CAPITULO 15

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Aria Montanari

Ayudo a Bria a bajar con cuidado por las escaleras del jet, una vez llegamos a Florencia.

Estuvimos una semana en Sicilia, ya que necesitaba arreglar unos asuntos con unos socios.

Hay tres camionetas esperándonos, todos los hombres se movilizan para bajar nuestras cosas, Marco está junto a una de las camionetas mientras está al teléfono.

Cuelga después de unos segundos y se acerca.

- La habitación que mando a remodelar para Bria ya está terminada.

- Perfecto.

No quería que mi hija tuviera una simple habitación, claro que no. Mi hija merece lo mejor, joyas, lujos.

Si quiere un maldito castillo se lo dará.

Subimos a la camioneta para poder ir a casa.

Bria admira los árboles conforme pasamos, mientras tanto me dedico a contestar algunos correos y Ava me manda informes de la empresa y mi itinerario de mañana.

El auto frena de golpe asiendo que me haga hacia delante, mi primer instinto es sujetar a Bria, para que no se golpee con los asientos, seguido de eso una fuerte explosión se escucha, seguido de varios disparos.

Que la puta.

No se puede ir a ningún lugar sin que la lluvia de disparos se escuche.

- Bria, debajo de los asientos – saco el arma que tengo guarda entre los asientos –. Nena, debajo de los asientos – repito al verla inmóvil en su lugar.

Se quita el cinturón de seguridad y rápidamente se coloca debajo de los asientos protegiéndose.

- Mami q… ¡AH! – grita del susto cuando otra detonación se oye.

La puerta se abre y al ver qué no es uno de mis hombres le disparó justo entres las cejas.

Bajo del auto y cierro la puerta.

- ¡Marco asegura la camioneta! – comienzo a disparar a lo que sea que se mueve.

- ¡QUIERO A LA NIÑA! – gritan no muy lejos, pero el acento en su voz lo delata de inmediato asiendo que mi sangre hierva de rabia en segundos.

Hijos de puta.

Sobre mi cadáver se llevarán a mi hija.

- ¡Si tocan a mi hija se mueren ustedes! – hablo alto para que los hombres escuchen mi orden.

Disparo a dos de los hombres cuando alguien me llega por detrás, me toma del cabello y lo jala, me tropiezo y caigo al suelo, clavo mis uñas en su muñeca y las arrastró con fuerza lastimándolo.

El hombre sisea debido a la presión que ejerzo y su agarre se afloja y logro liberarme, me levanto rápidamente evitando el puño que iba directo a mi rostro, levanto el arma y disparo.

Nadie viene a tratar de llevarse a mi hija y queda vivo para contarlo.

- ¡Marco! – lo alertó cuando alguien intenta atacarlo, pero logran apuñalarlo en el costado.

Jalo del gatillo pero ya no salen balas.

Vaya mierda.

El hombre me apunta, pero le pateo el arma mandándola lejos, le encesto un puño en el rostro, lo tomo del cuello y se lo rompo.

Tomo otra arma y continuo disparando.

Poco a poco las balas van cesando.
Algunos de mis hombres están heridos y uno que otro muerto. Me acerco a dónde tiene a tres de ellos.

La Dama Italiana [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora