CAPITULO 36

157 9 0
                                    

Aria Montanari

Cómo llegamos a este punto, nosé.

Lo único que recuerdo es que Santino llegó como si nada, paseándose por todo el lugar como si se tratara de su propia casa.

Desde entonces Leone no ha parado de asesinarlo con la mirada, ¿Por qué? También lo desconozco. Mi amigo tampoco es capaz de apartarle la mirada, quizás piensa que están jugando a quien aguanta más sin parpadear.

Esto es ridículo.

- Seguiremos viendo como se atacan con la mirada – interrumpe Darío.

Quien por cierto, es un chico fantástico, tiene la misma edad que Luca, se llevarían increíble y a la vez siento que ambos juntos me sacarían canas verdes.

- Bueno – choco mis manos entre si llamando la atención y finalmente terminando el duelo de miradas –. Santi que te parece si vas con Bria a la piscina a nadar un rato o te unes a su hora del té con Joshua que empezará en – miro el reloj de mi muñeca – unos 20 minutos, aproximadamente.

- Me parece genial – se levanta de su lugar y se acerca a Bria –. Vamos, Piccola.

- No – se cruza de brazos, la miro con una ceja enarcada.

- ¿No quieres tomar el té?

- ¡Si!

- Entonces andando, Piccola.

- No me digas así – se queja y no puedo evitar verla sorprendida.

- ¿Por qué?

- Solo Leone me dice así.

Miro al susodicho quien tiene una sonrisa de arrogancia en el rostro. Niego lentamente.

- ¿Principessa?

- No, solo mami.

- Enana, entonces – lo piensa unos segundos.

- Si.

- Entonces vamos, enana.

Le toma su pequeña mano y se dirigen hasta donde se encuentra el guardaespaldas de mi hija, al pobre no le queda de otra que aceptar las demandas de mi hija.

Hay que subirle el sueldo, pobre hombre.

Lo estoy considerando.

- ¿Qué tanto valor tiene ese sujeto para decidirme si lo asesino o no?

La voz de Leone me hace regresar mi atención a él de nuevo.

- ¿Qué?

- ¿Del uno al diez?

- Veinte.

- Massimo – llama a su jefe de seguridad.

- No vas a asesinar a nadie, Leone Grasso – sentenció –. Recuerda que tienes una deuda con el.

- ¿Cuál?

- Salvo mi vida.

Su mandíbula se tensa al escuchar esas palabras.

Ni siquiera sé porque demonios está molesto con Santino, tampoco necesito darle una explicación de porque no va asesinarlo, es mi amigo y si diciendo eso lo mantengo bajo control, entonces utilizaré eso.

Dentro de nuestro mundo los favores se devuelven, de una u otra manera.

- Volvamos al tema – miro al menor de los Grasso –. Necesito que investigues algo por mi, mi jefe de seguridad no a encontrado lo que necesito y si eres bueno en esa área te necesito en mi equipo.

La Dama Italiana [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora