Vida de una Serpiente Vol.1 Miedo y Hambre

Capítulo 81 Problemas Centrales

Entro en pánico absoluto cuando no encuentro la entrada de mi campamento. Miro hacia la derecha, hacia la izquierda, nada, solo hay más pared. Pared, pared y pared, piedra y niebla en todas direcciones.

¿Dónde se supone que estoy?, esto estaba lo suficientemente cerca del campamento como para ser imposible perderse. Noto las vibraciones incrementándose, ya no es solo un monstruo, son más, se están acercando.

Siento que mi corazón va a explotar en cualquier momento mientras busco la entrada al campamento. Por pura desesperación, saco la cabeza de la niebla para mirar desde un punto más alto, lo que incurre en un montón de gritos de alerta por parte de instinto y una subida en el nivel de pánico mientras veo horrores moverse entre las sombras en la distancia.

Pero finalmente veo la luz al final de este túnel oscuro, la entrada a mi campamento, esta hacia la derecha de aquí, no demasiado lejos, por suerte no me he desviado tanto como parecía al principio. Vuelvo a sumergir la cabeza en la fría y oscura niebla y utilizo [Dash] como un psicópata para acercarme allí lo más rápido posible, descartando totalmente el sigilo.

Noto como mi energía se agota, como mi resistencia se drena rápidamente con cada uso de la habilidad. Definitivamente las serpientes no están hechas para recorrer largas distancias de forma rápida.

Mi ansiedad sigue aumentando al mismo ritmo que lo hacen los temblores y los gruñidos, hasta que finalmente consigo ver la entrada. Me zambullo en la entrada de mi refugio como lo que sea que se pueda zambullir bien en el agua y cierro la entrada tan pronto como entro.

Uff...uff...joder...joder...eso ha estado cerca, demasiado cerca para mi gusto. Escupo la piedra alojada en mi boca desencajada y la vuelvo a poner en su sitio.

No ha valido la pena, definitivamente no ha valido la pena arriesgarme por esto. Ha sido una muy, muy mala idea. Una que no pienso repetir otra vez. Esta es la primera y última vez que hago esto.

Me alejo de la piedra y me acerco a la estatua del dios serpiente para orar durante unos minutos, dándole las gracias por permitirme sobrevivir a este encuentro. Así paso el tiempo, pensando y orando a la serpiente en el cielo que me otorga su divina protección.

...He estado bajo cierto nivel de estrés desde que nací, y ahora, aquí, en el santuario del dios serpiente. Después de la muerte de la heroica salamandra y la recuperación de su piedra de sangre, soy más consciente que nunca de mi inestabilidad mental.

Este lugar es horrible. Más que horrible. Es un infierno, uno de oscuridad y miedo, donde cosas terribles acechan en las sombras, sus ojos brillando con malicia en la oscuridad, sus fauces goteando con hambre. Lo odio. Odio este lugar.

Cuanto más tiempo paso aquí, más miedo me da, más lo odio, más aterrador me parece, y más ganas de alcanzar mi meta me impulsan a seguir. A llegar a la superficie, ese paraíso, donde la oscuridad no tiene dientes ni las sombras intentan comerte, donde el sol brilla en lo alto y la niebla no te hiela de dentro hacia afuera.

Toda esta horrible y jodida situación solo me impulsa más a seguir cavando, seguir cavando, para salir de este inframundo maldito.

Desvió mi mirada hacia la piedra de sangre de la heroica salamandra, yaciendo en una esquina apartada del santuario.

¿Qué hago ahora con la piedra?, ¿Tal vez debería hacer una caja de piedra donde ponerla?, sí, eso suena bien, ponerla en una cajita de piedra y colocarla en una mesita de piedra o algo así.

Puede que en un pedestal para honrar a la heroica salamandra.

En realidad, esa es una buena idea, si, hare un pequeño pedestal donde colocar la piedra, puede que algunas tallas con la salamandra gravadas en el pequeño pedestal.