Maratón 1/3
Aria Montanari
Abro la puerta del despacho y veo a las tres personas aquí a dentro.
Mi hermano está en una de las sillas frente al escritorio, dándole la espalda a este. Mis padres están sentados en uno de los muebles, uno al lado del otro.
Me acerco a ellos, se ponen de pie y ambos no dudan en abrazarme y les correspondo el abrazo.
- Me alegra que estés bien, hija.
- Se necesita mucho más para deshacerse de la Dama Italiana – me separó de ellos para verles el rostro.
- Tan egocéntrica como tú padre.
Me río y tomamos asiento.
Ellos en el mismo lugar en el que estaban cuando entre y yo frente a ellos, mi hermano se levanta y toma asiento en el mueble individual que tengo aún lado.
- Tengo una hija.
- ¡¿Qué?! – sueltan mis padres al unísono.
- La anestesia, Sorella – se burla mi hermano.
- Si, se me olvidó en fi…
- Un momento – me interrumpe mi madre – ¿Dónde estaba ella cuando te atacaron?
- Conmigo. Antes de que digan algo, déjenme hablar – hablo rápido antes de que me interrumpan, ambos se miran, luego a mi y asienten, tomo aire antes de comenzar –. Su nombre es Bria, es una niña encantadora y no pude alejarla, así que la adopte, fue algo complicado pero lo conseguí.
» Hace unas horas, cuando nos atacaron, uno de ellos dijo que la querían a ella, luego uno de los que capturamos dijo que el vendrá por ella.
- ¿Él quien? – inquieren mi madre.
- No lo sé, lo estoy investigando.
- No será…
- No – la interrumpo –. Él está muerto, yo lo asesine, por lo tanto sería una total locura.
- ¿Y su padre?
- Igual.
Mis padres se quedan en silencio, como intentando procesar la información que les acabo de dar.
No todos los días les dicen que tienen una nieta postiza y que estuvo en un atentado donde ella era el objetivo.
- ¿Dónde está?
- Dormida.
- ¿Cómo es posible que somos los últimos en enterarnos que somos abuelos? – se queja mi padre con fingida indignación.
- Serán los primeros en enterarse a la otra.
La puerta es tocada, doy el pase y entra una del servicio.
- Buenas noches, familia Montanari. Señora – se dirige a mi – el señor Grasso está al teléfono.
- En un momento voy – trato de que mi voz no salga irritada.
Asiente y sale.
Porque no puedo tener un momento de paz sin que él este presente. No creí tratarlo tan rápido después de lo que paso.
- Pueden quedarse si gustan, sus habitaciones están acomodadas.
- Gracias hija, pero tú padre y yo tenemos un asunto mañana, pero pronto vendremos a conocer a nuestra nieta – asiento.
- Yo tengo una cita, así que nos vemos luego.
- ¿Cita? – muevo las cejas de arriba a bajo sugerentemente.
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La Dama Italiana [+18]
AksiAveces tienes que volver para sanar realmente. Aria Montanari regresa después de dos años a tomar lo que por derecho es suyo. Pero su vida da un giro cuando conoce a un tierna niña que le recuerda mucho lo que perdió. Pero... ¿Que pasa cuando aún ha...