En medio de un bosque se oía constantemente el sonido de un choque metálico, seguido de un crujido, eventualmente se podría sentir como un objeto de gran tamaño caía al suelo, solo para que el ciclo se volviera a repetir.
—No creo que debas de usar la espada maestra para algo como esto.
Los ruidos eran provocados por Link, quien se encontraba talando un sin fin de arboles, mientras era observado por Zelda.
—Siempre la he usado para este tipo de cosas.
En este mundo en donde las armas se destruían con facilidad, la indestructibilidad de la espada que doblega a la oscuridad era su característica más útil.
—¿Qué pensaría Hylia de algo como esto?
—¿Por qué no le preguntas?
—¡Oye!
Rezar era básicamente tratar de charlar con la diosa protectora de Hyrule, cosa en la que si bien era experta, se le era muy difícil tener resultados. Sintiéndose ofendida, la princesa agarraría una piedra cerca a ella y se la lanzaría con toda su fuerza a el chico, quien solo sintió como le rozaba el viento.
—Ahora que lo pienso, ¿No deberías de estar haciendo algo más?
No estaba renegando de la compañía de su amiga, simplemente que con todo el trabajo que tenía, se le hacía raro que estuviera ahí sentada sin más, en un tocón [1] que él mismo había hecho.
—Sí, lo tengo. Simplemente quería tomarme una pequeña pausa. Además, tú me acompañas a todas partes, me parece justo que yo haga lo mismo, aunque en menor medida.
—Si tú lo dices...
—«...Aparte, debo de encontrar respuestas.»
Su reunión con el noble había sido ya hace un tiempo, y todavía era incapaz de entender aquella sensación que le invadió. Esta era una buena oportunidad para seguir pensando en eso, después de todo, se le era imposible dejar algo sin respuesta.
—...¿No se te hace que estás perdiendo efectividad?
—Mi blandir es casi perfecto.
Aún tenía mucho que mejorar (o eso quería creer), pero se negaba a aceptar que lo más básico de lo básico era algo en lo que estaba fallando.
—No me refiero a eso, antes te tomaba 3 espadazos talar el árbol, ahora son 4.
—¿En serio?
Sorprendido con el dato, decidió ponerlo a prueba cortando otro árbol, en donde se pudo dar cuenta de que esto era cierto.
—Nunca la he afilado, tal vez sea por eso.
—Espada legendaria y lo que me digas, pero sigue siendo impresionante que su hoja no tenga daños y solo haya perdido un poco de filo en tantos años.
—«Esa es mi preciosa.»—Pensó con orgullo de su arma.—Bueno, creo que con eso es suficiente.
—¿Para qué estabas talando a todo esto?
—Ya lo verás.
No hubo necesidad de que se teletransportaran, basto con que caminaran unos minutos para llegar a su destino: Una casa en obras.
—Karid, tengo lo que me pediste.—Anunció Link.
Al escuchar que le llamaban, el susodicho se acercó al dúo y les dedicó una amigable sonrisa.
—Al fin. Dámelo y terminemos con esto de una vez. Quiero volver a Arkadia.
El rubio le entregaría toda la madera que acababa de conseguir y el constructor se pondría manos a la obra.
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El rey de 3 razas
RomanceLink, el héroe de lo salvaje, aquel que ha sido elegido por la espada que doblega la oscuridad, al igual que sus antepasados tiene aquel don especial con las mujeres, que lo llevara a todo tipo de situaciones durante su épico viaje para salvar a Hyr...