Capítulo 65 Mi Anhelo

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La salida esta cerca, tiene que estarlo, me niego a pensar que no lo está. El aire sopla con un poco mas de fuerza, tiene que significar que está cerca.

Mi libertad, la parada del tren "Nop, nop, nop" con destino al tranquilo y rural pueblo de "Vámonos a la mierda de aquí ahora", donde el sol siempre brilla y no hay horrores monstruosos de muchos dientes y patas detrás de mi vida.

Noto mi corazón latir con fuerza en mi pecho en anticipación, mi meta, la superficie, está ahí. No sé a cuantos deslizamientos más de profundidad, pero ahí está, a mi alcance.

Grooooaaaaaaaaaar*CHOCAR*—Otro choque de imposible poder me devuelve a la horrible realidad, si quiero llegar hasta la salida, tengo que profundizar...profundizar y seguramente encontrarme de frente con lo que sea que hace esos ruidos y choques. Mi corazón vuelve a latir con fuerza, esta vez de miedo, ante la idea de encontrarme a lo que sea que haga el ruido.

Ser vivo o no, no quita que todo esto me dé un miedo horrible. El lado humano esta aterrado, yo estoy aterrado, instinto está a un pinchazo mental de hacer lo equivalente a disparar ciegamente a la oscuridad bola de fuego tras bola de fuego. Así de estresado estoy.

Y sin embargo, lo sé, que no tengo más opción que bajar si quiero encontrar la salida, mi anhelo y mi libertad de este lugar horrible y maldito. Así, con un miedo y estrés cada vez más grande, desciendo hacia la oscuridad del túnel, profundizando más y más en este infernal lugar.

Me deslizo durante lo que se siente como una eternidad, y un solo segundo al mismo tiempo, mi corazón temblando y encogido por el miedo y las sombras, por la oscuridad y el frio.

Cuanto más profundizo, más y más helado me siento, las vibraciones se vuelven una locura, haciendo temblar mi cuerpo cada vez, al mismo tiempo que los quejidos metálicos resuenan, cada vez más y más fuerte, hasta que siento que no puedo escuchar ni mis propios pensamientos.

Es entonces, que el túnel se abre en una caverna bastante espaciosa, y veo el origen del ruido. Para crédito del lado humano, ciertamente no está "vivo", pero tampoco es algo "Inanimado".

Es un esqueleto.

Un esqueleto gigante, masivo, si tengo que intentar adivinar, más de dos metros de alto, puede que tres y rozando los tres y medio. Huesos perlados y blanquecinos, unidos y enhebrados forman una monstruosidad esquelética gigante que porta una extraña corona ennegrecida por el paso del tiempo, de lo que podría ser oro con joyas antiguas, teñidas por el tiempo, revistiéndola.

Una extraña y horripilante luz oscura brilla en su caja torácica...no, brillar no es la palabra que busco, ni siquiera se acerca remotamente a la palabra, no para esto. Es como si resplandeciese, y al mismo tiempo absorbiese la luz a su alrededor.

La forma horripilante se expande y contrae en un movimiento rítmico y siniestro, subiendo y bajando, casi como un corazón latiendo. O como una burla a uno.

Poderosas manos esqueléticas de hueso blanco con pesados grilletes de metal oxidado y cadenas ennegrecidas por el tiempo toman la forma de puños que se estrellan con una fuerza abrumadora contra una gran puerta de metal incluso más grande que el propio gran esqueleto. De forma incesante, sin cansancio, sin desgaste, los puños huesudos golpean la puerta gigante, una y otra vez con un ritmo pesado.

¡GGGRROOOOOOOOOAAAAAAAAAAAAR!—la monstruosidad inmortal ruge, haciendo vibrar unos extraños hilos negros en su cuello para lanzar su desafío a la inamovible puerta.

Debajo del esqueleto, sus pies reposan en un extrañamente plano y pulido suelo con grabados rúnicos de aspecto antiguo y oscuro, extendiéndose alrededor de quince o veinte deslizamientos en todas direcciones antes de parar abruptamente. Dando una forma similar a la de un circulo o domo.

Aterrador, simplemente aterrador en una nueva escala, un enorme esqueleto malvado, ocupado en alguna tarea antigua, inmortal e incesante. Casi espero que se gire hacia mí con llamas inquietantes y oscuras, llenas de un odio antiguo ardiendo en las cuencas de sus ojos mientras una música de estilo gótico con canticos en latín suena para acompañar el momento.

Afortunadamente, nada de eso pasa y el antiguo mal inmortal permanece imperturbable ante mi presencia, mientras golpea sin cesar la gran y aterradora puerta oxidada de metal. Loco, aterrador y morboso, esa es la descripción que le doy a esta situación, incluso para los estándares de este lugar.

Mi corazón y cuerpo tiemblan de miedo ante la vista del titán de hueso y metal, pero hay algo que me distrae de la horripilante y morbosa vista del mal inmortal. Viento, mucho más perceptible que antes, la siento recorrer mis escamas y busco su procedencia, después de unos momentos, finalmente la encuentro encima de mí.

Arriba en esta cúpula de piedra y oscuridad, donde extraños cristales y setas azules brillan como estrellas en una noche despejada de nubes y sin polución, ahí, hay un enorme túnel hecho de formaciones rocosas de piedra irregular. Un túnel vertical, retorcido y alargado que rompe capa sobre capa de piedra, ascendiendo hasta alturas desconocidas.

Y ahí, en ese túnel, encuentro lo que he estado buscando por lo que se siente como toda una vida, mi esperanza, mi antorcha en la noche mas oscura, mi anhelo, mi luz, la superficie.

Esta ahí, a el dios serpiente sepa cuantos metros de distancia, puede que hasta kilómetros, pero ahí está. La libertad.

Mi libertad.

Me derrumbo en el suelo, fofo como un fideo sin vida, silbando en serpiente lo equivalente a sollozos de alegría mientras miro hacia las alturas y no por primera vez, desearía poder llorar físicamente, pero como no puedo, en su lugar lloro en silencio en mi alma. Después de tanto tiempo buscándola, la he encontrado.

Después de recomponerme un poco, lo que tarda algunos minutos, me muevo hacia una de las paredes fuera del espeluznante espacio que habita el esqueleto gigante y forjo un nuevo campamento de serpientes. La forma clásica, túnel que lleva a una caja de zapatos con techo redondeado en forma de cúpula.

Me aseguro de darle un trato extra especial al lugar para que se sienta lo más cómodo posible, buscando y arreglando cada pequeña imperfección que encuentro hasta que quedo satisfecho.

Oficialmente y en nombre del dios serpiente, yo nombro este lugar "Campamento Manto de Estrellas", por los azules cristales y setas venenosas que plagan el lugar por arriba y lo hace parecer un gran conjunto de estrellas. Posiblemente mi mejor nombre hasta ahora.

Ahora la operación [Escape del Infierno] ha entrado oficialmente en Fase Tres.

Vida de una Serpiente Vol.1 Miedo y HambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora