CAPITULO 16

123 12 0
                                    

Maratón 1/3

Aria Montanari

Abro la puerta del despacho y veo a las tres personas aquí a dentro.

Mi hermano está en una de las sillas frente al escritorio, dándole la espalda a este. Mis padres están sentados en uno de los muebles, uno al lado del otro.

Me acerco a ellos, se ponen de pie y ambos no dudan en abrazarme y les correspondo el abrazo.

- Me alegra que estés bien, hija.

- Se necesita mucho más para deshacerse de la Dama Italiana – me separó de ellos para verles el rostro.

- Tan egocéntrica como tú padre.

Me río y tomamos asiento.

Ellos en el mismo lugar en el que estaban cuando entre y yo frente a ellos, mi hermano se levanta y toma asiento en el mueble individual que tengo aún lado.

- Tengo una hija.

- ¡¿Qué?! – sueltan mis padres al unísono.

- La anestesia, Sorella – se burla mi hermano.

- Si, se me olvidó en fi…

- Un momento – me interrumpe mi madre – ¿Dónde estaba ella cuando te atacaron?

- Conmigo. Antes de que digan algo, déjenme hablar – hablo rápido antes de que me interrumpan, ambos se miran, luego a mi y asienten, tomo aire antes de comenzar –. Su nombre es Bria, es una niña encantadora y no pude alejarla, así que la adopte, fue algo complicado pero lo conseguí.

» Hace unas horas, cuando nos atacaron, uno de ellos dijo que la querían a ella, luego uno de los que capturamos dijo que el vendrá por ella.

- ¿Él quien? – inquieren mi madre.

- No lo sé, lo estoy investigando.

- No será…

- No – la interrumpo –. Él está muerto, yo lo asesine, por lo tanto sería una total locura.

- ¿Y su padre?

- Igual.

Mis padres se quedan en silencio, como intentando procesar la información que les acabo de dar.

No todos los días les dicen que tienen una nieta postiza y que estuvo en un atentado donde ella era el objetivo.

- ¿Dónde está?

- Dormida.

- ¿Cómo es posible que somos los últimos en enterarnos que somos abuelos? – se queja mi padre con fingida indignación.

- Serán los primeros en enterarse a la otra.

La puerta es tocada, doy el pase y entra una del servicio.

- Buenas noches, familia Montanari. Señora – se dirige a mi – el señor Grasso está al teléfono.

- En un momento voy – trato de que mi voz no salga irritada.

Asiente y sale.

Porque no puedo tener un momento de paz sin que él este presente. No creí tratarlo tan rápido después de lo que paso.

- Pueden quedarse si gustan, sus habitaciones están acomodadas.

- Gracias hija, pero tú padre y yo tenemos un asunto mañana, pero pronto vendremos a conocer a nuestra nieta – asiento.

- Yo tengo una cita, así que nos vemos luego.

- ¿Cita? – muevo las cejas de arriba a bajo sugerentemente.

La Dama Italiana [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora