PARTE 50

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Eamon



La manera en la que empezaba a comportarme alrededor de Keira, empezaba a sacarme de quicio, ¿Por qué de un dia a otro, mi repudio hacia ella paso a una necesidad? Me estaba jodiendo el no saber como sobrellevarlo, pero a la vez, me gustaba lo que estaba provocando en mi, con tan solo una mirada me podia tener a sus pies, ¿sera que me habra echo algo con sus habilidades? Lo dudo, si apenas sabe como prender una llama de fuego.





Keira trae el infierno consigo misma y sin embargo, besa como un puto angel, un angel que se aferro a mi y ahora, ninguno de los dos puede alejarse del otro, tan inocente con esa mirada que hace olvidar a uno la maldad con la que fue creada.





Maldita sea.



Esa niñata bella me habia atrapado entre sus garras.



Bien dicen "el que con brujas se acuesta, hechizado amanece" y joder que bien me hechizo esa mujer.



Por ello mismo, verla en la situación que se encontraba actualmente, era como si cientos de espinas cruzaran mi piel, una tras otra, tras otra. Sus gritos que parecieran atorarse en su garganta era el reflejo de su dolor, las lagrimas que derramaba inundaba sus penas, no sabia perfectamente quien era aquella mujer muerta y la importancia que tuvo en la vida de Keira, pero si se que si era un ser querido de ella y verlo en tales condiciones, debe ser sumamente doloroso e impactante.



Su fragil cuerpo debajo de mis brazos no dejaba de temblar mientras que buscaba zafarse de mi para arrastrarse hacia aquel cadaver, haciendo que la sujete aun mas fuerte midiendo mi fuerza para no llegar a lastimarla, la furia que empezaba a acumularse en mi empezaba a brotar de mi sistema, tenia que encontrar a aquellos hijos de puta y a todos los involucrados para exprimir cada gota de sangre de su insignificante cuerpo hasta que no quede ni una señal de que existieron, si querían enfrentar a la muerte, hicieron bien en meterse con ella.





Los chicos se encargan de el cuerpo, mientras yo me encargo de tranquilizar a Keira y alejarla para que no lograra apreciar aquella escena grafica, su ritmo cardiaco aumentaba cada vez mas y temia por que su salud se viera afectada, con mis manos acuno su rostro buscando su atención, pero solamente observo como Keira se encontraba mirando un punto perdido mientras que sus labios temblaban y habla entre murmuros sin sentido alguno.- Keira, basta.- hablo preocupado mientras acariciaba su mejilla.- Debes dejar de ponerte asi, situaciones como estas pasaran y muchas y debes aprender a enfrentarlas.- hablo pero no obtengo respuesta de su parte.- ¡Keira!.- mi voz dura sale en un grito firme, haciendo que ahora su vista se centre en la mia, y es lo que necesito para relajar mi postura.- Eres mas fuerte que esto, no te doblegues.- mi voz calida parece atraparla ya que por fin capturó su atención y veo como poco a poco empieza a calmarse. Mi preocupación por ella empezaba a crecer cada vez mas, ultimamente a vivido muchos eventos traumaticos que puede llegar al colapso, necesitaba tranquilidad por un momento, antes de enfrentarse a lo que seguia.





Mi mano va hacia su frente posandola ahí para luego mirarla.- Todo estara bien, linda, yo me encargo.- susurro para lentamente alejar mi mano de su frente, haciendo que hilos dorados que conllevan sus pensamientos y preocupaciones salgan de su sistema, atandose a mis dedos logrando que estos se impregnen a mi, por unos segundos cierro mis ojos mientras que mi cuerpo se retuerce, recibiendo cada imagen mental de sus pensamientos que la atormentan, pensamientos que terminan siendo recuerdos.





Ver a una pequeña Keira asustada de sus propios padres, mientras cometia actos que una niña de su edad jamas tuvo que vivir, era algo sorprendente, y sobre todo ver el abuso fisico que vivio de parte de sus padres, los golpes tan sadicos que estos le proporcionaban en caso de no seguir sus instrucciones, cuando ella se negaba a asesinar a alguien, pero ellos la obligaban. Las veces que ella fue entregada para ser una guia de Satanas, pero necesitaba que tuviera mas conocimiento de sus habilidades y usar estas para acabar con cientos de vidas.





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