CAPITULO 47

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Aria Montanari

La mujer camina como si fuera la dueña y los demás unos jodidos perros que acatan sus órdenes. Se va por el mismo pasillo junto con el oficial y el abogado.

Marco llega después de media hora y me entrega una carpeta, la abro y son varias imágenes del estacionamiento de la empresa y dónde aparece el auto de mi hermano.

- ¿Tienes el vídeo? – asiente y me muestra una USB –. Bien.

Llamo al abogado y este le toma diez minutos en aparecer, le entrego las evidencias.

- Es perfecto.

- ¿Cuánto tomara para que mi hermano salgo sin cargos?

- Treinta minutos, más o menos.

- Que no pase de treinta minutos, si se puede antes mucho mejor.

- Si, señora.

Observo a mi madre, está inquieta, sabe que en el momento en que seamos ingresados al sistema todos los actos ilegales de los que hemos sido acusados, aparecerán.

Papá, está tranquilo con los brazos cruzados viendo a la nada, aunque se muestre sereno, se que por dentro está que no puede contener la rabia, desde que esa mujer se empeño en meternos a la cárcel no hayamos la manera de quitárnosla de encima, es peor que un grano en el culo.

En muchas ocasiones he estado tentada a la idea de desaparecerla, pero se que nosotros seríamos los principales sospechosos. Cuando salga de este problema me encargaré de ella.

Después de treinta minutos exactos el abogado aparece junto a mi hermano, mamá se levante y se acerca abrazarlo.

- Vámonos – papá habla con voz dura, está muy cabreado.

No dudamos en seguirlo, subimos a las camionetas y estás nos llevan a la mansión principal Montanari.

No voy a negar que por un momento creí que Rinaldi había sido la que le había puesto la droga a mi hermano. Si hubiera sido, sería mi excusa perfecta para mandarla directo la infierno.

Después de cuarenta minutos llegamos a la mansión, las camionetas se estacionan en la entrada principal, justo cuando bajo la puerta se abre y un pequeño cuerpo sale corriendo.

- ¡Mamá!

Sonrió al verla y cuando está cerca la elevó en el aire y la dejo en mis brazos sujetando sus muslos. Se ve tan tierna con su pantalón y su blusa blanca.

- ¿Cómo estás, Principessa?

- Bien, la abuela horneo galletas con chispas. ¡Quedaron riquísimas!

- Ah, si. ¿Y me dejaras probarlas?

- ¡Si!

Subo los pocos escalones con ella en brazos, le agradezco a la del servicio, pasamos el recibidor hasta la estancia.

El azul predomina dentro del lugar con detalles grises haciendo un contraste perfecto con la decoración plateada.

Bajo a Bria y se va corriendo por el pasillo que lleva a la cocina. Mis padres aparecen con mi hermano detrás de ellos, todos tomamos asiento. Esperamos unos minutos hasta que el abogado aparece.

Nos comenta todo lo que pasó y Luca nos cuenta que pasó cuando lo arrestaron.

- Le recomiendo que por el momento no use sus autos joven Montanari, si vuelve a ocurrir lo mismo, será más difícil su proceso de liberación.

- A partir de ahora los hombres te llevarán – dicta papá.

Este asunto lo cabreo bastante, es la primera vez que arrestan a alguno de nosotros.

La Dama Italiana [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora