Guilty as Sin?

35. el miedo de Juanjo

Se lo había propuesto Martin y también lo había hecho Álvaro, y él se lo había negado a los dos. Debió hacerle caso al vasco cuando esa misma tarde le dijo de confesárselo juntos a su Ruslana, y también debía de haber hecho el intento de leer algunos de los mensajes de su mejor amigo, en dónde le decía que lo iba a ayudar a contárselo a su familia, que estaba con él y que podrían encontrar la manera de hacerlo juntos. Ahora Juanjo sentía que aquello era su culpa.

Se apresuró a colgar la llamada y volver a guardar su teléfono en el bolsillo trasero de su pantalón, como si su hermana no hubiera escuchado a Martin decirle aquello y aún estuviera a punto de inventarse algo para convencerla de que lo que había oído no era verdad. Pero la pelirroja no era tonta. Ya se habían estado aprovechando de ella lo suficiente, no habría manera de engañarla por mucho tiempo más.

Pero Ruslana no le dijo nada. Ni siquiera se detuvo a mirarle más de dos segundos. Se hizo un hueco sobre el lavabo y abrió su neceser para comenzar a sacar lo que fuese que iba a usar, dejándole confuso y paralizado con su reacción. Parecía tranquila, acercándose al espejo para poder aplicarse la máscara de pestañas como si su hermano no estuviera ahí. No le había gritado ni mucho menos se había lanzado sobre él para matarlo, le había dado igual. Y Juanjo sabía que había algo que estaba mal con todo aquello. La tensión del ambiente ni siquiera le estaba dejando pensar con claridad, así que no sabía ni que decir.

La chica pareció notar su incomodidad, de todas formas. Se giró sobre su hombro para mirarle de reojo, y el mayor juró que nunca había visto una expresión tan gélida en el rostro de su hermana pequeña como la que vio en aquel momento. Se quedó aún más paralizado.

"¿Te crees que no lo sabía?" escupió, torciendo la boca en un gesto lleno de asco, como si esa fuera la única emoción capaz de exteriorizar en aquel momento. "Apestas a él."

"Ruslana..."

Volvió a dirigir su miraba al frente, aparentando tanta fortaleza como siempre. Estaba enfadada, porque era obvio, pero no era la clase de rabia que se había estado esperando Juanjo cada vez que imaginaba aquella situación. Porque era inevitable, eso acabaría ocurriendo tarde o temprano. Todos lo sabían. Y daba igual cuento hubiera pensado el chico en aquello, la lágrima silenciosa que se derramó por la mejilla de Ruslana le sorprendió de todas formas. Fue tan elegante que casi le pareció imaginárselo. De no haber sido por la mancha negra que se le formó en la mejilla hubiera jurado que se lo había inventado, que había sido producto de su mente. No recordaba cuando había sido la última vez que había visto a su hermana pequeña llorar, pero como fue tan breve y escaso no pudo ni pensarlo con claridad. La vio limpiarse los restos de agua salada con tranquilidad, como si le diese igual. Juanjo se sintió inquieto.

"Aunque debí de saberlo antes. Todas las veces que desaparecíais a la vez, lo raro que estaba Martin, la de veces que me colgó el teléfono porque estaba ocupado... Os habéis reído en mi cara, estoy segura de que incluso hacíais bromas a mis espaldas" le echaba las cosas en cara con rabia, pero su voz seguía manteniéndose serena. Era como si le diera igual, se dedicaba a terminar de maquillarse los ojos con tranquilidad. "Te juro que no lo entiendo, ¿por qué tuvo que ser con él? ¿Fue por querer joderme a mí? No me cabe en la cabeza, tú lo odiabas... Te reías de él todo el rato, y siempre te quejabas cada vez que yo lo invitaba a casa, ¿y ahora habláis por teléfono y te dice que te quiere? ¿Acaso tú le correspondes, o también te estás riendo de él?"

"Estas confundiendo las cosas, Rus. Nada de esto tiene que ver contigo."

"Claro que si. Martin es mi mejor amigo, y os habéis estado aprovechando de mí a mis espaldas. Me habéis estado mintiendo a la cara, no os temblaba la voz ni cuando me mirabais a los ojos para inventaros excusas, ¿sabes acaso lo que eso significa? Te juro que me siento una estúpida."