Eamon
Estaba caminando entre los puestos de el mercado de Tiziaaná, veia el agradecimiento en los rostros de la gente de mi pueblo por lo que e echo por ellos todos estos años, y siempre buscaban demostrarmelo. Ya sea con comida, animalea majestuosos criados en las mejores granjas del pueblo, cartas entre otras cosas. Siempre busque que solo me vieran como un pueblerino mas, pero jamas accedieron. Y comprendo el por que, fui yo quien los ayudo a que escaparan de debajo de el rio Efrautes de los castigos que nos impuso el señor de los Cielos.
Camino con firmeza, y mi semblante frio, fui criado a jamas bajar la guardia, ni mostrar mis emociones o sentimientos, nuestro enemigo siempre anda suelto y en cualquier momento puede aprovecharse de un momento de vulnerabilidad como para poder atacarte, pore so me encargue de esconder dentro de mi cada pequeña emocion. Y durante todos estos siglos habia funcionado.
Hasta el siglo que la conoci a ella, y cuando demostró vulnerabilidad hacia ella, me la arrebataron de mi.
Me prometi, no volver a sentir, no reflejar nada por nadie, no tener a alguien a quien amar, por que al final de todo, el señor de los Cielos nos creo a los primeros sin ninguna mujer que poder cortejear, por que debiamos centrarnos en nuestro deber "vigilar la humanidad" lo cual termino que cortejearamos humanas, unos se casaban con ellas e incluso llegaron a tener hijos con ellas, lo cual creo un ser maligno, mitad humano, mitad angel.
Los Nephilims.
Esos seres enormes que podian transformarse monstruosamente, teniendo una fuerza imparable, que al ver el tipo de pecados que cometian, el señor de los Cielos mando el diluvio para deshacerse de ellos. Sin embargo, unos cuantos lograron sobrevivir, los cuales buscan vengarse tanto de los angeles, angeles caidos, el señor de los Cielos, el cual sabe que su punto de vulnerabilidad son los humanos. Es por eso que tenia que cuidar a los mios y no solo a los mios, si no también a Keira.
Esa niñata habia llegado en el peor momento, justo cuando los Nephilims estan cerca del pueblo, sabia que podían rastrearla sin problema, su olor era muy peculiar, no como el de todos los humanos, y eso me intrigaba. Y no solo eso, si no tambien el echo de por que ninguno de nosotros podíamos acceder a sus pensamientos, manejar sus emociones, incluso para poder echizarla era mas costoso de lo normal, y eso que paso al atravesar la barrera, no era normal. No habia ni un solo humano que no terminara deamayandose, convulsionandose o incluso poder caer en coma, debido al gran nivel de poder que hay en el. Ese echizo fue hecho por uno de los hechiceros de el gran señor, nadie podia atravesar este como si nada sin que no fuera algun tipo de criatura.
En el pueblo de Tiziaaná no solo existiamos nosotros, los ángeles caidos, tambien existian distintas criaturas rechazadas por el señor, asi eran los duendes, hadas del bosque, brujas blancas o brujas del mal, hombres lobo o incluso hasta vampiros, aun que era muy raro verlos aqui, ya que ellos habian creado sus propias civilizaciones.
Keira era solo una simple niñata humana, muy estupida, pero a la vez tenia una agilidad increíble. Su aura no era como la de un humano, normalmente los humanos tienen auras naranjas, moradas, rosas. La de ella era negra, un negro que te podia hacer poner los pelos de punta.
Por eso y por venir a comprar lo necesario para la barrera contra los Nephilims, habiamos venido al mercado, aqui tenemos todo lo necesario, y aqui se encontraba Aster.
Aster era un viejo amigo, que conoci hace siglos mientras ayudaba a los demas angeles caidos a huir del castigo impuesto, el y su nivel de hechicería avanzada logro distraer a los propios ángeles guardianes de Dios que habian sido enviados para vigilarnos y torturarnos. Aster logró inmovilizarlos, y destrozar su mente de una forma horrorosa y finalmente, yo me encargue de torturarlos como ellos hacian con los de mi especie.
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Inmarcesible
FantasyUn dia normal en la vida de Keira, despertar, ir a la universidad, ir al trabajo y regresar a casa para dormir, esa era su rutina diaria que se habia acostumbrado por casi toda su vida. Pero esa noche todo cambio. Siempre mi abuela dijo "la curiosid...