CAPITULO 11

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Aria Montanari

Sonrió para mis adentros cuando firmó la última hoja que me pasa mi abogado.

Hay una frase que dice que el dinero mueve montañas.

Y es cierto.

No tomo más de veinticuatro horas obtener todos los documentos de adopción, que justo ahora están firmados.

- Felicidades señora.

Alessio recoge todos los documentos ya firmados y los guarda en su maletín, se despide y una de las muchachas del servicio lo despacha hasta la entrada principal.

Al fin.

Bria es oficialmente una Montanari.
Bria Montanari.

Mi hija.

Salgo de mi oficina y voy directo al jardín donde se que está jugando con Leo.

Miro a la distancia a la pequeña de cabello castaño como le pone unos listones blancos en su pelaje, haciendo que resalten sobre el negro.

El Husky ni se inmuta por el atrevimiento de mi hija, simplemente se mantiene sentado sobre sus patas traseras dejando que la niña haga lo que quiera con él.

- Bria – sus ojos verdes olivo conectan con los míos al momento que levanta la mirada.

- Se bonito, ¿No crees? – pregunta con una enorme sonrisa refiriéndose a mi hijo canino.

- Muy hermoso – respondo terminando de acercarme.

El perro me mira como si estuviera ofendido.

Soy fiel creyente de que los animales nos entiende y comprenden, que siempre buscan una de expresarse.

Acaricio su cabeza y le hago mimos antes de ordenarle que vaya a comer y enfocarme solo en Bria.

- Principessa, tengo algo que decirte.

- ¿Es malo?

- No cariño – acaricio su pelo, pasando un mechón rebelde detrás de su oreja –. Es una buena noticia. ¿Recuerdas que te dije que podías vivir conmigo? – asiente –. Bueno, pues lo logré, a partir de hoy portaras mi apellido, te conviertes en mi hija.

Me asusto un poco cuando veo sus ojitos llenarse rápidamente de lágrimas, pero me tranquilizó al ver la sonrisa que se forma en sus pequeños labios y que el brillo en sus ojos no es de tristeza.

- ¿Me adoptó?

- Si – afirmó – ¿No estás de acuerdo? – siento una presión en el pecho al creer que puede negarse.

- Pero… su hija… ella…

- Ella estará muy feliz de saber que tendrá una hermana, que tú tienes una hogar y alguien que te ame. Y se que muchas personas más lo harán. Entonces, ¿ Que dices?

- Si – sorbe su nariz – quiero estar aquí… contigo.

La atraigo hacia mi abrazándola, sus pequeños brazos rodean mi cuello, mientras sus pequeños sollozos quedan ahogados en mi hombro.

La Dama Italiana [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora