CAPITULO 34

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Maratón 1/2

Desconocido.
Años atrás.

Miro todo el lugar desde donde estoy parado, nada a cambiado.

Los muebles siguen en el mismo lugar, los cuadros igual solo se puede notar que papá agrego otro a su colección.

Le gustaba el arte abstracto.

No he venido a ver a mi familia desde que decidí no pertenecer a este mundo donde nací.

Creí volver algún día y que todos volviéramos a ser felices juntos, soy o era un joven soñador y enigmático, era el tipo de persona que creí que el hecho de crecer no tiene que volverte una persona fría y amargada.

Pero eso cambio desde hace unas horas.

Desde que mi madre me llamo avisándome que mi hermano murió.

Ahora estoy aquí parado frente a su tumba, viendo su nombre inscrito en ese pedazo de concreto.

Mi mitad me fue arrebatada.

Mis padres no quisieron sepultarlo en un cementerio común, así que decidieron sepultarlo en el jardín, cerca del árbol donde solíamos jugar de pequeños.

- Hijo – la voz de mi madre suena a mis espaldas.

- Quiero volver.

- Piénsalo bien, hijo. Este mundo no es lo que tú querías, por eso decidiste irte – me recuerda –. Tu hermano no…

- ¡Mi hermano está muerto! – la encaro –. Mi hermano está dentro un ataúd sepultado tres metros bajo tierra. Y quiero venganza, quiero tomar el lugar que le correspondía. Si, no quería esto – admito –, pero no puedo quedarme de brazos cruzados cuando a mi hermano, mi mitad, me fue arrebatada.

- La venganza no siempre es el mejor camino – suelto una risa sarcástica.

- En este mundo de mierda, todos buscan venganza por algo. Papá me enseñó lo básico, solo necesito instruirme en lo demás. Es una decisión tomada.

Me alejo dejándola sola frente a la tumba de mi hermano.

Jamás le he levantado la voz a mi madre, pero en estos momentos no pienso con la cabeza fría, siento como la sangre me recorre por todo el cuerpo y la vena de mi frente palpita del coraje qué siento.

La rabia, el odio, el coraje y las ganas de vengarme me llenan el cuerpo por completo.

****

- ¡Otra vez! – grita.

En un movimiento rápido vuelvo a colocarme de pie, me coloco en posición y vuelvo atacarlo.

Tiro un golpe a su costado que evita, sigo tirando golpes y ganchos en un intento de derribarlo.

Sin verlo venir me da una patada en las costillas, se inclina doblando una pierna y la otra extendida, barriendo mis pies, tirándome al piso, mi espalda choca contra este, mi cuerpo duele cada vez menos conforme avanzan los entrenamientos.

Me pongo de pie posando una mano en mis costillas del lado derecho, mi respiración está agita y mi pulso al mil.

- Necesito un descanso – jadeo, me cuesta trabajo hablar por la agitación de mi cuerpo.

- Tu crees que esa mujer se detuvo a descansar cuando decidió matar a tu hermano o a tu padre hace unos días.

Me doblo a la mitad, apoyando mis manos sobre mis rodillas levemente flexionadas, con la mirada al suelo, aprieto la mandíbula intentando contener el grito que quiero soltar.

La Dama Italiana [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora