CAPITULO 21

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Regalito por los 1.20k de lecturas.

Aria Montanari

- ¿Lista? – levanta su pequeña cabeza hacia mi y asiente nerviosa.

Pasamos los enormes portones y caminamos por el pasillo de piedra.

Bria mira nerviosa por todo el lugar y su agarre en mi mano se aprieta, es normal que esté algo inquieta, después de todo es un cementerio.

Pasamos varias lapidas hasta finalmente detenernos en la que nos interesa.

Tiene un ramo de azucenas frescas, imagino que mamá vino hace poco, solo ella le coloca esas flores, me inclinó y acomodo el ramo de rosas blancas de manera que quede en perfecta combinación con las azucenas.

Giro para ver a Bria y le extiendo la mano, la toma y la acerco a mi, se arrodilla a mi lado sentándose sobre sus talones.

- Bria aquí descansa Genevieve, mi hija – me mira –, tu hermana.

- ¿Mi hermana? – susurra.

- Si – luego dirijo mis ojos a la lápida con el nombre grabado de mi hija –. Genevieve, ella es Bria, tu hermana menor. Cuídala, así como lo haces conmigo.

- Pero… yo no tengo su sangre.

Miro a mi pequeña de ojos verde olivo, son unos ojos preciosos, es como si vieras dos piezas de jade resplandecientes. Paso un mechón de su cabello detrás de su oreja y acaricio su mejilla dulcemente.

- La sangre no limita una familia, Principessa, al contrario, solo hace que se vuelva más grande. Tu eres mi hija aunque no lleves mi sangre y ella es tu hermana, aunque no compartan más que el apellido – hablo dulcemente.

Sus ojos se fijan en los míos por varios minutos y luego se fijan en la lápida, se desliza despacio hasta quedar más cerca y posa su mano sobre el nombre que está grabando y lo acaricia tiernamente.

- Mami es muy dulce y valiente, hermanita. La hubieras amada tanto como yo lo hago.

No puedo evitar que dos pequeñas lágrimas se deslicen por mi mejilla izquierda.

Sus palabras me llegan en lo más profundo de mi ser.

Se gira de nuevo hacia mi, me sonríe y se acerca y limpia delicadamente mis mejillas con sus suaves manos, se inclina y me deposita un tierno beso en la mejilla.

Una sonrisa llena de nostalgia se forma en mis labios.

- Eres un ángel – susurro suavemente.

****

Paso las siguientes semanas metida en el trabajo y a la vez encargándome de varias cosas respecto a la mafia.

Dentro de unos días tengo que viajar a Calabria para terminar de revisar junto a Dante una entrega importante para los Irlandeses.

De Leone no he sabido nada desde hace cinco días que vino a revisar la mercancía que se traslado. No volvimos a tocar el tema de mi hija y tampoco me dirijo la palabra más haya de lo necesario.

Y eso por alguna razón se sintió como un pinchazo.

La puerta de mi despacho se abre dejando ver a Joshua junto a Marco, este último con un sobre manila entre sus manos.

Ambos hombres se acercan con cautela e indecisos si decirme o no lo que sea que sepan.

- Aria – empieza mi amigo con mucha, demasiada cautela –, mira… yo…

- Escúpelo – ordenó.

- Llegó un sobre, y como es costumbre lo abrimos para verificar que no fuera nada que comprometiera tu seguridad o la de Bria y…

La Dama Italiana [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora