Capítulo 42 Preparándose para la Acción

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Alejandro se rasco la barba y disfruto del silencio que gobernaba temporalmente el lugar. El silencio era algo que le había resultado muy difícil de encontrar en los últimos días. Si bien esta expedición no había sido precisamente una sorpresa, la velocidad a la que el aether estaba aumentando ciertamente lo era y estaba empezando a afectar al nuevo cronograma. Había un sinfín de cosas que necesitaba ser organizadas, suministros médicos, equipos de logística, entre otros por nombrar solo algunos.

El hecho de que el señor de la ciudad proporcionara tantos refuerzos había sido inesperado, pero útil. Habían esperado únicamente soldados regulares de primera línea para llenar los huecos. Soldados dignos sin lugar a dudas, pero estaban lejos de la calidad y disciplina de los Guardias del Abismo o los Guardias Imperiales.

Estos últimos eran muy superiores a los Soldados del frente, tanto en entrenamiento como en habilidades y disciplina. Con su ayuda, muchos de los preparativos se aceleraron enormemente. Apareciendo con su armadura dorada bruñida, pulida hasta que el brillo cegador la hacía parecer un espejo, exigieron que todo avanzara en nombre del Imperio y del Emperador.

Y nadie dejaría que el nombre del emperador fuera usado en vano. No si querían conservar la cabeza sobre los hombros al menos.

Alejandro acaricio con las manos la superficie grisácea de piedra lisa y fría de su escritorio. Madera de piedra, incluso a día de hoy le seguía pareciendo algo increíble. Un tipo de piedra que crecía como un árbol, directamente desde la tierra en las profundidades más profundas conocidas de la mazmorra. Llamado Árbol petrificado, por mucho que pareciera un árbol sin hojas cubierto de piedra, era totalmente piedra hasta el centro mismo.

La textura oscura y fría de la piedra siempre le agrado. Le agrado hasta el punto de arrastrar el mismo esta losa a la superficie sobre su propia espalda para dar forma a este escritorio.

Un recuerdo de las profundidades antes de que lo reasignaran, para recordar incluso aquí en la superficie donde estaba su corazón y cuál era su verdadero propósito. Su mano bajo hasta la parte inferior del escritorio, cerca de uno de los cajones de madera que habían sido colocados debajo de la superficie de piedra. Ahí presiono con fuerza y espero.

Su espera fue recompensada con un chasquido suave y satisfactorio, junto con una sección rectangular de la piedra que comenzó a elevarse de la superficie de la mesa. Sus costuras invisibles en la piedra hasta hace solo unos momentos.

Con una mano, Alejandro levanto la sección para revelar un pequeño compartimento forrado de tela y materiales suaves variados. En su interior diez pequeños frascos de vidrio tapados y envueltos en metal, el cual estaba tallado con sigilos diminutos pero precisos y complejos. Varios estaban vacíos, pero dos aun contenían un líquido brillante y azul que podía entreverse en las costuras del metal, fragmentos de la cálida luz azul llenaron de forma instantánea la oscura oficina.

Intentando contener un suspiro, pero fallando finalmente, Alejandro tomo uno de ellos y acerco a su anillo al metal. Los sigilos chisporrotearon y se apagaron completamente, dejando la envoltura de metal anteriormente grabada ahora vacía de cualquier símbolo.

Comenzó a arremangarse hasta los codos y acerco el vial de líquido azul hacia su brazo. Al hacerlo, una intrincada escritura de símbolos arcanos estampados en toda su piel comenzó a cobrar vida. Sigilos y runas extrañas de aspecto antiguo, no entintados en la piel, sino impresos en ella de alguna forma que los dejaba pulsando con una apariencia de vida propia.

Alejandro coloco el tapón plateado directamente en el centro de la red de símbolos y apretó una rueda circular en el vial. Una aguja surgió y perforo a través de su piel, conectando su torrente sanguíneo con el vial. Lentamente al principio, luego con una velocidad creciente, los diseños en su brazo comenzaron a extenderse por su cuerpo y a emitir luz como si tuvieran vida propia. A medida que la luz recorría los sigilos y se hacía más fuerte, el líquido del vial comenzó a agotarse, drenándose fuera del frasco hacia su sangre. Cada vez más y más rápido la luz brillo a través de los símbolos de su cuerpo y más rápido el vial fue drenado de su líquido.

Vida de una Serpiente Vol.1 Miedo y HambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora