ver si así evito toparme con Leone.

Lo último que quiero es que me pida una explicación del porque actúe así después de que follamos.

Veo a lo lejos a Dante junto a Vincenzo, ambos hombre me enfocan y sonríen, me acerco a ellos.

- Dama – saludan ambos hombres al unísono haciendo una inclinación con la cabeza.

- Señores – sonrió –. Felicidades por la boda, Costa. Lamento no haber estado presente.

- Descuida, Hazel y yo entendemos que tenías asuntos que resolver.

Claro, asuntos.

Es mejor que crean eso a que sepan la verdad.

- Les haré llegar mi regalo de bodas. Espero que sea aceptado.

- Con gusto.

- Buenas noches, señores – mi cuerpo se tensa al escucharlo detrás de mi, se posiciona a un lado mío y puedo sentir su mirada –. Dama.

La Dama Italiana [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora