030 | Onis

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Madisson McCall:

Mis ojos volvieron a abrirse de golpe cuando sentí como alguien había tomado mi brazo y lo había roto. Derek estaba justo a mi lado sosteniendo el brazo, el lo había echo.

Después de unos segundos pude incorporarme de nuevo, aunque aún me sentía con bastante frío. Los sujetos de negro ya se habían esfumado y mire a Derek confundida.

—¿Que demonios paso? — pregunté.

—No lo se, pero Scott, Allison y Isaac fueron en busca de Chris, al parecer el sabe algo — me informo el castaño.

En la habitación solo quedábamos nosotros dos, pues los demás se habían ido para poder buscar alguna solución.

No sabía mucho de lo que estaba pasando, y como siempre cuando pienso que será un año tranquilo todo empeora, creo que debería empezar a decir que quiero un año pésimo para ver si se me manifiesta al revés.

Después de despertar recordé que estaba en casa de Derek y decidí que era momento de regresar a casa a descansar.

—Deberia irme — le dije al castaño.

—¿Por qué no te quedas? — me preguntó — no creo que tú padre vaya a casa, ya es tarde, así que será mejor que te quedes.

—Me quedaré, pero solo porque me rogaste mucho, ¿Okey? — pregunté y este sonrió.

—Te rogaría hasta de rodillas — Dijo este acercándose y tomando mis manos.

—Me gustaría ver eso — Dije acercándome un poco más a el.

—Tal vez en otra ocasión — Dijo este riendo.

Derek se acercó a mi para dejar un beso sobre mis labios, me acerque a el y tome su cabello jugando con el, hasta que nos separamos y aún sonreímos.

Después Derek me prestó algo de su ropa y me metí a bañar, al igual que el.

Era hora de dormir, así que ambos fuimos hacia su cama y nos recostamos, no tarde mucho en quedarme dormida, pues estaba bastante cansada.

[.....]

La escuela, se supone que debí haber ido a la escuela, pero no, me quede dormida y me levanté hasta medio día.

No se por que razón Derek no me despertó, bueno lo supe cuando mire a mi lado, el también estaba dormido, al verlo dormir sonreí al instante.

Me senté en la cama y acerque mis labios a su mejilla dejando un beso sobre ella y haciendo que abriera los ojos.

—Buenos días — Dijo algo adormilado.

—Buenos días — conteste — debería irme, papá me matara si se entera que no dormí en casa y más si sabe que falte a la preparatoria.

—¿Pues que hora es? — preguntó.

—Son las doce de la tarde — le respondi.

—¿Las doce? — se levantó de un brinco — ¿Por qué no me levantaste?.

—Me acabo de levantar — le informe al castaño.

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