Vida de una Serpiente Vol.1 Miedo y Hambre

Capítulo 54 Monstruos y más Monstruos

El encuentro con la araña no ayuda a tranquilizarme en lo más mínimo, afortunadamente, gracias a una pequeña parada dentro de un arbusto menos sospechoso que el resto, la cual dura unos minutos y a instinto consigo calmarme un poco y volver a deslizarme de forma normal por el suelo de este horrible lugar. [Paranoia] ha dejado de sonar como unas campanas, lo cual definitivamente ha ayudado bastante.

De igual forma, toda esta operación sigue completamente impulsada, alimentada, patrocinada y dirigida por el miedo absoluto que me produce el siquiera respirar en este maldito lugar de oscuridad y muerte. Odio, ODIO este horrible lugar.

Este sitio retorcido y brutal, este lugar donde la oscuridad reina suprema mientras el hambre y el miedo actúan como sus caudillos de guerra. Este sitio, donde monstruosidades aberrantes luchan entre sí por sobrevivir un día más, matando y luchando, luchando y matando, comiéndose a otros antes de que esos otros se los coman a ellos.

Es horrible, terrible, espantoso. Podría seguir, pero se me están empezando a acabar los sinónimos, el punto es, que no me gusta este lugar. Quiero decir, ¿a quién le gustaría este sitio en primer lugar?, ¡a nadie!

Tendrías que ser una especie de perturbado mental, loco o algo similar para que te guste algo como esto. Este...este terrible agujero de muerte, miedo y hambre. Hay veces en las que me pregunto si esto no es en realidad el infierno, si no he sido condenado a vagar por aquí eternamente como una especie de castigo, mi cuerpo convertido en un fideo con escamas.

Destinado a vagar por este horrible lugar de oscuridad y muerte, todo mientras monstruos horripilantes y malvados acechan en las oscuras sombras de los árboles de este reino de oscuridad. Todo mientras me observan con ojos vidriosos llenos de hambre y maldad pura y concentrada.

Todo ello mientras no tengo ni pies ni manos...ni brazos o piernas para lo que cuente. Sinceramente, si antes mi imagen del infierno era un lugar de fuego y azufre, de ardiente calor mortal con ríos de lava fluyendo por todos lados mientras todo estaba en llamas.

Esa imagen ha sido ahora remplazada por la de un bosque retorcido de sombras y dientes. ¿Demonios con horcas pinchándote?, eso es basura comparado con monstruosidades gigaenormes con demasiado de todo intentando constantemente devorarte.

El tan solo pensar en ello hace que mi mente invoque imágenes aterradoras que me hielan la sangre más aun (soy un reptil) y me hacen temblar la columna como una de esas torres inestables de cosas apiladas una encima de la otra. Me deslizo con un cuidado casi sobrenatural mientras intento no hacer ruido, y evito a cualquier planta medianamente sospechosa ante la firma de calor...y alguna que otra que no parece tan sospechosa en la visión de calor, pero si a mis ojos de serpiente.

Como esa planta de ahí a la izquierda, si, esa. Miradla ahí, actuando toda inocente e inmóvil, puede que puedas engañar a mi vista térmica de serpiente, pero no puedes engañarme a mí. No señor, no puedes. Puedes actuar todo lo inocente que quieras, pero conozco tu verdadera naturaleza.

Repto lejos de la planta sospechosa y continuo el camino en busca de la salida predestinada que me sacara de aquí. De este infernal agujero de muerte y monstruos horribles.

Donde todo es horrible y asesino.

En el camino, a lo lejos encuentro algo que me descoloca enormemente, lo suficiente como para dejarme congelado. Eso son...¿Gambas?...

Si, apuntalo, no importa como lo mires, eso son gambas, gambas del mismo tamaño que aquellos bichos bola horrorosamente grandes, muchas gambas gigantes. Diablos, hay algunos que son incluso más grandes. Están todos reunidos en un mismo lugar, tocándose las antenas con sus muchas patas, ¿se las estarán limpiando?, ¿las gambas se limpian?