"Vale, a ver. ¿Esta o esta?"
Martin levantó las dos opciones de camisetas que había elegido, mostrándoselas a Paul desde distintos ángulos. Estaba vistiendo únicamente con unos calzoncillos holgados, y empezaba a pasar frío. Desde la cama su amigo tardó un buen rato en elegir cual creía que pegaba más para la fiesta, acabando por decantarse con la de la derecha. Era de tirantes negra, y la conjuntaría con unos pantalones vaqueros de color marrón. La joyería acabaría por darle el toque final, usando anillos grandes y una cadena que tenía desde que era pequeño.
Se sentía nervioso. Le habían avisado de ir a esa discoteca con tan solo cuatro horas de antelación, y eso no podía ser. No, porque Martin necesitaba saberlo al menos tres días antes, o correría el riesgo de morir de ansiedad.
Su madre admiraba todo desde la puerta de su habitación, tomándose un yogurt de fresa y envuelta en su bata de invierno. El vasco casi sentía que se había olvidado lo que era verla usando ropa de casa, relajada y dispuesta a pasar el sábado por la noche tranquila viendo una película.
"Pero venga, Martin." se quejaba Paul, mirando cada dos por tres la pantalla de su teléfono. "Que Rus me ha preguntado cuanto nos falta."
"¿Pero no le habías dicho que ya estábamos saliendo para su casa?"
"Si, hace quince minutos."
Bueno, al parecer esa noche tendría que soportar a la pelirroja exigiéndole una vez más por su mala costumbre de llegar tarde a todos lados. No era nada nuevo.
Pero eso era lo menos importante en su lista de cosas a las que debería enfrentarse en la fiesta a la que le habían obligado a ir, porque había cosas mucho peores. Como tener que volver a ver a Juanjo Bona, por ejemplo. O encontrarse con Cris en mitad de la pista, también. Por qué si, al parecer su mejor amiga había tenido razón en aquel discurso tan dramático que le soltó cuando fueron al bar del campo de fútbol, porque Raúl no había tardado ni dos días en proponerle hacer una quedada grupal, y Ruslana no había tenido vergüenza al decirles que se vinieran con ellos a la discoteca a la que tenían pensador ir. Y él que la había tratado de loca cuando se lo dijo en un principio.
Se cambió ahí en medio, sin vergüenza por las dos miradas sobre él. A Martin le daba igual que Paul lo viera semidesnudo, y le importaba mucho menos que lo hiciera Rebeca.
"¿Como estoy? ¿Guapo? Porque hoy tengo que estar guapo. ¿Creéis que si lo estoy?"
"Ay, bebe, que raro estás" Rebeca frunció el ceño, inclinando la cabeza hacia un lado. Casi parecía que intentaba leerle la mente a su hijo.
"Mama, hoy puede pasar algo que cambie el rumbo de mi vida. Ya te contaré."
"¿Es sobre algún chico?"
"No es un chico normal, no lo reduzcas a esas palabras."
Y como si buscara alguna aportación más a lo que Martin acababa de decir, miró de reojo a Paul, quien simplemente se encogió de hombros.
"Está exagerado." le acabó diciendo.
Martin necesito de cinco minutos más para mirarse desde todos los ángulos que pudo frente al espejo que tenía en su habitación. Retocó su pelo hasta que estuvo satisfecho, y acabó por aplicarse colonia por todo el cuerpo al menos dos veces. Los tirantes dejaban ver su piel pálida y suave, y la cinturilla del pantalón le abrazaba la cintura de tal forma que su culo parecía aún más respingón. Supuso que estaba satisfecho con el resultado.
Hacía mucho que el vasco no salía de fiesta, por eso se encontraba así. No solía disfrutar mucho ese tipo de eventos, y como encima tenían que irse a Madrid para encontrar una discoteca decente (puesto que en su pueblo no había ninguna) tendría que esperar si o si al tranvía que salía a las 6 de la mañana aunque quisiese irse antes. Además, habían quedado para volver a ir junto al grupo de Juanjo, sumando a Chiara y a Paul, así que tendría que adaptarse a lo que el resto quisiera hacer. No podría escapar ni aunque quisiera.
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Guilty as Sin?
FanfictionDonde Martin, un chico distraído y callado, descubre algo que no debería de haber visto o... Donde Juanjo, el hermano mayor de su mejor amiga, no soporta a la gente entrometida