Capítulo 52 La Búsqueda Continua

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Empujo esos pensamientos hacia abajo todo lo que puedo, estoy demasiado cansado como para pensar en ellos, no quiero pensar en ellos. Solo seguiré haciendo lo que he hecho, busca la pared y sigue a los murciélagos hasta la libertad. Hacia el cálido sol de un mundo sin monstruos gigantes ni cosas horribles.

No pienses en nada mas, solo en eso. Tiene que haber una salida, hay una salida, eso es lo que creo. Eso es lo que tengo que creer. Había una corriente de aire, eso tiene que venir de algún lado, tiene que surgir de algún lado.

Oh divina serpiente que estas en los cielos, santificadas sean tus brillantes escamas que cuidan de todas las serpientes, ya sean grandes o pequeñas. Te imploro que me ayudes en mi sangrada misión de encontrar la superficie, de encontrar una salida a este horrible lugar de pesadilla lleno de hambre y miedo. Infestado de monstruos que buscan condenarme a una muerte grotesca y horrible frente a fauces de muchos dientes o a frías mandíbulas astilladas de insecto.

Siempre tuyo, tu más fiel seguidor.

Y así, el tiempo pasa mientras me encojo en medio de la oscuridad, descansando y ocultándome de los ojos hambrientos que patrullan este bosque retorcido de niebla y sombras. Cuanto más tiempo pasa, más pensamientos horribles salen a flote desde lo más recóndito de mi mente, desde las profundidades más oscuras.

¿Y si no hay superficie?, ¿y si este mundo es solo túneles y cavernas infinitas que bajan y bajan y bajan y siguen bajando hasta el infierno?

Una vez más mi mente conjura horribles imágenes, de túneles y cavernas imposiblemente largos, de ecosistemas aberrantes tan o peores que este. De árboles con escamas y placas pulsantes surgiendo de tierra virulenta como si fueran pus de una herida, de monstruos horribles de tamaños literalmente imposibles acechando en los oscuros túneles y entre las grietas de los árboles, de cascadas de sangre y acido que suben en vez de bajar, de ríos hechos de veneno que corren por las paredes en vez de por el suelo mientras envenenan la realidad misma.

El solo imaginarlo hace que tiemble y me encoja de miedo más de lo que ya estoy. Las imágenes no cesan, siguen parpadeando a la vida en mi mente, de dientes gigantes surgiendo desde la tierra para devorarme vivo, de horrores más oscuros que una noche sin estrellas nadando en un cielo falso arriba, de raíces llenas de pinchos y bocas, ansiosas por destrozarme hasta que no quede nada.

En las ultimas partes la cosa parece haberse mezclado con experiencias más recientes, pero eso no hace más que alimentar la pesadilla. Con cada imagen que mi mente crea y da vida en mi cerebro [Paranoia] grita más y más fuerte, y yo me encojo más y más en el lugar mientras intento que todo pare.

Pero cuanto más intento no pensar en ello, mas imágenes surgen, conjuradas por mi mente. Las mismas sombras parecen temblar y retorcerse mientras las miro, lo cual hace que entre en pánico y dispare un [Aliento de Fuego Avanzado] hacia las retorcidas y grotescas sombras.

Cuando las llamas golpean el suelo iluminando y quemando el lugar, las sombras retroceden hasta que el fuego se acaba y vuelven a asentarse una vez mas en su lugar. No hay temblores ni estiramientos, ni ojos mirándome fijamente, son solo sombras y restos de plantas quemadas.

Inspiro y respiro, inspiro, respiro, inspiro y exhalo, intentando calmarme mientras sigo manteniéndome escondido de cualquier cosa que pueda acechar por aquí. El olor a vegetación quemada se pega a mi lengua como un chicle a la suela de un zapato.

[Sigilo ha subido a Nv8]

[Silencio ha subido a Nv6]

Los anuncios repentinos me hacen dar un bote del susto y sinceramente no me encojo más porque no me es físicamente posible hacerlo, si no fuese por eso lo seguiría haciendo.

Quiero salir de aquí, necesito salir de aquí. Si no lo hago siento que el propio lugar va a matarme antes que cualquier monstruosidad con demasiados dientes tenga siquiera la oportunidad de intentarlo.

Impulsado totalmente por el miedo y por la idea de que algo haya podido ver el fogonazo de luz de antes y se dirija hacia aquí para curiosear, me pongo en movimiento una vez más. Utilizando el conocimiento proporcionado por las habilidades otorgadas en este extraño y horrible lugar me muevo entre los árboles y las piedras, entre la vegetación y la tierra.

Cada vez que el mas mínimo sonido suena remotamente cerca, me lanzo hacia piedras o plantas en busca de protección y cobertura contra posibles monstruosidades horribles de muerte y perdición seguras que acechen en la oscuridad. Después de varios minutos de espera retomo el ritmo y me deslizo entre el suelo y la vegetación.

A medida que me deslizo y me alejo de la zona donde me encojo de miedo una pequeña chispa arde dentro de mí, le prometí al dios serpiente que encontraría una salida, lo jure en su nombre. Y por sus divinas escamas que pienso encontrar esa salida.

Hssss, todos alaben.

Las plantas y de más vegetación alienígena y brillante se abre a mi paso mientras me deslizo con cuidado entre la tierra y las rocas, en busca de la tierra prometida. El paraíso donde el sol brilla en lo alto del cielo, donde los monstruos son relegados a una pesadilla subterránea de oscuridad y miedo, lejos de donde puedan alcanzarme. De un lugar donde la comida no intenta matarte con veneno, acido o intentando morderte de vuelta.

A ese lugar es al que aspiro llegar, lejos de este horror, de estas sombras oscuras que acechan tanto entre los arboles como en mi propia mente, lejos de los rugidos de combate y agonía que resuenan por el bosque retorcido y podrido. Lejos de los gigantes que nadan en la niebla de arriba, devorándose unos a otros como una horda de langostas hambrientas devora cultivos.

Lejos de insectos de pesadilla con demasiadas patas, de mandíbulas puntiagudas y goteantes, de ojos vidriosos que miran con hambre y maldad a todo lo que los rodea. Lejos de todo eso, lejos de todo lo que este lugar representa, para nunca volver a poner un pie aquí.

Con todo eso flotando en mi mente, avanzo. Me deslizo durante lo que se siente como horas y horas de arrastrarme mientras me escondo de los monstruos horribles que patrullan este bosque en busca de comida, hasta que siento que ya no puedo más y me cavo un campamento temporal con el clásico estilo que he mantenido hasta ahora. Mi cabeza palpita de dolor mientras cierro la entrada del campamento y me desparramo como una bufanda mal doblada y arrojada al suelo sin ningún tipo de cuidado.

Mi mente se nubla y dejo que el cansancio y el estrés del día me arrojen al sueño, donde al menos puedo olvidar durante un rato todo lo que ha pasado, donde puedo olvidar que este lugar existe, aunque solo sea por un momento. Floto sin rumbo en la oscuridad hasta que mi mente es tragada y arrojada a dormir, lejos de todo el terror y horror de este infernal lugar.

Vida de una Serpiente Vol.1 Miedo y HambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora