Capítulo 102 Cegado en la oscuridad

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"Desde la Catástrofe y la apertura del mundo subterráneo de la mazmorra a la superficie, las expediciones a sus espacios subterráneos en busca de recursos ha sido un constante en la sociedad. No solo por las ruinas de civilizaciones antiguas y artefactos antiguos encontrados en su interior, si no por los valiosos recursos que se pueden hallar allí.

Tipos de minerales nunca antes vistos hasta la apertura, arboles subterráneos cuya madera contiene propiedades increíbles, gemas infundidas y los famosos Cristales de Aether son algunos de los grandes premios que aguardan en las sombras bajo nuestros pies.

Pero como se explica más detalladamente en el libro "La Mazmorra y sus Misterios", los monstruos siempre han poseído el mayor tesoro.

Es bien sabido que, cuando se tratan correctamente, se puede evitar que ciertas partes de monstruos se disuelvan nuevamente en la mazmorra, para luego convertirse en equipos y herramientas casi milagrosos que no se pueden replicar usando materiales de la superficie. Aunque costosos de comprar, los artículos hechos de partes de monstruo se pueden encontrar en casi cualquier ciudad del Imperio.

Aún más buscadas son las preciosas piedras de sangre. No se sabe cómo o porque los monstruos forman piedras de sangre, pero se sabe que absorben y comprimen Aether constantemente, dándoles a los monstruos una rica fuente de poder en sus propios cuerpos, diferente a lo que nadie más ha logrado.

Los magos utilizan reservas especialmente construidas en su persona a lo largo de años y años de entrenamiento y dedicación por las artes arcanas, y se dice que los más expertos entre ellos, los verdaderos maestros. Sentados en sus torres de mármol, pueden manipular el aether del ambiente y utilizarlo hasta cierto punto para reducir los costes energéticos sobre sus propias reservas al lanzar hechizos.

Pero ningún mago posee un almacenamiento físico en su cuerpo que le permita guardarlo como lo hacen las piedras de sangre de los monstruos

Es más, la piedra de sangre de un monstruo conserva estas propiedades después de la muerte, absorbiendo y almacenando aether constantemente. Cuando esto se combina con las hábiles técnicas de encantamiento de los arcanistas, las piedras de sangre, especialmente las más grandes y poderosas, pueden utilizarse para crear armas y artefactos de inmenso poder, de ahí su increíble valor.

—"Un estudio cultural del Imperio y la Mazmorra. Capítulo 5, por el sabio Arnam, de la Ciudadela"

Me retuerzo y siseo en pánico cuando la cosa se me pega en la cara, cegándome completamente. Golpeo mi cara contra la piedra y la restriego, intentando sacarme esta cosa de encima. Tiene la consistencia del alquitrán y se aferra a mi cara con obstinación.

El miedo, el terror, se filtra hasta mis huesos y tiñe mi misma alma mientras intento deshacerme de lo que me ciega. Instinto, en pánico, gasta más y más magia en bolas de fuego a medio cocer que lanza en toda dirección a la que mi cabeza apunta.

Escucho las llamas crepitar y las vibraciones de las explosiones resonando por el túnel. Con cada bola de fuego lanzada por el instinto, mi reserva de magia baja más y más, la absorción del ambiente y el suelo no es suficiente como para sobrepasar el gasto.

¡Instinto!, ¡Instinto para!

¡A este rito nos quedaremos son magia!, ¡y sin magia estamos muertos!

¡¡SKKKRREEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!—La aberración de muchas patas y tentáculos chilla una vez más, haciendo que mi cuerpo y cabeza tiemblen mientras instinto dispara un par de bolas de fuego más.

Noto sus vibraciones mientras mueve sus patas, ya sea en pánico por ira, no me importa, solo quiero salir de aquí lo más rápido posible. No sé qué hacer, ¿Cavo?, ¿hacia dónde?, ¿corro?, ¿hacia dónde?

El pánico inunda mi mente mientras imágenes de esa cosa tragándome entero y triturando mi cuerpo con su extraña boca llenan mi cabeza. Instinto grita que le prenda fuego a todo y el lado humano desapareció de la ecuación hace ya rato.

Sin saber qué hacer, continúo restregando mi cara contra la roca, intentando deshacerme de lo que sea esta maldita cosa. Mientras me retuerzo, instinto sisea de forma intimidante hacia todos lados, al suelo, a la nada, a donde sea que este esa cosa ahora que ya no siento sus vibraciones.

Todo en un intento de asustar lo que sea que sea esa maldita cosa.

[Detectar Vibraciones ha subido a Nv10]

Sigo sin detectar una mierda.

Instinto sigue silbando de forma enfadada en todas direcciones.

Noto el dolor cuando algo me aplasta bajo todo su peso y fuerza, mi cuerpo cruje y todo mi aire me es arrebatado una vez más. Me aplastan contra la roca fría y la agonía se extiende mientras mis tripas son aplastadas y machacadas contra el suelo.

Instinto silva de agonía y mi mente parpadea una vez más al borde de la inconsciencia, antes de reunir magia para una bola de fuego. Es entonces que se me ocurre una idea. No es una idea buena, pero no tengo nada más en este punto.

Derramo más y más magia en la bola que está preparando el instinto y empiezo a comprimirla y condensarla. Lo que está encima mío, posiblemente una pata, se levanta.

Instinto aprovecha esa pequeña brecha para usar [Dash] y movernos, dejándome el control de la bola completamente a mí. Mis pulmones arden, mi cuerpo duele, los músculos me están matando, pero logramos movernos con un acelerón, justo a tiempo para escuchar como la pata vuelve a estrellarse contra donde antes habíamos estado.

Con cada movimiento mi cuerpo grita de dolor, pero intento no pensar en ello, adormecerlo, y concentrarme en la bola de fuego. Pliego, condenso y comprimo el aether del hechizo mientras le agrego más y más energía. Cada pedazo, cada onza de energía que mis escamas y boca colectan se invierte en la bola de fuego.

[Concentración ha subido a Nv7]

[Aether Poderoso ha subido a Nv6]

Instinto está deslizándose todo lo que puede, usando [Dash] cada vez que puede para que no nos golpeen. Con cada uso, noto como mi cuerpo pide, ruega por un descanso. Mis músculos están en llamas, me duele respirar y me siento como si fuese a morir.

Pero mi mente está en la bola.

De forma casi dolorosa, derramo todo lo que puedo, gramo a gramo, onza a onza, pedazo a pedazo, todo es absorbido por la codiciosa bola de fuego, a penas y me queda algo en la piedra de sangre. La bola brilla en mi mente, como una estrella de fuego y violencia que quiere ser liberada. No he podido comprimirla a toda su capacidad, no había energía suficiente para eso.

Me siento mareado, con ganas de vomitar, todo mi cuerpo pesa, el frio me está congelando. Todo se siente como una mierda.

*CRACK*

Con un horrible crujido, noto como me vuelven a aplastar contra el suelo y prácticamente vomito del golpe. No puedo respirar, el aire se me escapa del cuerpo y el frio penetra en mí, únicamente despierto por la adrenalina corriendo por mis venas. El dolor se extiende, como si mis nervios estuvieran en fuego, mi mente se queda en blanco y empiezo a perder el control sobre la bola de fuego. Entonces instinto la recoge y la lanza hacia arriba.

No puedo ver la bola de fuego, pero puedo sentir su calor.

[Bola de fuego ha subido a Nv5]

Puedo sentir y escuchar las llamas crepitar con violencia, el cómo se aleja mientras vuela a gran velocidad.

[Bola de fuego ha subido a Nv6]

Por favor, por favor funciona, por la serpiente en el cielo, funciona por favor. Te lo suplico.

¡¡¡SKKKRREEEEEEEEEEEEEEEeeeeeeeee!!!...— Con una explosión que envía vibraciones por todos lados y un chirrido gorgoteante, escucho y siento algo gigante caer sobre la piedra con fuerza, como un saco de arena o cemento.

[Bola de fuego ha subido a Nv7]

Y huelo el asqueroso y familiar olor de la sangre.

Vida de una Serpiente Vol.1 Miedo y HambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora