015 | Muerta

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Madisson McCall:

Estaba dormida como bebé, demasiado a gusto, por fin podía dormir después de todo lo que pasaba, seguía preocupada, pero gracias a dios podía dormir de manera tranquila.

Eso fue hasta que mi teléfono sonó, era un mensaje de Scott diciendo que el y Stiles irían a una fiesta, que no lo esperara despierta, bueno, no tenía pensado hacerlo ahaja.

Mire el reloj apenas eran las 10, creo que dormí muy temprano. Volví a dejar mi teléfono sobre la mesa de noche y regrese a la cama.

Cerré mis ojos, pero volví a abrirlos cuando escuché ruidos en mi ventana, era como si alguien tocará.

Me levanté y mire hacia la ventana, lograba ver una silueta, pero era demasiado oscuro y no distinguía quién era.

Fui hacia la ventana y ahí estaba Isaac, quien había formado una sonrisa al verme, la cual imite al segundo.

Abrí la ventana y el chico paso por ella, rápidamente fui hacia el y hundi mi cabeza en su pecho, mientras el pasaba sus manos por mi cintura, luego levanto una y comenzó a acariciar mi cabello, lo había extrañado.

—Estaba preocupada por ti — Solté aún abrazada a él.

—Lo se, por eso vine — Dijo este riendo un poco.

—¿Ya estás bien, no duele? — me separé de el y levanté un poco su camiseta.

—Estoy bien — Dijo este algo nervioso.

—Es bueno — sonreí.

—Bueno ya que te vi debería....

—¿Quieres quedarte? — lo interrumpí.

—¿Puedo quedarme? — preguntó nervioso.

—Puedes quedarte — le afirme. — cierra la puerta.

El rubio fue hacia la puerta y la cerro, después vino hacia mi, sonreí al verlo, pues había apestado mi habitación a sus nervios, lo cual se me hacía tierno, rara vez miraba a Isaac de esta forma, creo que el quedarse en mi habitación le daban nervios.

—¿Por qué tan nervioso, Lahey? — pregunté tomando su mano y subiendo mi mirada.

—Eres hermosa — Soltó mirando fijamente mis ojos marrones.

Mi sonrisa era cada vez más grande.

—Perdon... Yo no quería que fuera incómodo... — comenzó a decir Isaac.

Lleve mi mano a su mejilla y la acarie un poco, al instante sus mejillas comenzaron a ponerse rojas como un tomate. Me acerque a el y coloque mis labios sobre los suyos, dejando un pequeño beso delicado sobre ellos.

Me despegue de el, Isaac parecía ido, estaba inmóvil en su lugar.

—¿No te importa, o si? — pregunté nerviosa.

—Para nada, besame todo lo que quieras — Dijo Isaac sonriendo.

Una risa nerviosa salió del rubio, lo cual me hizo reír a mi.

Todavía tenía mi mano entrelazada con la suya, así que comencé a caminar, mientras el rubio me seguía. Levanté la cobija y me metí en ella, Isaac se sentó en la cama y comenzó a quitarse lo zapatos, cuando al fin lo hizo se acostó a mi lado.

Ambos estábamos quietos mirando el techo, creo que era un poco incómodo, pues no sabíamos que hacer.

Así que decidí tomar la iniciativa, pues sabía que el era algo tímido. Gire mi cuerpo para poder verlo, Isaac al notarlo hizo lo mismo, me acerque un poco más a el dejando otro beso sobre sus labios, pero está vez Isaac tomo mi cintura e hizo que me acercara aún más a el, nuestros labios estaban unidos, mi mano había viajado a su mejilla.

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