*ADVERTENCIA DE ESCENAS SENSIBLES*
Keira
Mi corazón estaba latiendo de manera desenfrenada, haciendo eco en mis oidos, yo me encontraba corriendo en el bosque, las ramas de los arboles chocaban en mi cuerpo, y sentia que el espacio cada vez se hacia mas pequeño, el aire en mis pulmones se acababa de manera lenta, entonces una persona en capa aparece frente a mi, trato de alejarme e ir hacia otra dirección pero me encuentro con una persona vestida de la misma manera, miro todo mi alrededor y estaba rodeada por personas con el mismo fisico.
Miro mis manos y habia sangre en ellas haciendo que goteen cayendo al piso, mi garganta se cierra y cuando vuelvo a levantar la cabeza, esta mi madre con la misma vestimenta de los demaa, la diferencia que ella cargaba con una corona de metal con picos torcidos, su sonrisa siniestra me inquieta pero mi cuerpo se inmoviliza en mi lugar.
-Vamos Keira, matalo.- murmura y entonces confundida sigo su mirada que se centraba en mis brazos, ahi hacia un bebe de no mas de 1 año de edad, cabello castaño, unas largas pestañas que se encontraban en sus parpados que estaban cerrados mientras su pecho se movia tal su respiración.
¿Quién era? ¿Por qué lo estaba cargando?
-¿Qué? ¿A caso dejaras que alguien te quite tu puesto de reina? Demuestra que eres lo necesario para serlo y matalo.- murmura mi madre con tal enojo y una rabia que ardia en sus ojos.
-No- mi voz sale entrecortada mientras niego con la cabeza miles de veces, lágrimas caían por mis mejillas y buscaba alejar al pequeño hombrecillo en mis manos.
-Matalo Keira, matalo por que el acabara con el propósito de tu vida, matalo.- grita mi madre, sus dientes ahora eran colmillos filosos y su rostro estaba desfigurado mientras seguia sonriendo pero sus expresiones eran de enojo puro.
-No, no puedo, no lo hare.- vuelvo a negarme pero esta vez ahora mi madre se lanza contra mi de manera violenta, logrando que quede tras mio y coloque una daga en mi mano.
-Lo mataras, por que ese es el propósito de tu vida- menciona sobre mi oido y entonces levanta mi brazo tomando el control de este para empezar a encajarlo en aquel pequeño cuerpo que enpezaba a retorcerse con dolor mientras que el llanto de aquel bebe me desgarraba el corazón, un llanto de dolor y de auxilio, mi mano sube y baja con la daga en ella, mientras atraviesa aquel cuerpo en diferentes zonas, la sangre estaba cubriendome, yo gritaba, gritaba como nunca pidiendo que parara, mi rostro era un rio de lagrimas, mientras veia como aquel bebe iba perdiendo la vida poco a poco hasta quedar completamente inmovil y los llantos desaparecen solamente dando a entender algo.
Estaba muerto.
Cuando busco zafarme de el agarre, me doy cuenta que nadie estaba sosteniendome, volteo tras mio y mi madre ya no estaba, no habia rastro de que alguien hubiera estado ahi, ni siquiera un rastro de que en algun momento estuve en un bosque, solamente era una habitación completamente negra.
Volteo hacia en frente y me horrorizó mas con la siguiente imagen, era Eamon, Eamon tirado frente a mi con heridas abiertas mientras sus brazos estaban alzados hacia arriba encadenados, sus alas estaban cortadas y Eamon estaba sin vida, y asi como termino de analizar la imagen en un parpadear su cuerpo se enciende en llamas de fuego, dejandome ver su piel carbonizada que empezaba a deshacerse, para dejarme ver parte de sus huesos y cuando las llamas desaparecen visualizo el esqueleto de Eamon.
Mi grito retumba el lugar, un grito desgarrador que me hace trizas la garganta.
Y entonces despierto, despierto y me encuentro en el presente, en el cual estaba en mi habitación del palacio de Eamon, pero no me encontraba en mi cama como la ultima vez que recordaba, si no, estaba frente el gran espejo que estaba en la pared, mirándome fijamente, mi boca estaba abierta completamente mientras el grito seguía saliendo, mi cuerpo despierta y llevo mis manos a mi garganta cerrando mi boca empezando a toser descontroladamente.
YOU ARE READING
Inmarcesible
FantasyUn dia normal en la vida de Keira, despertar, ir a la universidad, ir al trabajo y regresar a casa para dormir, esa era su rutina diaria que se habia acostumbrado por casi toda su vida. Pero esa noche todo cambio. Siempre mi abuela dijo "la curiosid...