Capítulo 47 Los Aprendices Trabajan Duro Parte 1

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La cuerda del arco se tensó casi fantasmalmente hasta descansar en la mejilla de Camila, una flecha hábilmente colocada entre la cuerda y su agarre. Con un movimiento entrenado la mano se soltó y la flecha voló, silbando y cortando el viento por el más breve de los momentos. Antes de estrellarse y enterrarse profundamente entre los ojos de la bestia.

El monstruo no tuvo tiempo de gruñir de ira o rugir de dolor y frustración. En un momento estaba vivo y al siguiente su cuerpo golpeo el suelo de piedra de la caverna como un saco de arena. Los otros monstruos rugieron mientras se abalanzaban hacia adelante con hambre y violencia.

Camila preparo hábilmente otra flecha y tenso la cuerda de su arco hasta que este volvió a descansar sobre su mejilla antes de volver a soltar la cuerda. Una vez más la flecha voló, silbando por el aire antes de estrellarse con un sonido húmedo en el cuello de otro monstruo. Enterrándose profundamente en su carne.

La bestia aulló de dolor antes de caer al suelo gimiendo y pataleando como un niño. La punta de una espada le otorgo una muerte rápida cuando le apuñalo el corazón. Un espadachín blandió su espada hacia otro de los monstruos. El arma, sujeta por dos manos firmes se movió hacia adelante como un rayo y se hundió en el pecho del monstruo, mordiendo profundamente a través de su corazón.

La criatura cayó al suelo retorciéndose de dolor mientras sangre se derramaba desde su boca. Sus movimientos lentamente cesaron y la vida escapo de sus ojos vidriosos.

El ultimo monstruo que quedaba gruñó y rugió de forma desafiante, sin tener la más mínima intención de retroceder. Aunque no es como si tuviera la oportunidad en primer lugar.

Atrás. Protegido, Lucius dibujo sigilos arcanos con sus dedos mientras cantaba, palabras de poder saliendo de su boca entrenada, reverberando por el tunal mientras sus manos dibujaban los sigilos con la precisión nacida del entrenamiento y la dedicación que un oficio como el suyo exigían.

Oh fuego que guía nuestro camino en la oscuridad, elimina a los enemigos que caminan por este sagrado camino, [Bola de Fuego]—Se escucharon las palabras de poder revolotear con fuerza en el aire mientras el ultimo sigilo era trazado. Una pequeña chispa anaranjada se encendió frente a la gema de su bastón en la oscuridad, y rápidamente creció para convertirse en una esfera de violentas llamas naranjas.

Impulsado por fuerzas arcanas, el fuego voló por el aire como si de una flecha se tratara antes de impactar violentamente contra el monstruo, cubriéndolo completamente de fuego antes de explotar con un rugido en violentas llamas crepitantes.

El olor de la carne quemada floto por el aire mientras las llamas se apagaban, dejando solo un cadáver destrozado y lleno de quemaduras que se derrumbó en el suelo con un golpe seco.

Con todos los monstruos eliminados, no hubo más que hacer en esta sección de túnel. Ni siquiera valdría la pena buscar piedras de sangre en ellos, en la "Caverna de novatos" las piedras de sangre eran algo muy raro.

Camila recupero las flechas que estaban en buen estado y las limpio de sangre y restos monstruosos, lo mismo fue hecho con las espadas. Limpiadas de cualquier rastro de sangre para mantenerlas en condiciones óptimas.

Volvieron y se reportaron con los suboficiales antes de seguir marchando hacia las profundidades.

La expedición había transcurrido sin problemas hasta el momento, algo de lo que Camila estaba muy agradecida. Los soldados, Guardias Imperiales y los Guardias del Abismo habían cooperado en la limpieza de los niveles superiores y cientos de monstruos ya habían sido destruidos en preparación para la Tormenta.

Normalmente no pasaría mucho tiempo antes de que guerreros de tan alto calibre se movieran a través de esta área de la Mazmorra como un cuchillo cortando a través de mantequilla. El lugar simplemente no era una amenaza para ellos en absoluto.

Un Guardia del Abismo completo podría perfectamente enfrentarse a una docena de monstruos al mismo tiempo sin dejar caer ni una gota de sudor. Aun así, ser completamente minuciosos y despejar cada túnel lateral, cada pasaje y cada rama requirió mucho tiempo y esfuerzo.

Con dos fuerzas tan agudas como la Guardia Imperial, que solo aceptaba a lo mejor de lo mejor y los Guardias del Abismo que habían perfeccionado la lucha en los túneles. Junto con la asistencia de los soldados de primera línea. La tarea se realizó tan rápido como se pudo hacer de manera realista.

¿No parecen relajados?—refunfuño Lucius con una voz algo ronca, señalando a los Guardias del Abismo de mayor rango antes de destapar su odre de agua y beber profundamente hasta saciarse. Un pequeño hilo de agua cayo por su barbilla, brillando por la luz de las venas azules y retorcidas de Aether que recorrían el túnel.

Camila miro hacia los Guardias que señalo Lucius y los encontró riendo y charlando ociosamente mientras caminaban antes de volver a mirar al frente.

Si yo fuera tu no me quedaría mirándolos demasiado y también bajaría la voz—le susurro a su compañero, manteniendo las manos en su arco y sus ojos fijos en el túnel por el que marchaban—Se rumorea que la Teniente Diana tiene habilidades auditivas increíblemente avanzadas. Si te oye lloriquear, estarás cavando letrinas en la roca del túnel—advirtió mientras seguían marchando.

Simplemente no me parece justo que nosotros los aprendices tengamos que hacer todo el trabajo duro mientras los superiores miran y hablan—se quejó su compañero con desgana y una voz ligeramente ronca—He lanzado tantas bolas de fuego en las ultimas diez horas que mis dedos se sienten acalambrados, mi lengua esta medio dormida, mi garganta esta tan seca e irritada que duele y la cabeza me está matando—Gimió frustrado.

Lucius no era, por lo general, del tipo que se quejaba y lloriqueaba cuando estaba en el trabajo. Pero luchar contra monstruos y estar en alerta constante durante la mayor parte de la mitad del día era suficiente para poner a cualquiera de mal humor.

Para empeorar las cosas, todos los magos de fuego eran conocidos por tener la vela corta en cuanto a temperamento si se les presionaba los suficiente. Lo que aparentemente les gano varios apodos dentro de los círculos de magos.

Aguanta un poco más—le amonesto Camila—Pronto llegaremos a la Extensión y estableceremos el campamento Avanzado. Estamos programados para descansar una vez que las fortificaciones sean montadas—le recordó de forma poco sutil a su compañero.

Genial, más excavación—gimió con sarcasmo.

Camila solo pudo poner los ojos en blanco ante las continuas quejas de su compañero. Aunque ella no podía culparlo demasiado. Los magos que se especializaron en fuego como el eran extremadamente efectivos en despachar grandes grupos de monstruos de baja categoría de manera rápida y eficiente. El había trabajado mucho más duro que ella en estas diez horas, siendo llamado constantemente para hacer llover fuego sobre grandes grupos de monstruos.

Vio como Lucius abrió su zurrón y saco un pequeño papel redondeado de color beige, lo abrió y revelo una pequeña esfera de color gris azul que parecía tener un brillo etéreo. Sin mucho pensamiento se lo llevo a la boca y lo dejo reposar en su lengua, extrayendo la energía arcana que contenía.

"Caramelos de mago" pensó para sus adentros, un sustitutivo a las Pociones de Aether, mucho menos complicado de hacer, más barato, pero menos eficiente. Usados usualmente por magos, de ahí el nombre "Caramelo de mago".

Era el segundo que Camila le veía tomarse desde que comenzó la expedición. En la mazmorra su capacidad para recuperar la magia gastada debería ser mucho más rápida debido al Aether ambiental más denso y rico que en la superficie, pero para todo había un límite.

El mago se concentró en extraer la energía arcana contenida en la pequeña esfera sin sabor hasta que estuvo completamente vacía. Una vez sin energía, la esfera se resquebrajo y se deshizo como polvo en su boca que fue escupido en un rápido movimiento.

Vida de una Serpiente Vol.1 Miedo y HambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora