Capítulo 38 Aterrizaje forzoso

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Incluso alejado como estoy puedo notarlo, las vibraciones salvajes de una lucha encarnizada a lo que bien podrían ser poco más de cien metros de mí. La lucha desesperada de la supervivencia entre una bola de oscuridad y muerte con tentáculos aserrados y un fideo gelatinoso de boca grande revestida de dientes.

Incluso cuando lo pienso ahora, su boca era extraña, no se parecía del todo a la mía, parecía más adaptada a morder, como, morder de verdad y no lo que hago cuando como setas. Los ecos de la batalla atraen mi atención una vez más, el crujido de los árboles, la madera que los conforma gimiendo de dolor ante el azote de las fuerzas de monstruos horribles y gigantes.

Las hojas y vegetación susurrantes mientras los grandes cuerpos se mueven y retuercen...hasta que todo cesa repentinamente. Y Así, de un momento a otro se hace el silencio. El bosque se queda callado, sin crujidos ni hojas susurrantes, solo el pesado silencio flota en el ambiente.

Me incomoda, me incomoda de sobremanera. Desde que llegue a este lugar nunca ha estado completamente en silencio, siempre había algún ruido, algún gruñido hambriento en la distancia o cualquier cosa. Pero ahora no hay nada. Es como si todo el bosque hubiera muerto repentinamente y solo yo quedara vivo.

Un silencio sepulcral comparable al de un cementerio en la noche o el silencio silbante de un pueblo abandonado. No puedo evitar ponerme nervioso.

Y justo cuando pensé que el mundo entero se había quedado mudo, el sonido vuelve en la forma de vegetación siendo aplastada contra un cuerpo voluminoso. No puedo ver absolutamente nada desde esta distancia, soy demasiada bajito y hay demasiados árboles y vegetación. Pero creo que la serpiente de boca grande se está comiendo a la medusa gigante al clásico estilo serpiente. Desencajando la mandíbula e intentando meter a la maldita cosa entera ahí dentro.

No es que pueda quejarme de que sus métodos son muy brutos, yo literalmente hago lo mismo con los champiñones venenosos. Toda la técnica de abrir la boca y desencajarla como si fueran piezas de lego para tragar la comida mientras la arrastras más profundo con los pequeños dientes es totalmente la especialidad de las serpientes.

A pesar de esas similitudes, no estoy particularmente ansioso de conocer a esta cosa, principalmente porque instinto está gritando a todo pulmón que si nos ve nos va a sorber como a un espagueti escamoso.

Espero, oculto y francamente aterrorizado mientras la gran serpiente extraña y bocona se da un festín con la bola de oscuridad llena de tentáculos con sierras. El tiempo pasa lento. Tan malditamente lento que se siente como una eternidad mientras mi pequeño corazón de serpiente late con fuerza. Pero finalmente el ruido susurrante de la vegetación cesa.

...Se...¿se habrá ido volando o algo?

El susurro se reanuda de nuevo, esta vez puedo ver la titánica forma de la serpiente deslizándose por el suelo del bosque con su cuerpo claramente hinchado, aunque considerablemente menos de lo que creí que estaría al tragarse ese pedazo de bola de oscuridad gelatinosa con dientes.

Su musculoso y oscuro cuerpo aún tiene heridas en su carne gomosa, pero parecen estar rellenándose a un ritmo casi visible. Su gigantesco cuerpo sinuoso se mueve y desaparece entre la penumbra de los árboles y la materia vegetal para (con suerte) nunca más ser visto.

Incluso mientras se mueve, alejándose de aquí en dirección al gran árbol de piedra. Supongo que para volver a subir hasta la niebla. Puedo olerlo.

El hedor que ahora apesta toda esta sección del gigante bosque. El olor de la muerte.

Y déjame decirte algo sobre eso, NO huele bien. Para nada, huele malditamente mal, fatal, horrible. uno de diez y estoy siendo generoso. El olor a muerte cuelga en el lugar y se pega a mi lengua como un chicle obstinado y sucio a un zapato.

Es absolutamente horrible y quiero salir de aquí lo antes posible. Pero una parte de mí. Una horrible parte de mi tiene curiosidad. Una morbosa y asquerosa curiosidad por ver el resultado final de la batalla, el cómo ha acabado todo.

El odiado archienemigo ha vuelto.

El lado humano sabe que es mala idea, que lo único que encontrare será un gran socavón donde la pareja de gigantes cayo y como mucho algunos pedazos de carne gomosa que cayeron desde las alturas. Pero aun con eso, la curiosidad sigue empujándome hacia adelante.

Al final, en contra de mi mejor juicio me muevo, deslizándome hacia adelante hacia el epicentro de la batalla finalizada. Con cuidado y miedo, me mueve de forma sigilosa y silenciosa entre la vegetación. Rezando al dios serpiente por no encontrarme nada que quiera comerme.

El camino hacia donde la serpiente estrello a la medusa se me hace eterno. Cada deslizamiento se siente como un paso hacia la oscura boca del lobo figurativo. Todo impulsado por un mórbido sentido de la curiosidad que me atrae hacia el lugar como un pez que ha mordido el anzuelo de un pescador y ahora es arrastrado hacia la superficie.

Finalmente llego al lugar y es casi como me lo imagine. Arboles rotos y astillados en pequeños fragmentos. Vegetación aplastada por el increíble peso de dos gigantes que cayeron del cielo. Todo lleno hasta rebosar con signos de pelea, ramas y arboles rotos o cortados. Seguramente por los picos aserrados de esos horribles tentáculos.

Entre todo eso, tendidos en el suelo están los tentáculos oscuros de la bestia, junto con varios otros monstruos que al parecer quedaron aplastados por el impacto de los dos gigantes. Se encontraron en el lugar equivocado en el momento equivocado.

La escena es horrible, cuerpos aplanados, estómagos reventados y abiertos dando a conocer su contenido al mundo. Ojos que salen de las orbitas de cuerpos machacados. Órganos que asoman sus feas caras desde grietas en los cuerpos rotos.

Se me revuelve el estómago y noto como la bilis me sube por la garganta repentinamente seca. Me doy la vuelta y doy todo de mi para no vomitar otra vez mientras el olor a muerte y cadáveres se aferra a mi lengua de una forma obstinada. Mis esfuerzos no están funcionando y mi cuerpo se siente frio.

La bilis y el vómito siguen trepando por mi garganta como agua ardiendo. Impulsados por el horrible olor a muerte y cadáveres que surge de este lugar. Mi cuerpo tiembla de asco y miedo mientras las imágenes de la brutalidad detrás de mí parpadean en mi mente.

Se acabó, he visto más que suficiente. Me voy.

Lo juro, esto me va a provocar pesadillas en la noche.

Me deslizo para irme cuando un pequeño brillo rojo escarlata llama mi atención. Me acerco para observarlo mientras el vómito sigue empujando contra mi garganta intentando liberarse.

Es una piedra de sangre.

¿Qué hace una piedra de sangre aquí?

Vida de una Serpiente Vol.1 Miedo y HambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora