¿Qué es ser una matriarca?
Dependiendo de a quien le preguntes, obtendrás una respuesta distinta.
"La líder de las Gerudo."
"Una sabía."
"Alguien fuerte"
Riju, quien desde temprana edad estaba ejerciendo este cargo ha tenido mucho tiempo para meditarlo y ha llegado a una respuesta que cree, es la correcta.
—«Un estilo de vida.»
No pudo elegir si quería asumirlo o no, simplemente fue algo que heredó cuando su madre murió, al igual que muchas de sus predecesoras. En un principio le fue muy complicado y molesto, apenas tenía unos 12 años cuando tuvo que tomar la responsabilidad de dirigir a su pueblo. No sabía qué hacer y ni siquiera sabía quién era ella, hasta ese momento solo se había dedicado a disfrutar de sus días junto a su madre. Todo fue muy repentino, de un momento a otro dejó de ser una niña y se convirtió en una mujer con muchas responsabilidades y obligaciones.
—«Aún así, las cosas cambian.»
Lo que en un principio fue un golpe de realidad, se convirtió en su razón de ser, lo que la definía, su identidad, le dio una razón para vivir y sobre todo, fue lo que le ayudó a superar la perdida que acababa de sufrir, el saber que había gente que dependía de ella y la necesitaba le endureció. Estuvo de luto, eso sí, pero con aquella sensación invadiéndola este llegó rápidamente a su fin, debía de dar la cara por su tribu, la que, aún con dudas, no tuvo otra opción más que servirle y con el pasar del tiempo, desarrolló las virtudes que requería para cumplir con sus expectativas: Sabiduría, calma, fuerza, etc. Incluso cuando su cuerpo no lo demostraba, había crecido. Estaba haciendo las cosas bien y su confianza seguía creciendo...al menos así era hasta que el clan Yiga atacó.
—«Robaron el casco del trueno.»
La paz que estaba viviendo fue interrumpida. Se trataba de la mayor reliquia ancestral que resguardaban las Gerudo, quienes al enterarse de lo sucedido volvieron a dudar de sus capacidades, y con toda la razón, fue su culpa que esto pasase. El atraco se dio mientras ella estaba ausente investigando a Vah Naboris. Esto era algo grave, sí, pero tenía solución, es más, ella misma se iba a encargar de patearle el trasero a esos amantes de los plátanos.
—«Al menos ese era el plan...hasta que apareciste tú.»
Link, saliendo de la nada y en el momento justo, solicitó su ayuda. Incluso a día de hoy no sabría cómo explicarlo, pero en cuanto lo vio, supo que podía confiar en él y por eso mismo accedió a dejar una tarea tan importante en sus manos, al final, cumplió, se aliaron y recuperó su credibilidad. Eso solo fue el principio, la relación entre los dos se fue haciendo cada vez más cercana.
—«Un arma de doble filo.»
Lo que le dijo Adine estuvo rondando por su mente durante los últimos meses y para su consternación tenía que darle la razón a su escolta.
¿Desde cuándo sabía que esto iba a terminar así? Tal vez su ser consiente nunca, pero en el fondo sabía que si se seguían acercando, las cosas iban a terminar así.
—«Acepté esta forma de vivir.»
Ser matriarca implicaba dejar una heredera, cosa que solo era posible al realizar el acto con un miembro del sexo opuesto y a quien eligió para esto, fue a Link.
—«No puede haber nadie más.»
El imaginarse a alguien más en esa situación a su lado le era imposible. Puede que sea el único hombre con el que hable tanto, pero sentía que sin importar qué, ni por dónde buscase, no encontraría a nadie como él, era único, especial.
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El rey de 3 razas
RomanceLink, el héroe de lo salvaje, aquel que ha sido elegido por la espada que doblega la oscuridad, al igual que sus antepasados tiene aquel don especial con las mujeres, que lo llevara a todo tipo de situaciones durante su épico viaje para salvar a Hyr...