CAPITULO 38

129 13 0
                                    

Aria Montanari

Me remuevo en la cama cuando los primeros rayos del sol me golpean en el rostro.

Giro mi cuerpo intentando encontrar una posición más cómoda que me ayude a dormirme de nuevo, pero nada.

Me odio por no haber cerrado las cortinas anoche.

Pero estuvo buena la follada, querida.

Al menos me fue a dormir bien satisfecha, de eso no me quejo.

Vuelvo a girarme y lo veo dormir plácidamente, como si los rayos del sol no le molestaran en absoluto. Guío mi mirada por su torso desnudo y bien trabajado hasta su erección matutina.

Porque no.

Me cuelo debajo de las sábanas hasta posicionarme frente a su miembro.

Le doy un vistazo y sigue dormido como una roca, una sonrisa ladina se forma en mis labios, tomo su miembro entre mi mano y comienzo a masturbarlo lentamente, suelta un gruñido pero no sé despierta.

Veo como el líquido pre-seminal baña su glande y no me resisto en pasar mi lengua por su punta saboreando cada gota, sin desperdiciar nada, aumento la velocidad y con mi otra mano acaricio sus testículos.

Llevo mis labios hasta estos, lamiendo y chupando hasta que escucho un jadeo saliendo de su boca, sonrió victoriosa, recorro su falo con mi lengua hasta la punta y comienzo a introducirlo en mi boca.

- Aria, joder – levanto la mirada y veo su mandíbula apretada.

Introduzco más profundo su miembro, comenzando un vaivén con mi boca lamiendo su tronco, relajo mi garganta para introducir un poco más. Siento su venas palpitar y como se endurece con cada lamida.

- Demonios, preciosa – continuo mi labor hasta que se corre en mi boca.

Gime mi nombre mientras recojo toda su semilla en mi boca y me lo trago sin desperdiciar ni una sola gota.

Este elixir divino no está para ser desperdiciado por los simples mortales.

Me muevo hasta quedar a horcajadas y besarlo con ansias, el me responde de la misma manera sintiendo su sabor en mis labios.

- Buenos días – susurro sobre sus labios.

- Ahora sí son buenos, pero aún no terminamos – chillo cuando en un movimiento rápido mi espalda choca contra el colchón.

- ¡Joder! – gimo de placer cuando me penetra en una estocada y su labios van a mi cuello.

Entra y sale sin contemplación alguna, sus manos toman las mías entrelazándolas a la altura de mi cabeza. Chillo cuando se detiene.

Sale casi por completo y vuelve a penetrarme, aprieto mis manos con las suyas cuando lo repite, sale de manera lenta y tortuosa y me embiste de golpe mandando un escalofrío de placer y fuego por todo mi cuerpo hasta mi vientre.

- Leone… ah, joder – me está torturando de está manera, pero me excita de una manera que jamás llegué a imaginar.

Aumenta cada vez más el ritmo, llevándome a la locura, la presión en mi vientre se hace cada vez más intensa hasta que no puedo soportarlo más, me corro con fuerza sintiendo como sale más fluido de lo normal.

Arremate contra mi cuerpo un par de veces más hasta que igual se corre.

- Ahora sí, son más que buenos, preciosa – no puedo evitar reírme.

- Buenos días – libera mis manos y las coloco detrás de su nuca –. Me encantó mi desayuno.

- Estamos para servir – me besa de manera dulce y jadeo cuando sale de mi interior.

La Dama Italiana [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora