Capítulo 39 Carroñero

122 35 5
                                    

Juzgo la piedra brillante con la mirada...definitivamente parece una piedra de sangre. ¿Cómo ha acabado esto aquí?

Me acerco lentamente y con cuidado hasta la brillante piedra roja. Cuando estoy lo suficientemente cerca el mensaje salta.

[Piedra de sangre compatible detectada. ¿Desea reforzar su piedra de sangre o reconstruir el monstruo?]

Sí que es una piedra de sangre. ¿Qué hace esto aquí?, ¿tal vez alguno de los monstruos que fue aplastados la tenía y al ser aplastado salió disparada hasta aquí?, en realidad, esa es una buena teoría.

Se supone que yo mismo tengo una de estas cosas y tanto lo que vi en aquel entonces con la rata y el propio mensaje sugieren que los monstruos tienen estas cosas. Así que suena relativamente factible que uno de los monstruos tuviera una y que este al ser aplastado por dios sabe cuántos kilos de serpiente gigante y medusa titánica la piedra simplemente salió disparada por algún lado.

Elijo reforzar y veo como la gema escarlata se vuelve humo azul que entra en mi cuerpo. Puedo sentirlo ahora. Como la neblina azul es atraída hacia la piedra dentro de mi cuerpo como agua siendo atraída hacia el desagüe. La energía mística que permite la magia en este lugar gira y gira hasta asentarse en mi piedra con una sensación de calor.

La otra vez pase esto por alto. Creo que porque estaba demasiado preocupado teniendo un ataque de pánico debido a ello.

¿Habrá alguna más cerca?

Me giro y revivió la horrible vista que la brillante gema me había distraído de recordar. Los cuerpos rotos y los órganos expuestos adornan el paisaje como en una macabra pintura y tengo que volver a girarme para no vomitar. Pero antes de girarme logro distinguir lo que parecen ser pequeñas cosas brillantes y rojas que había pasado por alto anteriormente.

El vómito, que ya se había calmado y asentado de nuevo en mi estómago vuelve a golpear con fuerza como una ola. Mi estómago se encoje y retuerce mientras el vómito empieza a trepar por mi garganta con una cruel determinación. Dispuesto a darse a conocer al mundo.

Necesito alejarme de aquí y tomar un poco el aire en un lugar que no huela a muerte y cuerpos desparramados...pero las piedras de sangre...

El vómito vuelve a golpearme con fuerza mientras trepa por mi garganta, quemándome y llegad esta vez incluso más lejos. Si, a la mierda, volver a por ellas después de que se me pase un poco el mareo. Me alejo deslizándome hacia una zona con el aire un poco más limpio y con mucho menos olor a cadáveres. Dios, lo juro es horrible, el olor, la vista...todo mal. Mi cuerpo tiembla ligeramente al recordar la escena.

Lo juro, si no se te va el color del cuerpo al ver eso no tienes alma o eres un psicópata.

Incluso el solo recordarlo hace que me entren arcadas. Olvidemos eso. Olvidemos todo eso, tan solo respira el aire limpio y claro que no huele a muerte y cadáveres.

Así, inspira...expira.

Inspira...expira...

Es que...ese asqueroso olor a cadáveres y entrañas desparramadas...resisto una arcada mientras mi cuerpo se resiente por tan siquiera atreverme a pensar en ello. Aclara tu mente, aclara tu mente...aclara tu mente...

Esto no está funcionando, cuanto más me concentro en no pensar en ello más pienso. Lo más rápido que puedo me alejo aún más del lugar en busca de aire un poco más limpio.

Allí, enrollado en una bola escamosa me concreto únicamente en respirar y en permanecer oculto a cualquier cosa que se acerque. Estoy seriamente pensando si todo esto vale la pena. Si vale la pena tener que soportar toda esta mierda por un puñado de piedras brillantes que aumentan el aether.

Si, son importantes, más magia significa cavar un poco más, curarme un poco más, escupir un poco más de fuego en un pánico ciego para escapar de los horrores de este lugar. Pero, ¿realmente merece la pena pasar por todo esto para un puñado de estas cosas?

...No lo sé. Realmente no lo sé.

No sé si mi cuerpo va a soportar acercarse ahí otra vez. No quiero vomitar, realmente no quiero vomitar. Se está volviendo una costumbre asquerosa que no quiero que se siga expandiendo.

Inspira...expira...

Es más, seguro que tanta muerte y cuerpos atraerá a una maldita tonelada de carroñeros y cosas horribles con muchos dientes que no tendrán mucho problema en matarme. Tal vez ya es demasiado tarde como para volver ahí. Tal vez ya está lleno de ciempiés gigantes devoradores de serpientes, perros de los infiernos ardientes con lengua venenosa o gusanos oscuros con lanzas por patas con bocas llenas de dientes horribles.

Cuanto más pienso en ello. Menos importantes parecen esas piedras rojas y más importante me parece mi vida y mis ganas de alejarme de aquí lo antes posible. Pero también sé que nunca volveré a tener una oportunidad como esta para aumentar mi magia tan fácilmente.

Instinto se asegura de hacérmelo saber mediante pequeños susurros en mi cabeza...lo cual honestamente es bastante aterrador. Por favor no vuelvas a hacer eso instinto.

...vale, tengo un plan. Me acerco de nuevo al lugar, esta vez sin sacar la lengua. No podre oler ni usar la visión térmica. Pero es que si vuelvo a oler esa cosa de nuevo estoy un doscientos por ciento seguro de que voy a vomitar. Así que nada de olores.

Me acerco y absorbo todos los que pueda y entonces salgo reptando a toda velocidad antes de que algo se acerque en busca de comida. Si ya hay cosas comiendo por ahí se aborta la misión y me voy por donde he venido.

Bien. Sí, eso hare.

Con cuidado, sigilo y más que un poco de miedo me deslizo de vuelta hacia el pozo de muerte y cadáveres de perdición absoluta que yacen en ese lugar. Me muevo intentando ser lo más silencioso posible sin perder el ritmo. Ni muy despacio ni muy rápido.

La habilidad [Silencio] viene con instrucciones mentales sobre cómo hacer todo esto. Lo cual agradezco, porque si tuviera que hacerlo por mí mismo seguramente haría más ruido que un elefante en una tienda de porcelana.

Me deslizo lento y con cuidado hasta que finalmente la vista horrible asoma su fea cara.

Me cuesta un poco verlo sin la detección de calor. Pero aun así lo puedo ver ahora. Cuerpos rotos. Retorcidos y aplastados con las tripas y órganos fuera en el aire. Mi estómago se revuelve y reprimo una arcada lo mejor que puedo, por el dios serpiente que esto me está dando muchísimo asco.

Los cuerpos aplastados pertenecen a un grupo grande de insectos bola y a algún insecto más que no logro identificar. Tan aplastados como están ya considero un éxito que al menos pueda identificar lo que es algo.

Me muevo con cuidado, serpenteando hacia los cadáveres mientras internamente ya empiezo a arrepentirme de todo este plan que me parece más descabellado a cada segundo que pasa.

Me muevo hacia una de las piedras brillantes cuando me parece ver algo moverse en la oscuridad. Como de costumbre instinto me congela en el lugar.

"Quieto, ahora eres una estatua"—sisea con miedo mientras miro hacia la oscuridad.

Entre las sombras siniestras causadas por la luz purpura y la oscuridad algo se mueve y escucho un sonido de masticación.

[Silencio ha subido a Nv4]

Si me fijo bien puedo reconocer la forma. Es un bicho bola.

Uffff, por el dios serpiente. Menos mal, tenía miedo de que fuese otro ciempiés aberrante y gigante salido de las entrañas del mismísimo infierno.

"Muévete muuuyyy lentamente"—Sisea instinto en un pánico casi palpable.

¿Debería irme? O, ¿me arriesgo por el Aether extra?

...mierda, que debería de hacer.

Vida de una Serpiente Vol.1 Miedo y HambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora